Si eres de los que estaciona su coche “nomás un ratito” en las ciclovías de la Ciudad de México, pon atención y cumple las reglas, porque ya existe el Apoyo Vial Radar, una brigada que recorre las principales calles de la CDMX para retirar todo lo que obstruya las vías ciclistas.
“Buenas tardes, venimos de la Secretaría de Movilidad”, dicen unos hombres con ropa de motociclista en color negro y vivos en verde fosforescente. “Su vehículo está bloqueando la ciclovía, lo invitamos a que lo retire para que todas las personas tengan oportunidad de circular”, agregan.
Esos hombres forman parte del grupo Apoyo Vial Radar, encargado de retirar vehículos y publicidad que obstruye vías, además de que realizan labores para que los transeúntes crucen de manera segura las principales intersecciones de la ciudad, explicó Natalia Rivera Hoyos, directora de Seguridad Vial y Seguimiento de la Información de la Secretaría de Movilidad de la CDMX.
Te puede interesar: El laberinto de la movilidad
¿Qué hace Apoyo Vial Radar?
En la CDMX, 65.9% de las personas caminan en alguno de sus traslados diarios, mientras que 2.2% utiliza la bicicleta, indican datos de la Encuesta Origen Destino 2017 elaborada por el Inegi; sin embargo, se estima que cada día tres personas son atropelladas en la Ciudad y los usuarios más vulnerables son precisamente quienes van a pie o los que se trasladan en vehículos no motorizados.
La brigada del Operativo Vial Radar o de Radares, como también se les conoce, se compone de 80 elementos, de los cuales la mitad trabaja a bordo de vehículos motorizados para recorrer la ciudad, mientras que el resto se ubica en cruceros conflictivos para ordenar las vialidades.
“Queremos regresarle el espíritu de trabajo a esta brigada que se fundó en 1996 y que ayudaba a la gente cuando se les averiaba el coche o tenían un percance, ahora queremos ampliar el concepto para apoyar también a los usuarios más vulnerables”, comentó la directora.
Entre las labores del Apoyo Vial Radar están apoyar en cruceros, liberar ciclovías, acompañar a la Subsecretaría de Transporte y al INVEA en los operativos de seguridad en transporte público concesionado y asesorar a los usuarios en las “estaciones piloto” del Metrobús para agilizar el acceso a las plataformas y unidades.
Además, participan en los paseos dominicales, en el Muévete en Bici y prestarán apoyo en caso de que algún chilango tenga un percance vial o requiera auxilio en tareas mecánicas básicas.
También lee: Súbale, hay lugar
Ponen atención en cruces peatonales
Para Adolfo Gasca, facilitador vial, otra de las tareas importantes es mejorar la movilidad en las intersecciones, sobre todo, dice, porque todavía es común que no se respete el espacio de los peatones al circular en vía pública.
Y es que 90% de los cruceros en avenidas primarias de la CDMX tienen algún nivel de riesgo, de acuerdo con el Índice de Seguridad de Cruces Peatonales (ISCP) elaborado por investigadores de la UNAM y el Centro Geo, que consideraron factores como el diseño del crucero, la distancia entre banquetas, la falta de coordinación en semáforos y la poca accesibilidad.
Una de las zonas de riesgo según el ISCP es el cruce de Pino Suárez e Izazaga, donde los radares viales y la policía de tránsito agilizan la circulación y apoyan a la ciudadanía, pues este cruce forma parte de un programa de la Secretaría de Movilidad (para mejorar cien intersecciones) en el que se ensaya una fase semafórica “todo en rojo” que consiste en detener el tránsito vehicular al mismo tiempo en las cuatro intersecciones para que los peatones puedan hacer los cruces que necesitan en un solo intento y no tengan que esperar dos fases de semáforo para pasar.
“En los primeros días hubo un poco de confusión porque los peatones no entendían que ellos tenían la prioridad para cruzar y los vehículos tampoco comprendían por qué todos estaban parados. Nosotros nos sumamos al proyecto y pusimos a los radares viales para que pudieran explicar de qué se trataba y gestionaran los flujos. Ya llegará el momento en el que lo haremos de manera natural”, dijo Natalia Rivera, directora de Seguridad Vial y Seguimiento de la Información
Al respecto del acompañamiento que realizan en los operativos a transporte público, los radares viales se encargan de supervisar que los micros, camiones y peseros traigan llantas en buen estado, que funcionen las luces internas y externas y que los asientos estén pegados al piso. Revisan las puertas, que las unidades no tengan vidrios polarizados y que los operadores cumplan con licencia y tarjeta de circulación vigente.
Te puede interesar: Dime dónde andas y te diré hasta qué grado estudiaste
¿Me pueden multar?
A pesar de que los integrantes de Apoyo Vial Radar no tienen facultades para infraccionar, pueden ir acompañados de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y de verificadores del INVEA, que sí pueden multar a los vehículos, negocios y transporte público que cometan irregularidades.
“Hasta el momento solo hemos tenido reacciones positivas. Les dices a las personas que muevan sus vehículos y lo hacen, lo mismo con sus anuncios. Nos hemos encontrado con algunos renuentes o con personas que cuando te descuidas vuelven a bloquear las ciclovías, pero es algo con lo que poco a poco la gente va a familiarizarse, es una cuestión de cultura y creemos que se van a dar cuenta que no necesitan ser sancionados para cambiar la mentalidad”, comentó Arturo, uno de los radares.
En un recorrido hecho por Chilango se encontró que al momento de que los Radares Viales llamaban la atención de quienes invadían áreas prohibidas, inmediatamente reconocían su error y se retiraban.
Entre los casos atendidos estuvieron un par de mujeres que utilizaron la ciclovía como estacionamiento mientras estaban en una estética, además de los trabajadores de un restaurante y un autolavado que colocaron anuncios debajo de la banqueta.
También un taxista bloqueó la vía confinada mientras esperaba un pasaje; una camioneta invadió el carril al tiempo que descargaba mercancía y vecinos de un edificio habitacional colocaron llantas y botes de cemento entre la banqueta y la ciclovía para tapar el paso.
“Esto es lo que nos encontramos todos los días en todos lados. Nosotros buscamos la conciliación y el diálogo porque no podemos sancionar, pero si viene otra autoridad con la capacidad de hacerlo, además de que tendrán que despejar las vías, deberán pagar una multa. Sin duda aprender nos conviene a todos”, dijo el integrante de Apoyo Vial Radar.
Y es que si de plano no te interesa cooperar, el Reglamento de Tránsito tiene sanciones para este tipo de conductas (que son aplicadas por la Policía de Tránsito). Por ejemplo, invadir el área de espera para ciclistas y motociclistas cuesta entre $1,689.80 y $2,534.70. Meterte a carriles confinados y ciclovías te puede costar entre $3,379.60 y $5,069.4 más la remisión del vehículo al corralón e invadir la cebra peatonal te sale entre $1,689.80 y $2,534.70.
A través de redes sociales la brigada de Apoyo Vial Radar difunde las zonas en las que hará sus recorridos, pues aseguran que no se trata de coaccionar sino de generar conciencia. Tan solo entre diciembre y enero recorrieron Eduardo Molina, calzada de Guadalupe, Revolución-Patriotismo, Eje 7 Sur y avenida Chapultepec. Así que tú decides si le haces caso a los radares y te ahorras unos pesos o te esperas a que llegue la infracción a tu domicilio.
No olvides leer: ¿Cómo viaja una persona con discapacidad en el transporte público?