Con la temporada de lluvias ya estamos considerando comprar una balsa para sobrevivir a las inundaciones. Pero, ¿sabías que antes la ciudad estaba llena de canoas? Hablemos de las acequias en la CDMX.
Como bien sabes, nuestra ciudad está construida sobre el antiguo Lago de Texcoco. Por eso, no es de extrañar que alguna vez fue un lugar lleno de canales.
Sin embargo, los españoles, al fundar la ciudad colonial, aprovecharon esta estructura prehispánica de acequias y la mantuvieron. De hecho, sobrevivió hasta finales del siglo XIX.
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Una breve historia de las acequias
La principal función de estos canales era la de recolectar agua de lluvia y residual para llevarla a las afueras de la ciudad. Aunque, las más amplias se utilizaban como vías de transporte y comercio de toda clase de productos.
De acuerdo a un estudio realizado por el Inah, las acequias en la CDMX tenían su nacimiento en la zona poniente y casi todas desembocaban en el lago de Texcoco.
En general, hubo muchos canales que tenían ramificaciones por todos lados. Pero a continuación están las cinco más importantes:
- Acequia Santa Ana: pasaba por el convento y la plaza de Santiago Tlatelolco. También, cruzaba por detrás de la iglesia del barrio de Santa Ana.
- Acequia de Texontlate: atravesaba por el límite sur de los barrios de la Lagunilla y Tepito.
- Acequia del Apartado o del Carmen: entraba por San Cosme, cruzaba el barrio de Santa María y pasaba detrás del convento de Santo Domingo.
- Acequia Real, también llamada acequia del Palacio: la más importante de las acequias de la CDMX por ser la más caudalosa y larga. Entraba por el sur de la Alameda y pasaba por el Hospital Real, el convento de San Francisco y seguía su curso hasta la Plaza Mayor para unirse con el Canal de La Viga.
- Acequia de Mexicalzingo o Canal de La Viga: tenía su origen en el Lago de Chalco y sus canales cubrían la ciudad de sur a norte. En el Centro, pasaba junto al convento de La Meced y llegaba hasta la alhóndiga y casa del diezmo. Ahí se unía con la acequia Real para desembocar juntas hasta el lago de Texcoco.
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Su desaparición
Aunque las acequias en la CDMX eran muy útiles para el comercio, comenzaron a desaparecer para el siglo XVIII. Sobre todo, porque se comenzó a desviar el agua de estos canales para ampliar el riego de tierras de cultivo.
Esto hizo que el nivel de agua comenzara a disminuir de manera considerable. Además, también comenzaron a verse como focos de infección. Así que el mismo gobierno propició su desaparición.
Aunque ese no fue el caso con el Canal de La Viga. Pues fue la única que continuó aprovechándose. De acuerdo con el Inah, todavía durante el siglo XIX se utilizaba para el comercio de productos agrícolas.
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El intento de resurgir las acequias
Las acequias en la CDMX se negaban a morir. Por eso, en la década de los 80, la fundación Mary Street Jenkins y otras organizaciones se unieron para reconstruir parte de la Acequia Real.
Se crearon espejos de agua en un tramo en Zócalo y Correo Mayor y otro la calle de la Alhóndiga. De hecho también se recreó el famoso Puente de Roldán.
Finalmente fueron retirados por el poco mantenimiento y al crecimiento del comercio ambulante. Al final, este homenaje quedó reducido a placas en el pavimento en algunas calles como Corregidora.
¿Te tocó visitar esta replica de las acequias en la CDMX?