Sexo en la ciudad... en medio de la pandemia
La sana distancia puso en jaque al sexo en la pandemia, pero sacó la creatividad individual para cachondear a lo seguro. Aquí unas historias.
Por: Colaborador
Vía: Paola Tinoco
Si estás leyendo esto quiere decir que eres parte de un momento histórico. No de tu alcaldía, no de tu pueblo, ciudad o país: del mundo entero. Hace más de 100 días que nuestra vida se puso de cabeza.
Nuestra rutina cambió, desde el lugar y los horarios de trabajo hasta no poder hacer planes, ya ni se diga planes a largo plazo. La covid-19 ha sacudido, transformado o minimizado gran parte de nuestras actividades y, malas noticias, el sexo en la pandemia está incluido en el paquete.
Las recomendaciones oficiales de mantenernos a distancia, el encierro y el creciente desempleo han puesto a prueba la estabilidad emocional de todos: solteros, casados, en relación a distancia, con varias parejas, quienes además de lidiar con su estado de ánimo han tenido que buscar nuevas formas de conectar en la intimidad.
Lo que dicen los números
El confinamiento condicionó el sexo en la pandemia entre los mexicanos en un rango de 18 a 80 años, con edad promedio de 40, según la encuesta “Sexualidad y covid-19”, realizada por la Asociación Mexicana para la Salud Sexual y el Instituto Mexicano de Sexología.
El 66.23 por ciento de los participantes se identificaron del género femenino y 33.77 por ciento del masculino. El grupo más grande fue el de solteras (39.17 por ciento), después los casados (33.50 por ciento) y luego quienes viven en unión libre (15.26 por ciento).
La mayor parte de los participantes (52.78 por ciento) reportó que no había cambiado sus hábitos sexuales, pero un importante 43.08 por ciento dijo que había disminuido el sexo en la pandemia.
Sólo 4.14 por ciento reconoció un aumento después de que inició el confinamiento; este cambio es más notable en las mujeres que en los hombres.
“Ese 43.08 por ciento que dijo que sí había afectaciones importantes en el el sexo en la pandemia. En buena medida, este cambio se nota en las parejas que tienen niños. Es uno de los segmentos con más disminución, por la presencia de pequeños y pequeñas en casa, al igual que los que viven en una familia ampliada”, aseguró Eusebio Rubio Aurioles, director general de AMSSAC en conferencia de prensa el pasado jueves 18 de junio.
En torno a la conducta autoerótica (masturbación), alrededor del 40 por ciento no reportó cambio, y el 31 por ciento sí expresó una disminución. Entre los participantes que viven solos hay una tendencia al aumento comparado con la realidad previa al confinamiento. El uso de la pornografía aumentó 36.8 por ciento en los hombres, siendo el cambio más notable entre los que viven en familia ampliada.
“Las fantasías sexuales aumentaron en casi 34 por ciento. Curiosamente, las caricias sí se vieron afectadas, pues 40 por ciento de las mujeres y 30 por ciento de los hombres reportaron disminución. Esto podría deberse a que se necesita presencia y disponibilidad para ello, habiendo parejas que se han visto obligadas a la separación por la cuarentena”, reveló el sexólogo.
Las videollamadas sexuales y el sexting crecieron 37.7 por ciento en hombres y 39.3 por ciento en mujeres. En el caso de los juguetes sexuales, 35.9 por ciento de las mujeres y 37.10 por ciento de los hombres reportaron un menor uso, aunque en un 41.50 por ciento de las mujeres que viven se incrementó.
Sexo en la pandemia: lo que dicen los confinados
En estos días todos queremos cachondear con alguien seguro
Yei es una mujer rubia, alta y guapa, cercana a los 40 años. Figura en todas las redes sociales y trabaja en la industria cultural. Vive en la Ciudad de México pero su trabajo y estilo de vida la llevan a viajar buena parte del año, actividad que encaja perfectamente con su plan de vida sexual.
“Siempre tengo alguien con quién cachondear, pero cuando empezó el confinamiento aparecieron nuevos pretendientes, dos en Facebook, dos en Twitter, uno en Instagram. La onda es ‘Ay, cómo nos gustamos, te quiero coger’ y hacer planes para vernos, pero siempre decimos que sucederá cuando acabe todo y, seguir así, como romanceando y mantenernos con los buenos días y las buenas noches o el envío de nudes, no es para mucho tiempo.
