Una bonita tradición chilanga (además del recalentado) es sin duda la incomodidad grupal en la cena de Navidad. Este recuento (investigación seria) es un top de los peores osos en la Navidad de los chilangos.
Osos en la Navidad chilanga
Convivir con familiares indeseables
¿Cómo van con su tía tóxica? Ya les preguntó por el novio, seguramente es una tradición tan fea como las pasas en la ensalada de manzana, pero ni modo. No queda más que aguantar el abrazo forzado y chutarte el primero de los osos en la Navidad de los chilangos.
Llevar a tu nuevo amor a la cena
Llevar a “tu detalle” por primera vez a la cena familiar y que tus parientes inicien el bochornoso cuestionario “¿En qué trabajas?”, “¿cuánto ganas?”, “¿su ex le regaló tal cosa?”. Seguro hará que más de uno se sienta incómodo en la cena y viva osos en la Navidad.
Peleas por dinero y herencias
Ese bello momento en el que partes el pan, repartes el pavo y sirves espagueti, mientras los tíos comienzan la batalla verbal — a veces física— por los bienes de los abuelos, o en su defecto para decidir el futuro de la casa.
Peleas por temas prohibidos
Los temas inapropiados en la mesa nunca fallan, desde si es correcto pedirle permiso a la “Pacha Mama”, hasta los críticos de cine que aman Roma. Nunca falla hacer alguna burla acerca del “Ame”, el presidente o el Vaticano para que los ánimos enciendan la velada. Va calado, va garantizado.
Regalos decepcionantes
Esa cara de desilusión que pone un niño al recibir calcetines en lugar de una tablet, es la misma que pones tú cuando te dan un suéter en lugar de el smartphone de moda y de novedad. No se vale. Si no quieres quedar mal, lee esta nota y evita vivir un momento incómodo en la cena de Navidad.
Tío(a) mala copa
Después de zamparse tres sidras de manzana, dos padre Kino y varios ponches con piquete, nunca falla, alguno de los comensales empieza a ponerse bravo con la esposa, los niños y hasta con el anfitrión. Amigos, dense cuenta. Eso se ve peor que llegar sin lo que te tocó poner en la cena.
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Un nuevo miembro en la familia
Nunca falta el tío abusado que se busca un modelo juvenil (también aplica para las tías) o la prima que ya va por la sexta bendición, y marido —nos han contado que pasa— entre tanto nuevo miembro estamos seguros que alguien se equivoca de nombre o de anécdota.
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Spoiler para los niños
Aquí el punto 6 puede tomar sentido si algún malacopa le comienza a decir a los más pequeños “Ya vete a dormir si no no te traerá nada Santo Clos” o bien alguien deje indicios de los presentes que los Reyes Magos le dejarían a los niños que sí se portan bien.
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¡Olvidé cancelar el mariachi!
Que si se quema el pavo, que si los romeritos están salados, que si el ponche ya no sabe. Nunca falta ese momento incómodo en la cena en el que a algún incauto se le olvida quitar los sagrados alimentos de la estufa/horno y pues ni modo: toca improvisar con tortas y tacos.
Adiós al Niño Dios
Llega el momento más de tía de la noche. Todos toman una figura de yeso que alude al “Niño Dios” (a.k.a, Pasito perrón) y de repente en medio de los cantos… ¡pum! Alguien lo tira —por accidente— para dejarlo sin pies, manos y hasta sin cabeza. Pray for la tía que lo tendrá que restaurar antes de la tamaliza.
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