Llega Semana Santa y siempre aprovechamos para salir de nuestra ciudad; así es como el resto del país se llena de chilangos. Para que veas que no es cosa nueva, checa cómo era Acapulco en Semana Santa durante los años 70.
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Bara bara
Para el espíritu fiestero del chilango, el presupuesto nunca ha sido pretexto. En 1975 se ofrecían paquetes turísticos a un precio insuperable: desde $129 al día en hoteles como Fiesta Americana. Sí, con todo y campo de golf incluido.
Por los niños ni te preocupabas, si eran menores de 12 años entraban gratis. Y mejor aún, el coctel de bienvenida para los papás corría por cuenta de la casa.
El calvario de siempre
Aunque el aeropuerto del entonces Distrito Federal ya se saturaba durante las vacaciones, nada impedía llegar al paraíso tropical.
Si no alcanzabas vuelo ni camión, y mucho menos tenías un auto propio, pedir ride era la única opción, justo como lo hizo este buen nazareno:
Acapulco en Semana Santa durante los años 70… hasta el gorro
Algo que no ha cambiado desde hace más de 40 años es que los chilangos nos llevamos todo a la vacación.
Y con todo nos referimos a los embotellamientos, las eternas filas y la basura, convirtiendo a cualquier paraíso en un auténtico hormiguero.
De la playa… al monte
Y sí, no hay vacación en la que no gastes hasta lo que no tienes, por eso, después de la playa la siguiente parada obligada era el monte, pero el Monte de Piedad para ir a empeñar lo que hiciera falta para salir al paso.
Esperamos que esta tradición se vaya perdiendo con el tiempo.
Al final, lo único que importa es pasarla sabroso, total, chilango vacacionista que no se las ingenia para el acapulcazo, no merece llamarse chilango.
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