Terremoto Feminista, por el derecho a la indignación
Para Terremoto Feminista busca reivindicar el derecho a la manifestación rebelde, pues no se puede criminalizar el derecho a la indignación.
Por: Cynthia Peralta Álvarez
El sismo del 19 de septiembre de 2017 estremeció los corazones de los mexicanos, pero también permitió un nuevo despertar de la población a través de la organización social al unirse en la tragedia.
En esta nueva conciencia, la colectiva Terremoto Feminista arropó la exigencia de los derechos de las mujeres. En cada protesta, recuerdan a las mujeres que fallecieron en los sismos, entre ellas, a las costureras que murieron en 1985 y en el edificio de Chimalpopoca, en 2017.
Rosa Salazar, vocera del Terremoto Feminista, menciona que hubo un proceso sistemático de manifestación que les permitió generar una plataforma activa de participación social y política.
Otra colectiva feminista: Las Constituyentes CDMX
“Ante la impunidad e ineficiencia con la que opera el Estado, ante la falta de estrategias y políticas públicas efectivas para dar protección a las mujeres que sufren la violencia estructural: seremos indignación activa, seremos la furia que se defiende, seremos el sismo de las conciencias, seremos el #TerremotoFeminista que derrumbará el orden jerárquico patriarcal que nos afecta a todas impidiéndonos avanzar hacia una sociedad con inclusión y no discriminación”, se lee en un comunicado de la organización.
Terremoto Feminista busca visibilizar la lucha de las mujeres y madres que reclaman justicia. Lo hacen reivindicando el derecho a la manifestación rebelde, pues están convencidas que no se puede criminalizar el derecho a la indignación.
Rosa Salazar forma parte de los procesos de articulación de los movimientos desde distintos espacios: Terremoto, la Asamblea Feminista Autónoma e Independiente, DHLab y Cineastas Unidas, desde donde apuesta porque el feminismo tenga un reconocimiento en la academia formal y se realicen procesos de diálogo y escucha intergeneracionales, para evitar que los feminismos se difuminen en el tiempo.
Otro colectivo feminista: Frente Nacional para la Sororidad
“Uno puede creer que algo no está pasando porque no nos sucede y porque no lo entendemos, no lo reconocemos porque quizá no tenemos las herramientas para hacerlo. El feminismo dota de esas herramientas, cuando se habla de feminismos hablamos de una filosofía política que nos confronta con la realidad y nos permite entenderla y hacernos susceptibles de ser sujetas activas de derechos en un espacio político que es la sociedad”, dice.
“El feminismo que yo practico es un feminismo de la realidad. Entre más cercana estemos de ella, mejor podemos cambiarla. Por sí mismo, México ya nos brinda toda clase de surrealismo, ahora vamos a hablar en serio”.
Para la activista, el reto del feminismo en la actualidad es permanecer en la exigencia en las calles, generando y visibilizando el movimiento social, así como construyendo alianzas locales, estatales e internacionales.
En la agenda feminista y como mujeres debemos cuestionarnos los cumplimientos de los derechos sociales, económicos, culturales, ambientales y políticos de cada una en su lugar de trabajo, en su hogar y donde habita, porque existe una violencia sistémica e institucional que corrompe la garantía de nuestros derechos.
Otro colectivo feminista: Aquelarre Violeta
“La burguesía creó a la clase media a su aspiración y semejanza, y todos los demás fuimos creados como pobres. Yo no tengo un medio de producción, tengo que trabajar y eso me hace dependiente de otro. Soy pobre, mujer, morena y esa es una de las primeras cosas que una tiene que entender, tu identidad, desde dónde estás parada”, sentencia.
“Tiene que ver con la relación entre el sistema, el Estado, el Gobierno, tu propia realidad, tus capacidades para entenderlo, tu diálogo y tu posibilidad de ejercicio del poder”.
Aunque Terremoto Feminista busca la garantía de la seguridad y la integridad física de las mujeres en la Ciudad de México, el desafío a corto plazo es rescatar la descentralización.
“Vivimos en una ciudad terrible, donde no hay garantía real del derecho de las mujeres al libre tránsito, a la movilidad, acceso a la educación, a vivir libre de violencia, que es fundamental para exigir cualquier otro derecho”, señala.
“Como feministas de la ciudad ese es nuestro reto, hay que generar procesos nacionales de articulación real”.
Lee aquí: Cómo el feminismo salvó a la autora de la Ley Olimpia