No hay cuadra en el Centro Histórico en la que no encontremos algún hallazgo arqueológico. Sin embargo, muchas construcciones esconden objetos misteriosos que tienen una historia siniestra de fondo. O al menos eso es lo que pasa con estas figuras ocultas en edificios de la CDMX.
Y no, no hablamos de reliquias macabras, como el brazo de Obregón o el corazón de Anastasio Bustamante, sino de objetos que aunque son tallados en piedra o madera, lucen muy espeluznantes.
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Figuras ocultas en edificios de la CDMX
Las extrañas caras del manicomio femenil en Donceles
Conocido como Hospital del Divino Salvador, Hospital Canoa y Hospital para Mujeres Dementes, este lugar es importante por ser el primer albergue para mujeres con problemas mentales en la Nueva España.
El lugar fue fundado por José Sáyago y su esposa, quien en 1687 le solicitó a su esposo permiso para albergar a su prima; la mujer había perdido la razón y vagaba por las calles. María de la Concepción fue la primera, posteriormente recibieron a otras mujeres.
En 1690 el arzobispo Francisco de Aguiar y Seijas les proporcionó un inmueble para crear un albergue, el cual abrió en 1691. Pero después de siete años el arzobispo murió y la causa quedó desamparada.
Al menos hasta que la Congregación del Divino Salvador, de la Compañía de Jesús en México, se hizo cargo de esta obra. Entonces compraron un nuevo sitio donde se levantaría este manicomio en la antigua calle de Canoa (hoy Donceles).
En 1700 se estrenó este inmueble donde hasta 1730 habían ingresado 300 mujeres. Dentro de todas sus pacientes destaca la leyenda de Casilda Baena, también conocida como “la incendiaria”, pues dicen que su amor por el teatro la volvió loca y aquí pasó sus últimos días.
El lugar sobrevivió a los años y pasó por distintas administraciones hasta que en 1910 sus enfermas fueron trasladadas al nuevo Manicomio General de La Castañeda, construido por orden de Porfirio Díaz.
¿Y qué onda con esas caras? De acuerdo con Héctor de Mauleón en su programa El Foco, esos rostros y gran parte del edificio que conocemos hoy en día fueron remodelaciones que se hicieron en los 20.
En aquel entonces, se decidió dejar por varias partes, como en el portón, una especie de recuerdo del pasado del lugar. Por eso se decidió tallar esas caras que reflejan sufrimiento y tristeza.
Actualmente aquí se alberga el Archivo Histórico de la Secretaría de Salud.
Dónde: Donceles #39, colonia Centro.
La mano clavada en la Merced
En la esquina de Jesús María y Manzanares en el Centro Histórico hay varios locales donde la fachada está adornada con una cavidad con un santo y justo debajo de él se puede admirar una mano cortada clavada.
Nadie sabe con certeza por qué rayos está ahí, pero es de las figuras ocultas en edificios de la CDMX que tiene una leyenda muy macabra de fondo.
En esa zona se ubicó el Convento de la Merced (que hoy solo sobrevive su claustro ubicado en República de Uruguay #170), que fue construido por la orden de los mercedarios en el siglo XVII.
Este era un convento muy lujoso y los santos del templo estaban adornados con joyas valiosas. La leyenda cuenta que eso le provocó tentación a José María Salinas, quien en 1823 se coló en medio de la noche para robar esas sortijas.
Y lo consiguió sin ser descubierto, pero no pasó inadvertido cuando empezó a gastar su motín. Así que fue descubierto y enjuiciado. Sin embargo, al ser llevado al Templo de la Merced, le cortaron la mano y la colocaron en el atrio como advertencia a otros ladrones.
Dicen que ahí se mantuvo la mano hasta que solo quedaron los huesos, los cuales desaparecieron. Luego se mandó hacer una réplica de bronce que también se perdió. Finalmente, quien se convirtió en el dueño de esa esquina luego de las leyes de Reforma, mandó poner en la fachada esa mano de piedra.
Dónde: Jesús María esquina con Venustiano Carranza/Manzanares, colonia Centro.
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La cabeza del León en Madero
¿Cuántas veces no has caminado por la calle de Madero, a la altura de Motolinia? Seguro muchas, pero siempre pasa inadvertida la enorme cabeza de león que ahí habita.
No creas que es para reflejar el esplendor de la Colonia o algo parecido. Al contrario, es un recordatorio de una de las mayores catástrofes de la Nueva España.
Se trata de la terrible inundación de 1629. El 20 de septiembre de ese año, la lluvia azotó a la capital de la Nueva España, sin embargo, esta no se detuvo y cayó durante 36 horas ininterrumpidas.
Esto trajo una terrible inundación cuya magnitud alcanzó un poco más de dos metros de alto. Pero lo peor de todo es que las calles quedaron cubiertas de agua ¡hasta 1933!
