Bajo el anonimato que envuelve a los Juegos Paralímpicos respecto a los reflectores con los que cuetan los atletas olímpicos, México cuenta con una leyenda del deporte internacional: el atleta Salvador Hernández.
El 28 de agosto, cuando Salvador desfile por los campos Elíseos abanderado de la delegación mexicana junto a la nadadora Fabiola Ramírez, estará haciendo historia al participar en sus séptimos Juegos Paralímpicos.
A lo largo de las seis ediciones que ha disputado hasta ahora, Salvador Hernández ha sido protagonista. Acumula ya ocho medallas paralímpicas... y contando. En París 2024 busca su novena medalla para sumarla a las 22 que ganó en mundiales de para atletismo, a las más de 20 en Juegos Parapanamericanos y más 200 ganadas en competencias nacionales.
Además, buscará hacerlo a sus 58 años, demostrando que ni la edad ni la discapacidad son límites:
“La discapacidad no está en el cuerpo, sino en la mente: nos limitamos cuando pensamos que no podemos hacer las cosas”, asegura Salvador en entrevista con Chilango.
Y así lo demuestra su historia. Salvador Hernández ha estado en la cúspide de su deporte, ha caído y se ha vuelto a levantar. Además, en el camino ha luchado para recortar la brecha entre los apoyos que reciben los atletas de deporte adaptado respecto a los deportistas convencionales.
¿Quién es Salvador Hernández?
Salvador Hernández es el abanderado de la delegación mexicana en los Juegos Paralímpicos de París 2024.
Cuenta con más de 35 años de una carrera deportiva tan exitosa que lo convierte en uno de los atletas mexicanos más exitosos de la historia, tanto en el deporte adaptado como en el convencional.
“Siempre me gustó el deporte”, cuenta Salvador, quien tiene secuela de polio desde los 8 meses de nacido. Sin embargo, fue a los 15 años cuando, gracias a que sus amigos lo invitaron a nadar, descubrió que la discapacidad no es barrera para practicar ningún deporte:
“Yo era un poco escéptico. Pensé que no era posible que una persona que no puede mover sus pies pudiera nadar. Pero ahí me di cuenta que la discapacidad no está en el cuerpo sino en la mente. Rompí esa barrera del miedo y de sentirme con una discapacidad como tal”, recuerda.
Tras tomar la natación como pasatiempo, Salvador Hernández empezó a probar otras disciplinas, hasta que dio con la que se convertiría en su pasión: el atletismo sobre silla de ruedas.
Sus inicios fueron complicados:
“Empecé a fortalecer mis brazos con algo muy rudimentario. Usábamos nuestras propias pesas de cemento y latas o botes porque había recursos para entrar a un gimnasio”, cuenta.
En su natal Morelia tampoco había competencias de deporte adaptado, por lo que empezó a prepararse compitiendo junto a atletas convencionales. Corría apenas la década de los 80:
“En carreras locales de la ciudad de Morelia pedíamos permiso que nos dieran permiso de correr en silla de ruedas. Era algo nunca visto. Por lo menos en Michoacán, fuimos pioneros del deporte adaptado”.
Pronto la preparación comenzó a dar frutos. Salvador Hernández empezó a ganar medallas en competencias nacionales de 100, 200, 400, 800 y 1500 metros. Gracias a ello, se clasificó a sus primeros Juegos Parapanamericanos en Caracas 1990. Luego, continuaron los buenos resultados. Llegó hasta el Mundial de Para Atletismo en Berlín, donde obtuvo el pase a sus primeros Juegos Paralímpicos: Atlanta 1996.
Palmarés de Salvador Hernández en Juegos Paralímpicos
“Aunque llevaba una silla un poco rudimentaria iba con muchas ganas, con mucho coraje y con mucho deseo de obtener una medalla”, cuenta Salvador acerca de su primera experiencia en Juegos Paralímpicos.
Aunque se quedó cerca del podio, no logró llevarse ninguna medalla de Atlanta 1996. Sin embargo, se propuso regresar a unos Juegos Paralímpicos cuatro años después. Y no solo lo logró, sino que obtuvo tres medallas:
“Ahora sí las cosas fueron diferentes. Ya llevaba una silla mejor y yo creo que ha sido lo máximo que he logrado como deportista: en Sídney 2000 gané dos medallas de oro y una de plata. El escuchar mi himno nacional en un estadio olímpico y ver mi bandera en todo lo alto es lo que cualquier deportista anhela. Y no solamente lo logré una, sino en dos ocasiones”.
En Atenas 2004 repitió la hazaña de hacer sonar el himno mexicano. Ganó una medalla de oro en su especialidad, la competencia de velocidad de 100 metros en silla de ruedas. Además, obtuvo otras dos medallas de bronce.
Posteriormente, Salvador Hernández siguió sumando Juegos Paralímpicos y medallas a su ya de por sí impresionante currículum. En Londres 2012 ganó una medalla de plata en Río de Janeiro 2016 una de bronce.
🥇Medalla de Oro 100m T52, Juegos Paralímpicos Atenas 2004.
— Comité Paralímpico Mexicano (@COPAME) August 26, 2024
🥇Medalla de Oro 400m T52, Juegos Paralímpicos Sidney 2000.
🥇Medalla de Oro 200m T52, Juegos Paralímpicos Sidney 2000.
🥇Medalla de Oro 100m T52, Juegos Paralímpicos Londres 2012. pic.twitter.com/s5cqkxCa2x
Caer y volverse a levantar
Pero como en toda buena leyenda, en el viaje del héroe también hubo pruebas a superar.
