Salmy es un perrito que se ha ganado el corazón de la comunidad de la UNAM. Cuando camina por la Facultad de Química roba miradas, recibe caricias y hasta posa para fotos con estudiantes, profesores y personal universitario. Pero Salmy no solo es un galán de cuatro patas: también es la estrella de un proyecto ambientalista.
Se trata de Sarepta, una iniciativa que busca crear conciencia sobre el manejo responsable del aceite de cocina. El proyecto es liderado por la profesora Juana Villada Martínez, química en alimentos… y la humana de Salmy.
Junto con un grupo de estudiantes, la maestra Juana Villada y Salmy recolectan aceite usado y lo transforman en jabón, evitando que este residuo llegue al drenaje.
¿Y cómo lo logran? Para esta misión cuentan con Salmy, quien recorre los pasillos de la UNAM y los negocios aledaños de Ciudad Universitaria a bordo de un carrito especial —diseñado por profes de la Facultad de Ingeniería— para recolectar el aceite.
Aunque también pasa mucho tiempo “dirigiendo” el proyecto desde el laboratorio, este lomito es ya un símbolo del compromiso ambiental en Ciudad Universitaria.

Salmy, un perrito abandonado que encontró un hogar en la UNAM
Salmy es ahora una estrella del internet. Sin embargo, su historia no siempre estuvo bajo los reflectores de las redes sociales.
Este lomito fue abandonado en la avenida Paseo de la Reforma. Una persona lo rescató, pero no podía cuidarlo y decidió darlo en adopción. Fue entonces cuando la profesora Juana se enamoró de Salmy a primera vista y decidió llevarlo a casa.
“Nosotros lo rescatamos porque vimos un post en una página de Facebook que querían apoyo para rescatar perritos. Nos enamoró verlo en la foto; él era para nosotros”, recuerda la química en entrevista para Chilango.

Al principio, Salmy acompañaba a la profesora a hacer encuestas para su investigación sobre la gestión de residuos en la alcaldía Cuauhtémoc. Para no dejarlo solo en casa, le hizo una bata de laboratorio a su medida y notó que, con su presencia, los vecinos participaban con más entusiasmo en la recolección de aceite.
Ese mismo modelo lo replicó en la UNAM. A un año de haber comenzado el proyecto, los negocios cercanos a Ciudad Universitaria ya reconocen a Salmy y le entregan su aceite con gusto.
Además, ahora tiene un equipo de alumnas comprometidas con su servicio social y una lista de más de 70 estudiantes que esperan ser compañeros de este peludo ambientalista.
Salmy también se ha convertido en un puente para acercar a los niños a la ciencia. Cada viernes, el equipo de la profesora Juana Villada realiza talleres de divulgación científica con los pequeños chilangos. El aliciente es conocer al “dogtor Huellitas” y a sus “aleadas” mariposas monarcas quienes les enseñan a cuidar el ambiente.
“Él funciona como el jefe de laboratorio y las chicas van vestidas de mariposas monarca. El objetivo es que ellas les platiquen lo difícil que es migrar cuando las condiciones del ambiente cambian. Haciendo la analogía, ayudamos a que los niños puedan comprender lo difícil que es no cuidar un planeta”, explicó la profesora.
Sarepta, un proyecto en la UNAM para cuidar el ambiente
Al principio, el proyecto de la profesora Juana Villada se llamaba Quitándote grasa, sacando espuma. El nombre hacía referencia al trueque: a cambio de aceite de cocina usado, las personas recibían jabón elaborado con ese mismo residuo. Así se evitaba que el aceite terminara en las coladeras de la CDMX.
Con el tiempo, el proyecto creció y más estudiantes de la UNAM se fueron sumando. Así nació Sarepta, una iniciativa que conserva la misma lógica de recolección, pero suma la participación activa del alumnado y de la comunidad en general en favor del medio ambiente.
“La Facultad de Química educa de una manera integral y técnica. Sin embargo, faltan un poco de habilidades blandas. Por eso estamos tratando de que los alumnos salgan con un criterio más holístico de trabajo en equipo para solucionar problemas medioambientales”, explicó.
Hoy, la profesora Juana Villada, Salmy y un grupo de alumnas siguen recolectando aceite usado de los negocios cercanos a Ciudad Universitaria. A estos locales se les coloca un distintivo que indica que manejan de forma responsable estos residuos, y además se les obsequia jabón elaborado a mano por el equipo, en un pequeño laboratorio dentro de la UNAM.
Cada viernes también organizan un taller artístico abierto al público. Con el jabón producido a partir del aceite reciclado, las y los participantes pueden hacer esculturas de todo tipo. En el laboratorio hay un anaquel lleno de estas creaciones: desde réplicas de Salmy, hasta piezas más elaboradas como el escudo de la UNAM o figuras de plantas a tamaño real.
¿Por qué es malo el aceite de cocina?
La pregunta del millón es: ¿por qué es malo el aceite de cocina? En realidad, el verdadero problema está en la mala gestión de residuos en la Ciudad de México para deshacerse del remanente que queda en ollas y sartenes. Muchas veces lo vertemos directamente en la coladera —en el mejor de los casos—; en el peor, termina en un mercado negro donde se revende a comerciantes de comida.
“Los comerciantes no saben cómo disponer de los residuos. Muchos lo terminan tirando al drenaje o lo están vendiendo a gente sin escrúpulos que, mediante un reactivo o un filtrado especial, se le devuelve la transparencia y lo están vendiendo como aceite nuevo. Ahí ya hubo una degradación y eso ya no es aceite, ya no es consumible”, expuso la profesora universitaria.
Además del problema de salud, tirar aceite por el drenaje también afecta nuestra vida cotidiana. Este residuo se mezcla con detergentes y forma una pasta dura que tapa las coladeras.
Evelyn Salazar Almaguer, quien forma parte del equipo de Sarepta, explicó que el aceite usado termina contaminando las aguas que van directo al Túnel Emisor Oriente de la CDMX, dañando el ecosistema, a la población y a cultivos que consumimos.
“El Túnel Emisor Oriente ya está a su sobrecapacidad porque se junta todo el drenaje, ya no trata el agua igual. Se descarga todo en el río Tula, por lo que está lleno de pura agua contaminada, con muchos metales pesados, y la gente de ahí se enferma. Después pasa a la presa Endhó (en Hidalgo) y con esas aguas negras riegan los cultivos que nos traen a la ciudad”, lamentó la también ingeniera química de la UNAM.
Pero no todo está perdido. Juana Villada resaltó esfuerzos como el programa Mi cocina no contamina, impulsado por Claudia Sheinbaum en la Central de Abasto cuando era jefa de Gobierno de la CDMX. Y claro, también hay esfuerzos locales como Sarepta, que buscan generar conciencia sobre este problema.
¿Cómo y dónde llevar aceite de cocina usado para reciclarlo en la UNAM?
Si tienes aceite de cocina usado, puedes llevarlo a la Facultad de Química de la UNAM y, a cambio, recibirás un jabón hecho a base de ese material. Además, tendrás acceso a un taller de escultura en jabón que se realiza todos los viernes, en un horario de 10:00 a 14:00 horas.
Así que, si alguna vez te preguntaste qué hacer con ese aceite usado, ya lo sabes: ¡lleva tu contribución a Sarepta y, de paso, aprende a hacer jabón o a crear arte con él! Al final, cada pequeña acción cuenta para proteger el medio ambiente.