Tenemos que hablar de aborto
Por: Colaborador
Vía: Brenda Rodríguez, Rebeca Ramos y Cecilia Rodríguez / Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE)
2007 fue un parteaguas en el movimiento feminista en México y América Latina. Mucho ha sucedido desde entonces, cuando el aborto fue despenalizado en la Ciudad de México, y muchas chilangas y mujeres de prácticamente todo el país han accedido a un aborto legal y seguro en esta capital.
GIRE, junto con muchas personas, colectivas y organizaciones, vivió de cerca ese increíble proceso. Fuimos parte del debate, colocamos el tema en el espacio público, nos reunimos con tomadores de decisiones y escuchamos cómo los argumentos a favor del aborto fueron ganando terreno para, finalmente, lograr la despenalización. Fue un proceso fruto de una lucha histórica de muchas feministas que desde los años treinta del siglo pasado pusieron el tema en la agenda pública.
En ese entonces, que las calles se llenaran al grito de “Aborto legal y seguro para todas” era sólo un sueño; aparecer en ciertos medios de comunicación hablando abiertamente a favor del tema o que el aborto pudiera dejar de verse en el imaginario colectivo como un suceso oscuro, triste y riesgoso. Mucho ha cambiado desde 2007.
Hoy podemos reconocer que la narrativa en torno al tema ha tenido avances importantes. De presentarse como una última y dolorosa decisión para las mujeres que enfrentan un embarazo no planeado o no deseado, ahora el argumento central es que, más allá de las decisiones y circunstancias particulares, abortar es un acto de autonomía y libertad de las mujeres y de las personas gestantes, un asunto básico que ha tendido a desdibujarse ante argumentos victimizantes, clasistas y desoladores o ante los propios discursos de los opositores antiderechos.
Las más de 200 mil mujeres[1] que han abortado en la Ciudad de México han puesto sobre la mesa la diversidad de perfiles que recurren a este servicio.
Sin embargo, el común denominador es que, frente a un popular entendimiento del aborto como tragedia, como “lo último que una mujer querría para sí misma”, como vivencia secreta y culpígena que necesita de una historia desafortunada para justificarse, demuestran que la decisión de abortar es válida en sí misma.
Es por ello que rechazamos la visión del aborto como algo estigmatizante y celebramos el ejercicio de la autonomía personal en la toma de decisiones sobre nuestros cuerpos.
Hoy en día estamos en otro momento, es otra sociedad y otro el movimiento feminista. Sin embargo, seguimos pensando que penalizar el aborto obliga a todas las mujeres a ser madres, despenalizarlo no obliga a nadie a abortar y que, esté penalizado o no, las mujeres abortan y abortarán.
Los retos son muchos. Parece increíble que durante casi 14 años solo otra entidad en México (Oaxaca) haya logrado despenalizar el aborto. Por eso, resulta imprescindible seguir impulsando el aborto legal y seguro porque consideramos que el hecho de que sólo dos entidades federativas lo tengan despenalizado genera discriminación.
Hoy las chilangas no podemos celebrar que se tiene la posibilidad de abortar en la Ciudad de México sin señalar que la mayoría de las mexicanas siguen sin poder hacerlo en un marco de legalidad y en condiciones seguras.
Mientras las calles se llenan de pañuelos verdes –símbolo de autonomía y libertad– y consignas a favor del aborto, las y los políticos se muestran tibios, posponen el debate, lo congelan o lo ponen como un tema que debe llevarse y decidirse mediante una consulta (¡como si los derechos humanos pudieran ponerse a votación!).
No obstante, no hay marcha atrás. La marea verde, la inspiración que nos llega de todas partes, nos va a seguir acompañando porque el movimiento es imparable.
En México, la marea verde y su impulso libertario habrá de materializarse en la creación de contextos de exigencia, en articulación con otros actores y movimientos, para que los derechos reproductivos dejen de ser considerados un tema sólo de mujeres y se incorporen a la agenda política como eje fundamental de la igualdad de género.
Desde GIRE reconocemos y agradecemos las aportaciones de todas las mujeres que nos antecedieron y de todas las que se reconocen como feministas todos los días. Seguimos trabajando por el #AbortoLegal y #QueSubaLaMarea y #QueSeaLey.
[1]Desde abril de 2007, fecha en que entró en vigor la despenalización del aborto en la Ciudad de México, hasta el 31 de julio de 2020, el Gobierno de la Ciudad de México reporta haber realizado 227 686 interrupciones del embarazo en 21 hospitales, clínicas o centros de salud del sector público distribuidos por todo el territorio de la capital (Sistema de Información de Interrupción Legal del Embarazo, del Gobierno de la Ciudad de México, disponible en https://ile.salud.cdmx.gob.mx; fecha de consulta: 28 de octubre de 2020).