(y no digamos los smart-phones)


¿Cómo era posible la vida humana?

La gente asumía alegremente el hecho de que alguien estuviera ilocalizable. Inventos tontos como los botoncitos (antes se marcaba usando un dial) o el teléfono inalámbrico (antes no podías deambular por la casa mientras hablabas), eran celebrados con asombro.

Desventajas obvias

Si te urgía localizar a alguien, te aguantabas hasta que estuviera localizable.

¿Podía eso tener alguna ventaja?

¡Claro! La angustia que hoy nos da perder el celular, antes se conocía como el placer de la privacía: podías desaparecer durante horas o días y nadie se andaba preocupando.