No hay cosa más chilanga que ir a pasear por nuestro propio Central Park. En sus más de 600 hectáreas, todos hemos vivido una gran anécdota. Y es que hay cosas que solo pasan cuando uno va a caminar por Chapultepec.
Este bosque es idóneo para todo tipo de chilangos: la bolita de amigos que se va de pinta, la pareja que va a romancear, la familia con niños, la gente fit… Por eso, no es de extrañar que aquí pasen toda clase de sucesos que son inexplicables para los turistas y foráneos.
Acompáñanos a ver estas clásicas situaciones chilangas.
También lee: Reservas ecológicas y bosques para senderear en la CDMX
Caminar por Chapultepec: una experiencia mágico-divertida
¿Y los animales del zoológico, apá?
Cuando uno va a caminar por Chapultepec siempre es una buena idea ir al zoológico. O al menos no suena mal en nuestra mente, porque la realidad puede ser muy diferente.
Nunca falta que los animales que tu chilanguito más quiere ver no están a la vista. Ya sea porque los están revisando, alimentando o porque están dormidos en la parte más alejada de la zona visible para visitantes.
Ni modo… A veces la vida no es como uno quiere y hay que apechugar, buscar más opciones y seguir adelante.
La subida al Castillo
Uno de los sitios más emblemáticos del Bosque de Chapultepec es el Castillo, que también alberga al Museo Nacional de Historia.
Año con año es visitado por un montón de escuelas y turistas. Pero hay que aceptarlo, llegar a él parece manda. Para empezar, tienes que caminar desde alguna de las entradas, la más cercana es la que está sobre Av. Chapultepec.
Y ya que uno llega a las faldas del cerro de Chapulín, descubre que la odisea apenas comienza. Pues como el Castillo está en la cima, uno debe recorrer la subida que no es para todos.
Claro que nunca falta la gente deportiva que la agarra como lugar para entrenamiento. Pero uno que es un ser sedentario siente cómo se le sale el pulmón antes de llegar hasta arriba.
Mira esto: Teatro gratis para niños (y sus papás) en Los Pinos
Entre lo fit y lo fat
No solo vez a un montón de gente caminar por Chapultepec como actividad deportiva, sino que va mucha gente a correr, patinar o andar en bici. Además, en varias partes también es clásico ver a grupos de personas haciendo yoga o practicando algún tipo de baile.
Pero en Chapultepec no todo es deporte. Pues tiene una dualidad bellísima que contrapone a estos atletas con los puestos de tacos, hamburguesas, tortas, papas, chicharrones, algodones de azúcar y cualquier otra botana y dulce que se te imagine.
Es verdaderamente divino ver cómo algunos chilangos, después de hacer su maratón de 10 km se pasan por unos tacos acompañados de un refresco.
Las lanchas y patitos del amor
Caminar por Chapultepec es el plan perfecto de los enamorados chilangos y así ha sido por décadas. Tanto es así que se posiciona como uno de los sitios favoritos para echar romance.
Por eso, sigue siendo un clásico ver un montón de parejas dándose apasionadas muestras de amor por todos lados; hasta en el famoso Lago Mayor de la Primera Sección.
De hecho, podríamos decir que este espacio es muy visitado por dos tipos de grupos: las familias con niños y las parejas. Sin embargo, a los enamorados no les importa perder el pudor en las lanchas.
Quizá te interese: Ciudad de los dioses vuelve: nuevas reglas para ir a Teotihuacán
Obviamente sabes qué hay en cada sección, ¿no?
Algo que les desespera a los extranjeros y foráneos de caminar por Chapultepec es enterarse muy tarde que este enorme bosque se divide en secciones.
Entonces no falta la clásica aventura de buscar el Museo de Historia Natural, que se ubica en la Segunda Sección, pero estar caminando a lo tonto junto al Zoológico, que está en la Primera.
El ataque de las ardillas
Es clásico que muchos chilangos que caminan por Chapultepec caen ante los inocentes ojos enormes de las ardillas. Aunque ya se nos ha dicho mil y un veces que no las alimentemos, algunos no aprenden.
Y le dan que si el cacahuate, la papita o la fruta. Quizás al principio parece tierno, pero pronto todo se convierte en una horrible experiencia.
Pues aparecen dos, cinco, diez ardillas y ya sientes que tu vida hasta ahí llegó. Además, estos roedores ya son tan confianzudos que ya hasta roban alimento a diestra y siniestra a cualquier visitante.
La casi inexistente paz del bosque
Cualquiera pensaría que al tratarse de un enorme bosque, es fácil encontrar paz y silencio en Chapultepec.
Pero aunque no lo creas, no es así. Sobre todo porque hay algunas secciones, como las que rodean el Lago, y las cercana al Castillo y al Zoológico que están llenas de puestos. Es aquí donde más se aglomera la gente.
Entonces puedes escuchar a niños gritando, la música de algunos puestos a todo volúmen, y los gritos de guerra de los comerciantes.
Aunque eso sí, hay espacios como el audiorama, ubicado en la Primera Sección, donde siempre se respira la paz.
No te pierdas: Conoce el Microbús del Rock: va libre de banda y reguetón
Los picnics de día y de noche
Aunque disfrutes de caminar por Chapultepec, ninguna visita está realmente completa si no haces un picnic en medio del bosque.
No importa si es con la familia, los amigos o tu pareja. Los chilangos siempre buscamos cualquier evento para convivir, así que cualquier día es bueno para sacar la canasta, el mantelito de cuadritos y las tortas, sándwiches o lo que sea que hayas llevado de comer.
Esta actividad ya es tan tradicional en la zona que el mismo Bosque ya realiza sus picnics nocturnos. Aunque claro, con esto de la pandemia han quedado cancelados y ya los extrañamos.
¿De princesa o de superhéroe?
Otra situación clásica de este bosque es ver a todos los chilanguitos disfrutando de los famosos pintacaritas. Estos artistas se encargan de hacer una obra de arte en la cara de los pequeños.
Lo mejor es que nunca se les agota la imaginación y los diseños. Puedes ver a los pequeños con cara de Spider-Man o con el símbolo de Batman, o con maquillaje de hada, de princesa, o cualquier personaje que te imagines.
La parte excéntrica viene cuando algún niño ya anda con el maquillaje todo corrido y chorreado, ya sea por las lágrimas de algún berrinche o por el calorón.
La nostalgia siempre nos invade
Caminar por Chapultepec siempre será sinónimo de nostalgia. Pues como ya dijimos, aquí se pueden vivir mil y un experiencias con personas cercanas a nosotros.
Sin embargo, también nos da por recordar cómo era este bosque en el pasado. Así es como rememoramos a soldados caídos como Atlantis, La Ola, el King Kong, el trenecito, el Planeta Azul y la Feria.
Checa esto: Un tzompantli, carruajes y más tesoros del castillo de Chapu
¿Qué otras situaciones clásicas en Chapultepec te han tocado?