“Sinceramente, yo no llego a nada. En dos meses se nos termina el encanto. O sea, los güeyes sí te mandan video de su eyaculación, se prenden con una llamada erótica o mensajes de voz, te muestran el flow y todo, pero para una eso no es suficiente.
“Hace un mes más o menos que no ando romanceando con nadie. Algunos de mis dates, con quienes tenía contacto por Whatsapp, DM o en persona, se me desaparecieron. Debo confesar que también me les desaparecí; me entretuve resolviendo mi nueva normalidad que no es otra sino vivir y trabajar en medio de cuatro paredes y hacer compras a domicilio, y me dio hueva mantener esas relaciones a distancia de sexo en la pandemia que no tenían intención de volverse permanentes.
“Decidí no poner tanta atención en ellos. No es fácil, siento algo raro cuando repaso fotografías en el celular y me encuentro con imágenes de vergas que ya ni siquiera tienen nombre. No recuerdo a quién pertenecen; entonces las borro y esa historia desaparece para siempre.
“Traté de mantener la llama encendida con un amante que reapareció; ya sabes, sexting, videollamadas con juguetes sexuales, lo de siempre, porque tengo mis consentidos, pero luego de la cuarta cita se vuelve aburrido. Lo mismo pasa con el sexting: una semana de mensajes candentes y te das cuenta de que no te llena. A huevo terminas por fingir. Y lo que siempre salva y nunca se olvida es ‘la personal’”.
¿Recibes amantes en casa?
Recibí un one night stand el 27 de marzo y hasta la fecha no lo he vuelto a ver, pero lo leo en Twitter porque por ahí lo conocí y veo que está activo. No nos enviamos mensajes directos, nos faveamos dos o tres cosas y ya. No se hicieron códigos de reencuentro ni nada, y justo a los dos meses, cansada del ghosting, del sexting, de todo lo que no existe, regresó un amante de hace años y me pidió una cita en persona.
Me dio miedo pero decidí confiar. Fue un fracaso. Lo recibí en casa; estábamos incómodos pero cogimos con condón y sin cubrebocas. Luego me arrepentí porque todo fue demasiado rápido: él tuvo su orgasmo y no esperó a que yo tuviera el mío; tenía prisa, terminó y se fue de mi casa. Hubiera preferido seguir virgen de cuarentena. Ahorita ese es mi plan, aguantar. Ya no quiero recibir a nadie ni tener sexo en la pandemia.
No sé qué va a pasar. Es pesada la idea de no poder hacer planes concretos. Para mí, la gran lección de la cuarentena es que lo virtual es funcional para trabajar pero para las relaciones humanas no. Ahora más que nunca todos deseamos tocar, oler, ver en persona a los amigos, a la familia, a los amantes. Ahora todo tiene un sabor diferente. Los ligues en internet se desaparecen pronto, o se encuentran a otra o se aburren o se culean. En estos días todos queremos cachondear con alguien seguro.
Volvimos a coger como cuando no vivíamos juntos
Mai tiene una relación estable con Galo desde hace 10 años; se fueron a vivir juntos hace cinco, cuando nació su hija. Antes de convertirse en padres tenían una vida sexual activa y diversa. Después de empezar a cambiar pañales, las relaciones íntimas se fueron espaciando… hasta que llegó el confinamiento.
“El sexo ha sido una parte importante en nuestra relación desde que empezamos a salir, cuando ni pensábamos tener hijos. Pero la rutina con la niña y nuestros trabajos redujeron nuestra vida sexual a una vez por semana o cada 10 días más o menos. Cuando empezó el confinamiento pensamos que duraría poco, pero cuando nos vimos encerrados en casa por tantas semanas, la hora de dormir de la bebé se fue convirtiendo en nuestro espacio de pareja.
