De brujas, monjes y aparecidos: leyendas de Coyoacán
Las calles empedradas y los emblemáticos edificios coloniales del barrio esconden innumerables relatos. Conoce las leyendas de Coyoacán.
Por: Colaborador
Vía: Jesús Campos
La tradición oral de las tierras del coyote permanece en la memoria y en los relatos que se han transmitido de generación en generación. Conoce algunas de las leyendas de Coyoacán y sus alrededores.
En nota previas te hemos hablado de la importancia histórica del barrio de Coyoacán, pero en esta ocasión, te contaremos un poco más de las narraciones misteriosas de esta zona.
Leyendas de Coyoacán
Coyoacán fue un pueblo prehispánico. Por su belleza y encanto, Hernán Cortés lo eligió como lugar para fijar su residencia. Más de cinco siglos han forjado un patrimonio de memoria, historias y tradiciones que permanecen vigentes.
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La Llorona
En la calle Belisario Domínguez, donde alguna vez pasó el río Magdalena, se escuchan muchas historias urbanas sobre la leyenda de La Llorona.
La historia se desarrolla en época prehispánica, poco antes de la llegada de los españoles. Se cuenta que Fray Diego Durán, quien fuera uno de los evangelizadores españoles, escribía sobe los sueños perturbadores que tenía el emperador azteca, Moctezuma II.
En sus escritos refería que el emperador sabía que su reinado estaba por terminar. Ante este martirio las historias de que una mujer deambulaba por las noches hizo que despertara su curiosidad y preguntara el por qué de su pena.
La historia se siguió contando asegurando que esta mujer gritaba “¡Hijos míos, ya tenemos que irnos!” Refiriéndose al evento que estaba por venir con la conquista española, y esta mujer aparecía para prevenir la masacre.
Según otras versiones, dicen haber visto a una mujer indígena que penaba por las noches. La razón: haber dado muerte a los tres hijos que había tenido con un español, cuya deslealtad la enloqueció.
De acuerdo con esta versión, el hombre se casó con otra mujer. Cuando la joven indígena descubrió la traición llevó a cabo el terrible acto.
La leyenda cuenta que hasta nuestros días el lamento de esta mujer sigue escuchándose por las noches.
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El Callejón del Aguacate
El asesinato del callejón del Aguacate es una de las historias más conocidas en esta demarcación. Pues se cuenta que este escabroso callejón ubicado en el barrio de Santa Catarina, en los años treinta vivió un militar.
Este militar transitaba todos los días por este lugar, en su andar diario se encontraba a un niño que admirado por los atuendos del militar insistía en que tomara un tiempo para jugar con él.
Un mal día, el militar harto de la insistencia del niño en un arranque de ira decidió matarlo y lo colgó de un árbol de aguacate.
Ante este acto macabro el militar arrepentido de su acto levantó un pequeño altar justo en la esquina del callejón. Vecinos cuentan que todavía se escuchan las risas infantiles y se siente la presencia del niño que juega en aquel lugar, ¿ya conocías está historia?
El monje de la Plaza de la Conchita
La historia toma vida en los años 40, cuando el tranvía hacía un recorrido desde el centro de Coyoacán hasta San Ángel. Justo en el cruce de la calle Francisco Sosa y Melchor Ocampo se mencionan que un monje descalzo abordaba el último tranvía del día.
Una noche, en este recorrer diario, los pasajeros y el chofer que llegaban a la última estación de la ruta, se percataron de que el monje que había abordado minutos antes ya no se encontraba en el tranvía. El hecho comenzó a repetirse cada noche hasta convertirse en una leyenda.
Otras versiones sostienen que este mismo monje deambula por la madrugada en la Plaza de la Conchita, realiza rondines y se le ha visto traspasar las puertas de lugares completamente sellados.
El relato urbano es sostenido por varios vecinos que aseguran haberlo visto, y que pese a que su desaparición sorpresiva es un personaje tranquilo. ¿Te atreverías a realizar un recorrido por tan misterioso barrio?
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La bruja de Coyoacán
Esta leyenda tiene variaciones, pero el relato original cuenta que durante época colonial existió un hombre apuesto y de muy buena posición, que se enamoró de una joven mujer muy bella, pero de actitudes extrañas.
Meses después la pareja contrajo matrimonio y parecía que la convivencia era normal. Al poco tiempo el hombre comenzó a notar que su esposa preparaba un peculiar guiso un tanto raro y poco a poco lo comenzó a hartar.
El joven al percatarse que de su casa salía un olor parecido a la sangre quemada cuestionó a su mujer sobre aquel platillo. Al no obtener una respuesta convincente el joven decidió espiarla una noche. Pero no se imaginaba lo que estaba por suceder.
Una noche, aquella mujer se levantó y el joven la siguió sin que se diera cuenta. Fue ahí donde se percató que su bella esposa se quitaba la piel y se convertía en una enorme bola de fuego.
Ella, sin haber notado su presencia salió de la casa y el hombre aprovechó para echar al fuego lo poco que quedaba de su piel.
Horas más tarde, antes de que saliera el sol la mujer regresó, pero al no encontrar su atuendo de piel comenzó a azotarse en las paredes hasta desaparecer.
Las calles empedradas, las quintas que en otro tiempo se cubrieron de gloria y los templos novohispanos resguardan muchos relatos como estos. ¿Conoces alguna otra leyenda de Coyoacán?
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