Con tantos millones de habitantes y con cientos de años de historia, era inevitable que nuestra amada/odiada Ciudad de México terminara gestando leyendas chilangas que alimentan la imaginación y los temores de sus habitantes.
Todo chilango que se precie de serlo ha escuchado historias como la de la rata gigante que vive en el Metro o la leyenda del fantasma de “La Planchada”, una enfermera que murió sepultada durante el terremoto del 85 en el Hospital Juárez.
Tres leyendas chilangas desconocidas
De estas leyendas urbanas se ha dicho y escrito mucho. Sin embargo, en esta ocasión relataremos historias ocultas de la CDMX, para que veas que la ciudad aún tiene mucho que ofrecer en estos menesteres. ¡Arrancamos!
Edificio escalerillas: una entrada secreta a la Catedral
Si pasas por la calle de República de Guatemala, en el tramo que se encuentra entre República de Brasil y República de Argentina, verás una lona que esconde uno de los secretos mejor guardados de la Ciudad de México.
Basta con asomarse un poco bajo la lona para ver que la fachada tiene inscritas las palabras “Edificio Escalerillas”, y el porqué de este peculiar nombre tiene una historia que combina realidad con ficción.
Cuentan que el nombre de este inmueble se remonta a la época de la colonia. Entre los edificios construidos por la mano de obra indígena esclavizada estaba la Catedral Metropolitana, misma que fue edificada sobre los vestigios de la pirámide dedicada al dios Sol: Tonatiuh.
La tradición oral relata que en aquellos tiempos los nativos de nuestro país construían sus humildes casas en este primer cuadro de la ciudad, a pesar de que lo tenían estrictamente prohibido por las nuevas autoridades.
¿La razón? Porque no olvidaban que ahí hasta hace poco estaba enterrado el que fuera su más importante centro ceremonial: el Templo Mayor.
Pues bien, se rumora que el Edificio Escalerillas —que se encuentra justamente a espaldas de la Catedral— era una entrada secreta a este recinto, donde los locales tenían un pequeño adoratorio dedicado a sus antiguas deidades.
Su nombre se debió a que, según se dice, unas estrechas escalerillas daban acceso secreto a un pequeño templo construido en el seno mismo de la Catedral.
Ellos, en un acto de rebeldía, habían llevado a sus propias deidades a donde se supone debía rendírsele culto a los nuevos dioses traídos de Europa.
Estos hallazgos arqueológicos prehispánicos se encuentran documentados, ya que cuando el dueño del edificio solicitó algunas obras en la propiedad, se topó con múltiples efigies que correspondían a las principales deidades de la cultura mexica.
El bailarín “que flotaba” en la Plaza de las Tres Culturas
Los registros de algunas leyendas chilangas son muy recientes, como la del joven aparecido que —dicen— rondaba hasta hace poco por las inmediaciones de Tlatelolco.
Es de dominio público lo ocurrido el fatídico 2 de octubre en el que las autoridades dispararon a mansalva contra los estudiantes universitarios que se manifestaban en ese lugar.
Lo que se dice es que los espíritus de las víctimas suelen aparecerse en las inmediaciones, pues su alma no encontraba descanso.
El cronista y miembro de la Coordinadora de Residentes de Tlatelolco, Cuauhtémoc Abarca Chávez, nos brindó su testimonio que da fe de esta historia.
“En aquél entonces, octubre de 1990, yo vivía en el edificio ‘15 de Septiembre’ cuando una vecina, la del 301, me dijo: ¿Cuau, me puedes hacer un favor? ¿Te puedes asomar a tu ventana y decirme lo que ves? Y lo que vi me dejó desconcertado: un joven vestido de blanco parecía salir de la pared de la iglesia, a la altura del campanario. Luego, lo vi echarse a correr por la zona arqueológica, pasando por la protección que la circunda como si esta no existiera.”
Abarca narró que vio cómo el joven, quien llevaba sudadera y capucha, corría de espaldas. Añadió que su mamá y otros vecinos lo vieron también. Durante las madrugadas posteriores, alrededor de las 2 am, continuaron las apariciones.
Días después del incidente, Cuauhtémoc narró que pusieron una ofrenda monumental dedicada a los estudiantes: “pudimos verlo justo en la noche de muertos, bailando en el atrio de la iglesia que en aquel entonces era de mármol. Lo más raro es que no tenía pies.”
Abarca comentó que él quería acercarse a hablar con él, pero nadie se atrevía a acompañarlo. Solo una vecina, cuyo don de hablar con fantasmas la impulsó a acercarse, le dijo “no te preocupes, yo te acompaño”.
El acercamiento se consumó: ella fue y habló con el joven. Abarca desconoce si fue a través de palabras o con telepatía, pero que la vecina le explicó al joven su nueva condición: “Ya no eres de este mundo, puedes descansar en paz”.
La vecina compartió con Cuauhtémoc lo que sabía acerca del joven: él era un estudiante de danza que murió en los lamentables hechos del 2 de octubre.
Después de que la vecina habló con el joven jamás volvieron a verlo deambular en Tlateloco. Finalmente su alma fue liberada.
El búnker antibombas de la línea 7 del Metro
La inconfundible línea 7 que tiro por viaje le juega malas pasadas a los usuarios, ya tiene en sus haberes leyendas chilangas. De hecho, la más fresca nació en este mismo 2020 en un hilo de Twitter y fue publicada por el usuario @eldiamantenegro (y antes de que te lo preguntes, NO, no tiene nada que ver con Roberto Palazuelos).
La historia que cuenta este usuario tiene ya varios miles de likes y RTs y muchas respuestas que no consideran descabellada su teoría. Aquí te la transcribimos:
“En 1982 Miguel de la Madrid pide únicamente inversiones prioritarias en el gobierno.
En diciembre del 1984 se inaugura la Línea 7 del metro y tan solo un año después hacen expansiones (a esta misma línea). Una de esas expansiones es la estación “San Pedro de los Pinos”.
A lo mejor han oído sobre la existencia de una “línea secreta del metro” y demeritan la teoría imaginando que es fantasía. Esa línea existe (al menos en planos) y es un trayecto recto de los Pinos a Toreo. Esta línea fue presuntamente construida para protección presidencial.
Ahora bien: la línea 7 se encuentra con más 45 metros de profundidad, una cantidad recomendada para la creación de búnkeres nucleares en Estados Unidos. Fue hecha con el propósito de proveer un refugio presidencial contra cualquier desastre externo, incluida una bomba atómica.
Llega el año de 1982, en que los franceses nos otorgan los trenes llamados MP82. En ese momento se creía que su carrocería era lo suficientemente resistente contra la radiación. La corporación Alsthom-Atlantique le aseguró al Presidente que eran los más seguros en caso de desastre nuclear.
El punto es que si algún día cae una bomba nuclear y usted está en la estación Polanco o Auditorio, tenga seguro que va a sobrevivir. Nada más no salga porque la radiación lo deshace. Quédese ahí y espere por ayuda”.
Si bien esta teoría retoma en algún punto una leyenda urbana por todos conocida (la de la línea secreta del Metro para uso presidencial) lo que pone de manifiesto es que la línea 7, que es de uso público, puede haber sido planeada como un supuesto refugio antibombas.
Esto coincide con los tiempos en que la URSS aún existía y tenía el potencial para declarar una guerra nuclear contra EU y en donde nosotros podríamos haber quedado como víctimas colaterales por nuestra posición geográfica.
Qué dices, ¿ya conocías alguna de ellas? ¿Cuál es estas leyendas chilangas te gustó más?
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