“Pasamos de tomarnos unos tragos que nos preparábamos el uno al otro y charlar por horas a quitarnos la ropa y volver a coger como cuando no vivíamos juntos. Ya pasamos por la etapa de los juguetes, ya sabemos bien lo que le gusta al otro y a veces se vuelve un poco mecánico, pero finalmente el sexo en la pandemia es placer. El amor lo demostramos de otra manera. A veces sí jugamos con vibradores o balitas, pero no compramos nada nuevo. Y claro, ya no tengo ganas de tocarme ni de ver porno: ¡si lo hacemos hasta cinco veces por semana!”
A veces ninguno de los dos tenemos ganas de tocarnos
Kira vive con su novio y asegura que la pandemia los ha vuelto más unidos.”Hemos puesto más bonita la casa, preparamos juntos la comida, somos muy considerados el uno con el otro, pero el sexo se ha ido espaciando. Aunque todo dentro del hogar está en paz, el estrés y la incertidumbre pegan.
“A veces ninguno de los dos tenemos ganas de tocarnos o ya estamos muy cansados a la hora de ir a la cama. El trabajo de él es muy demandante y no ha bajado de ritmo en el confinamiento; de hecho, he notado que para él, las juntas por Zoom son más estresantes que las presenciales. Yo me quedé sin trabajo de oficina y las obligaciones se redujeron; entonces decidí poner toda mi energía en cocinar y vender comida con entrega a domicilio, así que termino extenuada por las noches.
“Por otro lado, tener pocos compromisos fuera de casa me ha hecho perder el ánimo para maquillarme o usar ropa más sexy. Sólo uso pants holgados en casa, pero dentro de todo, hemos hecho de este un hogar seguro, confortable, bonito y lleno de paz, aunque no haya mucho sexo”.
Sex Shops y performances ¡al alza!
Algunas tiendas de juguetes sexuales han encontrado grandes beneficios en las ventas online. Un ejemplo: la cadena de tiendas Erótika, cuyo e-commerce creció en un 278 por ciento. Han aumentado especialmente las ventas de estimuladores para mujeres y masturbadores para hombres. Compran más ellas que ellos, por cierto.
La marca Dirty Dreams, por su parte, asegura que las ventas no subieron ni bajaron. Lo que más venden por ahora son vigorizantes para hombres y juguetes para mujeres. En este caso, compran más ellos.
Una tienda más (de la que no podemos decir su nombre), además de vender juguetes sexuales, ofrece servicios de performance. Curiosamente han bajado las ventas de juguetes pero han aumentado las de performance a domicilio. La mayor parte de su clientela en estos días es femenina.
No ha quedado más opción que el sexting
Pato es músico y Memo publicista. No viven juntos pero tienen una relación seria desde hace tres años. Eso no impide que tengan invitados especiales a su cama de vez en cuando. En cuarentena, la relación entre ellos sigue siendo estrecha; sin embargo los invitados especiales o las sesiones de porno ya no figuran.
“Esto ha sido tan largo que ha habido periodos de todo –dice Pato–. Al principio no pasaba nada porque parecía que el encierro iba a ser cosa de un mes y, como quiera, aguantamos. Después de dos meses tuvimos encuentros cada semana, pero salir es complicado y es un riesgo real, así que regresamos al encierro, cada quien en su casa, y no ha quedado más opción que el sexting, aunque a las pocas semanas pierde su gracia.
“Con los amigos que compartíamos de vez en cuando interactuamos por Whatsapp, nos enviamos nudes o videos, sin lo complicado que sería tener citas con tanta gente. Eso al menos le da variedad. Creo que si el plazo fuera claro, uno se haría a la idea más fácil; lo complicado es la incertidumbre.
“Por otra parte, el estado de ánimo no es el mismo y la calentura es puro instinto de supervivencia. Tampoco es tan disfrutable nada de lo que haces. Muchos estamos cocinando súper rico y lo presumimos en redes como para convencernos de que realmente lo estamos disfrutando, pero en realidad andamos zombies”.
La psicóloga opina sobre el sexo en la pandemia
Ella, psicoanalista especializada en administración emocional y manejo de ansiedad, opina que hay un cambio ineludible en las prioridades. “Por el momento y, comprensiblemente, se trata mucho menos de coger rico y presumir ligue que de confirmar que se puede confiar en quien comparte el confinamiento contigo. De modo que, quizás, éste está funcionando un poco como fue el sida en su momento: ha moderado las relaciones sexuales y las ha lanzado a un encuadre de mayor fidelidad y de ‘reflexión’ sobre lo que significa ayudarse en la supervivencia”.
