¡Sube gratis a un tranvía de 100 años! Así es el Museo de Transportes Eléctricos

En el Museo del Servicio de Transportes Eléctricos puedes viajar más de 100 años en el tiempo y subir a uno de los tranvías que atravesaban la CDMX en 1900.

Vagones que salieron en películas de Luis Buñuel, trenes como el que provocó el accidente de Frida Kahlo y los fotos únicas de cuando el Zócalo era una estación de tranvías también forman parte del acervo de este museo que cuenta la historia de cinco siglos de movilidad en la ciudad.

Tranvías en el Zócalo — Foto: Museo del Servicio de Transportes Eléctricos

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500 años de movilidad en el Museo del Servicio de Transportes Eléctricos

Al ingresar al museo, lo primero que se observa es un mural elaborado por el artista Leobardo Peña. La obra repasa la historia de los medios de transporte en el Valle de México desde los tiempos prehispánicos. Incluye las canoas y trajineras, los animales de carga, los ferrocarriles, los tranvías, autobuses, taxis, trolebuses, el Tren Ligero y hasta el Metro.

Pero este lugar está dedicado a los transportes eléctricos, que son los reyes de la movilidad en CDMX desde hace más de 100 años. Y esto tiene una explicación:

“El ferrocarril y la locomotora de vapor llegaron a la Ciudad de México desde el siglo XIX. Iban desde la Basílica de Guadalupe hasta Chalco. Pero por su gran peso y tamaño no eran el transporte idóneo, ya que la ciudad es terreno lacustre y hacían cimbrar el piso, comenta Gustavo Chávez, encargado del museo.

Gustavo explica que antes de la llegada de los tranvías eléctricos, en 1858, comenzaron a circular los llamados tranvías ‘de sangre’. Se les llamaban así porque eran vagones de tracción animal; es decir, jalados por mulas. Pero todo cambió en 1900.

Conoce el primer tranvía que existió en México

El 15 de enero de 1900 si inauguró el primer tranvía eléctrico en la historia de México. Iba del Zócalo a Tacubaya y el viaje tenía un costo de tan solo 8 centavos. Contaba con 24 asientos, y estaba hecho prácticamente de pura madera. Solo sus ruedas eran de acero.

Alcanzaba una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Gustavo cuenta que un tranvía de este modelo fue el que protagonizó el accidente que Frida Kahlo sufrió al viajar en autobús que se estrelló con un tren.

El Museo del Servicio de Transportes Eléctricos cuenta en sus instalaciones con una de estas unidades. Los visitantes del museo pueden subirse al tranvía, sentarse en sus asientos, recorrerlo y tomarse fotos, viajando 123 años hacia el pasado.

También de 1900 es una llamada “góndola”. Se trata de un tranvía sin asientos ni techo que servía para transportar mercancías, como animales, frutas, verduras y demás productos desde zonas de la periferia, como Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, que en aquel entonces se consideraban ‘provincia’.

“La gente de ‘provincia’, como se conocía los lugares lejanos como Xochimilco, Milpa Alta o Tláhuac, venía a la Ciudad de México en las góndolas. Tenían sus parcelas y tomaban esos tranvías para traer sus productos. Tomaban el tranvía en Xochimilco para ir a diferentes puntos donde iban a vender”.

Otra pieza que presume el museo es un vagón que apareció en la película La ilusión viaja en tranvía, de Luis Buñuel.

Tren ligero y trolebuses, los hijos del tranvía

Podría decirse que el tranvía es padre tanto del Tren Ligero como de una de las líneas del Metro de CDMX. Gustavo cuenta que anteriormente había un tranvía que iba de la Basílica de Guadalupe al Zócalo, de allí a Taxqueña, y finalmente continuaba hasta Xochimilco.

La parte que iba del Zócalo a Taxqueña terminó convirtiéndose en la Línea 2 del Metro. Por su parte, la parte que iba de Taxqueña a Xochimilco sobrevivió unos años más hasta que termino convirtiéndose en el Tren Ligero. Gustavo describe a este transporte como una especie de Frankenstein nacido de la conjunción de 3 vagones de tranvía. De allí también surgió el Trolebús:

“La última línea de tranvías fue de Taxqueña a Xochimilco. Se le dio fin en febrero de 1979 al tranvía en la Ciudad de México para dar paso al Trolebús, que ya estaba desde la década de los 50 pero empezó a tener más auge con la creación de los ejes viales”.

En el Museo del Servicio de Transportes Eléctricos también es posible subirse a distintos modelos de trolebuses. Se trata de unidades más espaciosas, con asientos de piel acolchados, algo impensable en la actualidad.

Otras joyas del Museo del Sistema de Transportes Eléctricos

Por si fuera poco, el museo también alberga un importante acervo fotográfico de la época en que los tranvías circulaban por CDMX.

También tiene motores de los primeros trolebuses, mismos que son visitados frecuentemente por estudiantes de ingeniería y mecánica.

Además, cuenta con objetos de valor histórico, como boletos y afiches. Incluso tiene tranvías y trolebuses de madera, así como una maqueta para que jueguen niñas y niños y se encuentren con una parte de nuestro pasado, pero también de nuestro futuro.

Y es que Gustavo comenta que lejos de quedar en el olvido, los transportes eléctricos parecen ser la respuesta a los problemas de las grandes ciudades. Hoy en día, además de autos híbridos, empiezan a surgir metrobuses eléctricos como una opción de movilidad sustentable y amigable con el ambiente.