Checa esta lista de frases de maestros que seguro más de una vez escuchaste en tu vida estudiantil. Celebra a aquellos que dedican su vida a educar a otros, comparte la nota con tus amigos profesores para que vean si también ellos las aplican.
¿Cuántas de estas típicas frases de maestros has escuchado?
“Ese grupito de atrás se me separa”
En todos los salones nunca faltaba el grupo desmadroso que hacía relajo en la clase. Había de dos: o eras de ese grupo y después del regaño los ponían en esquinas opuestas; o eras de los aplicados que hasta le daba gusto que los separara porque no te dejaban tomar clase en paz.
“5.8 no sube a 6, ni aunque llores”
¡Híjole! Esta era una típica (sobre todo si eras del grupito de atrás), no podías entender porque no podía darte solo dos puntitos para pasar. Muy posiblemente si llevabas esas calificaciones el profe no te iba tirar paro, ahora es muy fácil de comprender.
“Agarra tus cosas y te vas a la dirección”
Si a ti te llegaron a decir esta era porque habías colmado la paciencia de tu pobre maestro y para él o ella era más fácil echarle la bolita al director/a que decirte de hasta lo que te ibas a morir. Ellos también son humanos y a veces los alumnos pueden ser muuuuy exasperantes.
“Si a alguien no le interesa la clase, se puede marchar”
Esta es una de las frases de maestros que seguro el 99% de la población estudiantil ha escuchado. Era un poco retadora porque seguro muchos estuvimos a punto de tomarle la palabra, pero la tensión del momento hacía que nuestro sentido común se activara y mejor nos quedáramos calladitos en nuestros lugares.
“Celular que veo, celular que quito”
Aunque los celulares hoy en día son necesarios, también son una fuente de distracción muy grande. Es una regla bien aplicada que nos daba mucho coraje si caíamos víctima de ella. Eso sí, no fuera una llamada que le entraba al profesor porque hasta se salía y se tomaba su tiempo para atenderla.
“No soy su mamá/papá para aguantar tanto berrinche”
Aunque de repente te equivocaras y le dijeras mamá a la maestra, eso no la convertía en ella. Había compañeros (o tal vez tú eras ese compañero) que se armaban el drama sabroso con tal de no acatar alguna regla y eso lograba que los maestros nos dijeran esta frase. Ora sí que “váyase a berrinchear a su madre/padre”.
“¿De qué se ríen? Cuenten el chiste para reírnos todos…”
Se sentía como balde de agua fría, sobre todo si el motivo de la risa era algo de lo que no debíamos burlarnos, el profesor por ejemplo. Una variación de esta frase era cuando comíamos algo durante clase y nos decían que teníamos que compartir nuestra bolsa de aire… digo de papas, con otras 30 personas.
“A mí igual me pagan, aprendan o no”
Esta puede que sea de las frases de maestros más tristes que hay. Los profes la aplicaban cuando entraban en resignación a que el grupo no quería aprender. Ya le daba igual si ponían atención o no, a veces después de eso los maestros ya no eran los mismos.
“Todos tienen 10 y ustedes solos se van bajando el promedio”
¡Uta que ofertón! La primera parte de la frase emociona y hasta nos hacía pensar que a materia no iba a estar tan difícil pero después nos dábamos cuenta de nuestra triste realidad.
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“Así me quede con un alumno, yo doy mi clase”
O era para los desmadrosos que no dejaban tener la clase sin eventualidades, y que era necesario sacarlos para continuar o era para aquellos que siempre llegaban tarde a la materia de las 7 am. De igual manera
“Bueno, perfecto, doy el tema por visto y nos vemos en el examen”
Una frase pasivo agresiva que enemistaba a la mitad del grupo que si ponía atención y la mitad que fue provocadora de la molestia del profesor. Había profes que si la cumplían y solo se quedaban en el escritorio esperando a que terminara la clase y otros, que pasados unos 10 minutos retomaban. ¿Cuál te llegó a tocar?
“A mí no me interesa gente que solo viene a calentar el asiento, quiero que aprendan”
Esta frase normalmente venía de la mano de un discurso súper largo en el que nos hacían sentir culpa por no aprovechar la oportunidad de estudiar. Tenían razón. Usualmente se le decía a esos grupos difíciles en los que todos los alumnos eran la bolita de atrás.
“Es poca tarea chavos, no se quejen”
Y en realidad si era poca tarea de ESA materia, la cosa era que tenías otras 7 u 8 materias en las que te habían dejado “poca” tarea y ya te estaba dando el tic porque sabías que esa noche no ibas a dormir.
“No se trata de adivinar, ¿sabes o no sabes la respuesta?”
Después de estar 10 minutos cantinfleando, el profe te hacía esa pregunta tajante y directa, nomás le quedaba a uno bajar la mirada y decir que no. Ahora que lo piensas, era imposible engañar a los profes, qué ilusos fuimos.
“A ver, yo sí tengo una duda” (cuando exponías)
Cuando llegabas a la parte de preguntas de tu presentación le rezabas a todos los santos que tus compañeros tiraran paro y no preguntaran nada, pero no contabas con que tu profe iba poner tus conocimientos a prueba. O te rifabas o la regabas, no había de otra.
“Siéntate bien, que no estás en tu casa”
Esta aplicaba sobre todo a aquellos que hasta subían los pies a los pupitres o a los que parecían plastilina derretida sobre el asiento. Había otros profes que lo decían para cuidar la salud de columna, hoy en día los oficinistas lo agradecemos.
“Una más y te sales”
Esta era de los profes buena onda que todavía te daban chance de que te comportaras como un persona decente. Aún así, era una amenaza efectiva para que te estuvieras quieto pero nunca faltaba el morro que llegaba a molestar y te defendías pero te cachaban en la movida y te terminaban sacando. Un minuto de silencio por todos esos soldados caídos.
“Agradézcanle a Fulano por la tarea extra”
Esta es una de las frases de maestros más pasivas agresivas que habían. Con esa simple frase le echaba a todo el grupo encima a Fulano por andar de revoltoso. Una de las mejores tácticas para que alguien se calmara, hasta por varios días.
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