El pasado domingo chilangos y habitantes de estados vecinos vivimos lo que hace décadas no se veía: una tolvanera que a su paso dejó algunas lonas desprendidas, árboles derribados por los vientos y una nata café con millones de partículas contaminantes.
Sin duda algo atípico pero para nada nuevo en la CDMX. Además de este inusitado fenómeno, los chilangos hemos presenciado otros eventos meteorológicos y astronómicos que nos han maravillado o aterrado. Te contamos los más raros y sorprendentes.
Fenómenos naturales y astronómicos en CDMX
Eclipse Total de Sol en 1991
A las 13:24 horas del jueves 11 de julio de 1991 en la Ciudad de México y, en otros estados del país y zonas del planeta, se observó el eclipse de Sol considerado el más largo del siglo XX.
Durante seis minutos con 54 segundos se pudo observar en la CDMX este fenómeno que sólo se produce cuando la Luna orbita la Tierra, es decir se interpone entre el Sol y la Tierra, bloqueando la luz del astro rey: así la Luna proyecta su sombra sobre el planeta azul.
Los preparativos en torno a este evento astronómico inundó el radio, la televisión y medios impresos para informar a la población cómo ver de forma segura el eclipse. ¿Recuerdas cuántos años tenías y qué estabas haciendo cuando la Luna eclipsó a Luism… digo al Sol?
Nevada en los 60
Era la madrugada del 11 de enero de 1967. El antaño Distrito Federal se vistió de blanco, un paisaje nada común en la ciudad. Este evento fue quizá el evento más cercano que hemos tenido a una nevada.
Este acontecimiento, inolvidable para nuestros papás y abuelos, ocurrió tras 24 horas de lluvias ininterrumpidas, pero la nevada no llegó hasta alrededor de la 01:30 de la madrugada.
Ese día se registró una temperatura de cuatro grados bajo cero, lo cual provocó la caída de nieve que logró alcanzar alturas hasta de un metro. Niños, ancianos, adultos salieron a las calles para presenciar un fenómeno meteorológico que probablemente no volvería a ocurrir. Y así ha sido… hasta ahora.
¿Tus abuelos o padres recuerdan este momento chilango?
Las tolvaneras que cubrieron la CDMX
El gran proyecto de desecación del lago de Texcoco se emprendió durante el porfiriato, pero se ejecutó durante los gobiernos post revolucionarios. Si bien había una contraparte que pugnaba por el rescate de las aguas y el ecosistema, el plan se llevó a cabo.
Como consecuencia, el desequilibrio ambiental no se hizo esperar y entre los eventos derivados de este proceso de desecación estuvieron las tolvaneras.
De acuerdo con información de la revista Nexos las tolvaneras de 1923 llegaron a ser tan intensas que las masa de polvo llegaron a bloquear la luz del sol, lo cual provocó una parálisis en el tránsito de los automóviles.
Durante la segunda mitad del siglo XX, conforme avanzaba la desecación del lago, las tolvaneras continuaron. Los terrenos donde antes había un cuerpo lacustre ahora lucían áridos y en las épocas de vientos y sequías las nubes espesas de tierra, sales y contaminación envolvían la Ciudad de México y zonas aledañas.
La tolvanera del pasado 28 de marzo fue provocada por el frente frío #46. Vientos de hasta 60 km/h provocaron más de 20 caídas de árboles, desprendimientos de láminas, lonas, entre otros artículos susceptibles; sin embargo no se reportaron lesionados.
De acuerdo con información de El Universal este miércoles 31 de marzo y jueves 1 de abril podría presentarse una situación similar a la del domingo debido al desplazamiento del frente frío #47.
Habrá que tomar precauciones por si las dudas. Así que evita subir a techos y azoteas, retirar objetos que puedan ser vulnerables y, si caminas por la calle, evitar postes, árboles y espectaculares.
Halo solar
En 2016 y 2017 las redes sociales se inundaron de fotos y memes de un halo solar que sorprendió a los chilangos con un espectáculo de la naturaleza que pocos habíamos presenciado.
El halo solar, básicamente, es un fenómeno en el cielo que se produce cuando la luz que el sol emite se refracta sobre los cristales de hielo concentradas en las nubes. O sea: un arcoíris visto desde nuestra perspectiva de tierra continental.
La inundación en tiempos virreinales
El 21 de septiembre de 1629 una tormenta asedió la Ciudad de México durante 36 horas. Más de 8.6 millones de metros cúbicos de agua, en un lapso de 4 horas, inundaron la entonces capital de la Nueva España.
El nivel del agua alcanzó hasta dos metros de altura, las pérdidas económicas fueron incalculables ya que dicha anegación no duro horas ni días ni semanas sino ¡cinco años!
De aquella terrible tragedia quedó un vestigio en el Centro Histórico de la CDMX: la cabeza de león tallada en piedra. Algunos cronistas coinciden en que esta pieza quedó como registro de la inundación de 1629.
En esta nota te contamos más acerca de la historia de la cabeza de león ubicada en la esquina de Motolinía y Madero. ¿La has visto?