Luego de tocar el cielo en Atenas 2004, Salvador Hernández cayó y tuvo que volver a levantarse en Beijing 2008.
“Me fue mal, debo de reconocerlo. Hubo un deceso muy importante en mi familia, que fue el de mi papá. Yo llegué a Beijing con el ánimo muy bajo. Mi mente estaba en otro lado”, recuerda.
El problema no solo fue no obtener un buen resultado, sino lo que ello implicó:
“Perdí todos los estímulos que ya había ganado, por lo que tuve que volver a empezar”.
La historia se repitió en 2021, ahora debido a la pandemia:
“Ya me enfocaba rumbo a Tokio 2021 y estaba bien preparado. Pero se vino la pandemia y se empezaron a suspender eventos de fogueo que tenía programados en Brasil en Estados Unidos, en Suiza”.
Eventualmente, por la pandemia, Salvador se quedó sin un lugar para entrenar, por lo que no pudo clasificarse a los Juegos Olímpicos en Japón:
“De estar rankeado en el cuarto lugar a nivel mundial bajé hasta el 14. Quedé fuera de los juegos Paralímpicos de Tokio y perdí un campeonato mundial que se llevó a cabo en París”.
Debido a la regulación del deporte olímpico y paralímpico en México, al no acudir a esas competencias, Salvador Hernández perdió todos los apoyos económicos que recibía. Sin embargo, todavía tenía el objetivo de ir a otros juegos. Y para lograrlo, tuvo que empezar desde cero invirtiendo sus propios recursos:
“Como ya no tenía ningún apoyo por parte de gobierno ni estatal ni federal, yo me pagué un viaje a Colombia a un evento internacional. Ya ahí empecé a remontar. De estar rankeado decimocuarto en la prueba de los 100 metros, hice un supertiempo y me coloqué en el cuarto lugar del mundo. Con ese cuarto lugar del mundo, clasifiqué a los Juegos Parapanamericanos en Chile. En Chile gané medalla de plata. Con esa medalla de plata, clasifiqué para el campeonato mundial de Kobe, en este 2024 apenas. Y ganando medalla de plata en Kobe, obtuve mi pase automático para estar ahora en 2024”.
Actualmente, a sus 58 años, Salvador es subcampeón del mundo en la competencia de 100 metros en silla de ruedas, categoría T52, con un tiempo de 17.58 segundos.
“La bandera y el himno son los mismos”: la lucha por la igualdad
Un mérito extra en el gran palmarés de Salvador Hernández y otros atletas paralímpicos es que todo lo han logrado sin los mimos apoyos que otros atletas. Como ejemplo, cita el caso de Sídney 2000, cuando él ganó dos medallas de oro:
“Soraya Jiménez ganó medalla de oro en levantamiento de pesas. Su estímulo tengo entendido que fue de 500 mil pesos. Era una fuerte cantidad de dinero. Y a nosotros nos dieron 50 mil pesos por medalla de oro”, recuerda.
Al respecto, Salvador asegura que con el paso del tiempo se ha ido conquistando la igualdad, al menos en lo que se refiere al rubro de los apollos:
“Hoy en día los estímulos que se han dado han sido muy igualitarios, no podemos decir que estemos siendo discriminados”, considera.
Sin embargo, para ello fue necesario exigir y luchar, incluso frente a los propios presidentes de México:
“[Después de Sídney 2000] hablamos con el presidente y le dijimos que por qué se hacía esa diferencia en los estímulo si el himno la bandera nacional no era diferente a la de los atletas convencionales. Varios de mis compañeros que habían ganado medalla nos unimos para solicitar que los apoyos fueran igualitarios. Estuvo Doramitzi (González), Paty Bárcenas, Paty Valle, Juan Ignacio Reyes. Y en poco tiempo se logró que los apoyos que le dieran a los atreltas convencionales nos los dieran también a nosotros”.
Su lugar en la historia del deporte en México
Preguntamos a Salvador Hernández cuáles considera que son los atletas más grandes en la historia de México. Mencionó en primer lugar al velocista paralímpico Salvador Mendoza. Luego a los boxeadores Juan Manuel Márquez y Julio César Chávez. También a Hugo Sánchez, Fernando Valenzuela y Ernesto Canto.
Salvador, por su parte, tiene en su palmarés ocho medallas paralímpicas, 22 en mundiales, más de 20 en Juegos Parapanamericanos y más de 200 en competencias nacionales. Además, en 2002 ganó el Premio Nacional del Deporte.
Cuestionamos a Salvador cuál considera que es su lugar al lado de otras figuras del deporte: “No me siento menor”, asegura. “Tengo más logros que muchos deportistas convencionales”, agrega. Y remata: “Como deportista he logrado todo lo que me he propuesto”. Dentro de esos logros, destaca el ser abanderado de la delegación mexicana.
“Ser abanderado a nivel olímpico es un orgullo y una satisfacción sumamente mayor. Voy a ir al frente de la delegación, y detrás de mí irán años de esfuerzo, dedicación y empeño”.
Sin embargo, es consciente de que no recibe los mismos reflectores que otros atletas:
“Sé que estoy en un ámbito como el deporte adaptado, al que muchas veces la sociedad no considera de alto rendimiento. Pero [lo que he logrado] es una hazaña, porque no cualquiera puede estar aquí”, finaliza.
Y en efecto, queda la pregunta en el aire: ¿cuántas personas conocerían el nombre de Salvador Hernández, cuánta cobertura mediática recibiría y cuántas personas lo reconocerían como una leyenda viva si se diera el mismo reconocimiento al deporte paralímpico que al convencional?