Asegura que en un vistazo general por las preocupaciones de sus pacientes, ha notado que el sexo en la pandemia pasa a segundo plano porque están ocupados (incluso ansiosos y angustiados) por la incertidumbre relativa a la vida cotidiana y sus ingresos.
“Los pocos que siguen haciéndole un lugar al tema durante sus consultas no hablan de sexo propiamente dicho sino del desgaste del vínculo. El ligue por aplicaciones como Tinder y anexas ha sido casi descartado. Y quien ha echado mano de ellas, se siente culpable justificándolo como ‘Sólo esta vez… porque lo que buscaba era encontrarme físicamente con alguien, hablar con alguien… aunque por supuesto no hubo besos, mucho menos sexo'”.
¿Es un mal momento para el sexo?
El miedo al contagio puede reducir el contacto pero, sorprendentemente, se transforma en una fuente de fantasías y estrategias ingeniosas. Hay gente que convierte el cubrebocas en una prenda más de sus noches candentes o que incluye en sus perfiles de ligue “tengo anticuerpos” como uno de los motivos por los cuales es elegible para un encuentro sexual.
La pregunta es ¿dónde se llevarán a cabo tales encuentros?
Buena parte de los hoteles de paso siguen cerrados desde abril y los que abrieron sus puertas no han recibido huéspedes y temen la quiebra (moteles en Tlalpan, Portales, Coyoacán, Tacubaya, Centro Histórico, Escandón y Viaducto que no autorizaron revelar sus nombres). Esto, sin embargo, no es impedimento para los encuentros casuales de sexo en la pandemia. Hay quien recibe visitas en casa, usando la pura confianza como atuendo, y están los que se convencen de ser héroes por terminar con su pareja para salvar a su familia del covid-19.
Puedo vivir sin un amor pero no podría vivir con la culpa de contagiar a mi familia
Mati lleva 30 años casado y 10 en una relación extramarital con Vale. Acostumbraba encontrarse con ella los fines de semana. El resto del tiempo lo pasaba entre el trabajo, su esposa e hijos, mientras Vale daba terapia psicológica. Los primeros días del confinamiento no pensaron que cambiarían sus hábitos pero después de los primeros 60 días se echaron de menos y quedaron de verse en casa de ella.
“No era complicado inventar una excusa para salir de casa aún en confinamiento. Llevaba muchos años mintiendo y mi esposa queriendo creer en mis mentiras. Tenía ganas de ver a Vale, la quiero, pero también quería verla porque mis relaciones sexuales son con ella; hace mucho que no intimo con mi esposa. Ya habíamos hecho planes, día, hora, compras en el supermercado y, de pronto, cuando estaba metiendo las bolsas en la cajuela del coche, me temblaron las piernas.
“Me sentí culpable, como no me había sentido en los 10 años que llevo con ella. Por un momento pensé en la posibilidad de que Vale tuviera covid-19 y fuera asintomática, que me contagiara y al volver a casa yo contagiara a mi esposa y a mis hijos. También me pregunté si era tan horrible pasar mi tiempo sólo con mi familia y la respuesta fue que no.
“Amo a mis hijos y aunque la relación con mi esposa está desgastada, nos llevamos bien y la quiero lo suficiente como para no traerle covid-19 a la casa, aunque tenga que cerrar una historia importante en mi vida. Puedo vivir sin un amor, pero no podría vivir con la culpa de contagiar a mi familia”.
El sexo en la pandemia en cifras:
De acuerdo con la encuesta “Sexualidad y covid-19”, de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual y el Instituto Mexicano de Sexología:
43.08%de las personas disminuyeron su actividad sexual
4.14% reportaron un aumento
31% se masturban menos (entre los que viven solos hay una tendencia al aumento)
36.8% de los hombres ven más pornografía
41.5% de las mujeres que viven solas han incrementado su uso de juguetes sexuales
37.7% de los hombres y 39.3% de las mujeres han aumentado las videollamadas sexuales y el sexting