De acuerdo con el Inah, el agua acabó con la vida de más de 30,000 indígenas y redujo la población de las familias españolas a 400 (eran unas 20,000 antes de esta tragedia). También hubo un montón de pérdidas materiales y de hecho esa es la razón por la que no sobreviven tantos edificios de aquella época.
Pero regresando al león, esta figura se supone que es una marca que indica el nivel que alcanzó la inundación en aquella ocasión. La próxima vez que vayas, búscala y sorpréndete con la altura.
Dónde: Avenida Francisco I. Madero #374 esquina con Motolinía, colonia Centro.
Los rostros de la Casa de los Delfines
No toda la magia está en el Centro Histórico, también encontramos figuras ocultas en edificios de la CDMX en la zona sur.
San Ángel está lleno de viejas casonas, pero la que aquí describimos está muy escondida, pues habita en el Callejón de la Cita. Se trata de la Casa de los Delfines, una construcción del siglo XVIII.
Formó parte de la enorme Hacienda de San Ángel Inn y su nombre se lo debe a las figuras de piedra que adornan su fachada que parecen criaturas marinas no muy bien definidas. Sin embargo eso no es lo único llamativo del lugar.
Su puerta de madera está repleta de rostros que parecen personajes religiosos. Y quizás el tema de la religión no está tan alejado, ya que la entrada está rodeada por un marco con guerreros con escudo que parece que llevan el emblema de las Cruzadas.
A pesar de que es considerada como monumento histórico, no se tiene mucha información de ella. Solo se sabe que en algún punto fue habitada hasta su muerte por el general Adolfo León Ossorio. En vida, aquí albergó un museo de armas y otro naval.
Dónde: Callejón de la Cita #2, colonia San Ángel Inn.
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La serpiente emplumada de Pino Suárez
En la esquina de Pino Suárez y República de El Salvador encuentras una de las figuras ocultas en edificios de la CDMX más llamativas. Se trata de una cabeza de una serpiente emplumada hecha de piedra, aunque lo único que se puede ver es su hocico.
Este recinto primero le perteneció a Juan Gutiérrez Altamirano, primo de Cortés quien se convirtió en corregidor de Texcoco alrededor de 1527. Años después, el terreno pasó a uno de sus descendientes: Fernando Altamirano, quien se casó con una de las nietas del virrey Luis de Velasco y por eso recibió el título de Conde de Santiago de Calimaya y transformó este lugar.
Pero el edificio que hoy conocemos fue reconstruido entre 1776 y 1779 que el edificio fue reconstruido por el arquitecto criollo Francisco Antonio Guerrero y Torres. Él fue el responsable de cubrir la fachada con tezontle y las ventanas con cantera.
Ahí estuvo la casa de Juan Altamirano, primo de Cortés y que fue reconstruida por los Conde de Santiago de Calimaya en 1779. Se cree que también utilizó restos de basamentos piramidales por la cabeza de serpiente que se asoma en una de sus esquinas.
Con los años pasó a ser una vecindad, hasta que en 1931 el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya fue reconocido como patrimonio nacional en 1931. Desde 1964 aquí se alberga el Museo de la Ciudad de México.
Dónde: Esquina de Pino Suárez y República de El Salvador, colonia Centro.
El águila devorando a un hombre en San Hipólito
Este templo es de los más populares de la CDMX, pues cada 28 de octubre recibe a todos los fieles de San Judas Tadeo. Pero el Templo de San Hipólito tiene una historia tan vieja que data de los tiempos de Cortés (1521).
En este lugar fue donde Cortés perdió a la tercera parte de su ejército durante la Noche Triste. Para conmemorar a los soldados caídos esa noche, mandó levantar la llamada Ermita de los Mártires y decidió que su patrono sería San Hipólito, pues la fiesta de ese santo era el 13 de agosto, y ese día cayó Tenochtitlán.
Pero esa ermita estaba construida de adobe, por lo que con los años se edificaron nuevas construcciones. Hasta que en 1739 fue concluido el templo que conocemos hoy.
Aunque la mayor parte de los chilangos conocemos este templo, para muchos pasa inadvertido un relieve que se encuentra en el atrio del templo. Escondido entre puestos ambulantes y muy cerca del cruce de Reforma y avenida Hidalgo se puede ver, labrado en piedra, la figura de un hombre que es devorado o atacado por un águila.
Sabemos que fue realizado por el arquitecto José Damián Ortiz de Castro, de hecho Héctor de Mauleón menciona que la versión más popular dice que representa un sueño premonitorio que tuvo Moctezuma. En este, un águila le devoraba las entrañas, lo cual interpretó como un presagio del mal que traerían los españoles.
Dónde: Zarco #12, colonia Centro.
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