Sin casa propia y con $3,000 de pensión: el futuro chilango
Si pensabas que al jubilarte podrías irte a descansar, te tememos malas noticias: las pensiones en la CDMX oscurecen el futuro de los chilangos.
Por: Karen Andrade
¿Cómo te ves en 30 años? No, no hablamos de la app que te hace lucir más viejo, sino de cómo vivirás al llegar a los 60 o 65 años, cuando tu vida laboral esté por terminar y puedas disfrutar (o no) de las mieles de la jubilación.
Actualmente hay varios factores que complican el panorama para un millennial chilango (personas nacidas entre 1981 y 1997), como el sistema de pensiones en la CDMX, las contrataciones a través de outsourcing y las dificultades para poder comprar una casa o departamento en la ciudad.
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Primero hablemos de las pensiones en la CDMX. Si pensabas que al llegar a los 65 años podrías irte a descansar con una jugosa suma mensual, te tememos malas noticias: si tienes 36 años o menos de edad y no te pones las pilas, tendrás que sobrevivir con una pensión de entre dos mil y tres mil pesos mensuales, de acuerdo estimaciones realizadas por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).
“Estamos en un esquema de contribución definida, eso quiere decir que cada persona se hace cargo de su pensión. El problema es que tenemos un mercado laboral muy débil, en el que 60% de la población trabaja en la informalidad. El otro aspecto es que hay mucha movilidad, ya es muy raro encontrar a jóvenes que se queden en un mismo lugar durante 30 años y eso lo que tiene como resultado es que baje la densidad de cotización”, explica Alejandra Macías, directora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Jorge forma parte de esta generación que enfrentará el problema de las pensiones en la CDMX y que tendrá una remuneración mensual equivalente al 20 o 30% de su último sueldo. La última vez que este chilango de 30 años de edad vio el estado de cuenta de su Afore, la realidad le llegó de golpe.
Hace 10 años, Jorge comenzó a trabajar como asistente administrativo mientras estudiaba la licenciatura; sin embargo, en ese primero empleo no gozaba de ninguna prestación y jamás las exigió. Fue hasta los 23 años cuando empezó a cotizar en el seguro social, pero tenía un sueldo de apenas seis mil pesos mensuales.
“Nunca había estado consciente de lo que significaba tener un Afore, porque piensas que aún te quedan muchos años para ocuparte de eso; fue hasta hace como dos años que me llegó un estado de cuenta y vi que tenía un ahorro de apenas 30 mil pesos. Por un momento, la cifra te puede sonar que es mucho dinero, pero la realidad es otra”.
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Después de recibir el estado de cuenta, Jorge se dedicó a investigar cómo funcionan las pensiones en la CDMX y realizó un cálculo utilizando el simulador de la Comisión Nacional de Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Para su sorpresa, descubrió que al llegar a los 65 años tendría que sobrevivir con apenas 3,198 pesos mensuales.
De acuerdo con Macías, la única forma para que un millennial pueda incrementar el monto de su pensión es a través de las aportaciones voluntarias; sin embargo, únicamente entre 10 y 15% de los trabajadores realiza esta práctica.
“Resulta complicado ahorrar con un sistema como el que tenemos y más con los salarios bajos. Algo que el gobierno federal debería hacer es política pública para incentivar el ahorro en todos los niveles y redistribuir ingreso a los más vulnerables”, señala la investigadora del CIEP.
Luego del trago amargo por el dinero ahorrado en su Afore, Jorge ya realiza aportaciones voluntarias del 10% de su sueldo desde hace un par de años. No obastante, el joven asegura que nunca alcanzará una pensión equivalente a su salario actual, a pesar de que continúe metiendo dinero a su cuenta de ahorro para el retiro.
Alejandra Macías coincide con Jorge y explica que mientras que tus abuelos o padres, quienes alcanzaron a entrar en el esquema de Beneficio Definido (cuando los trabajadores activos financiaban las pensiones de los jubilados), recibían entre 60 y 100% de su último salario al retirarse, con las Afores apenas obtendrás entre 30 y 50%.
¿El panorama podría cambiar? De acuerdo con la especialista, se tendrían que aplicar varias reformas para que el sistema actual de pensiones en la CDMX permita a los jóvenes tener una mejor pensión.
Entre las medidas señaladas por Macías destacan: la reducción de las comisiones que cobran las Afores por el manejo de cuenta, mejorar los rendimientos para los trabajadores, cambiar los requisitos y reducir el número de semanas cotizadas necesarias para una pensión de 1,250 a mil y aumentar la edad de retiro.
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No solo es el problema de las pensiones en la CDMX
Pero los malos augurios los chilangos millennials no terminan ahí. Hay otro enemigo que los acecha muy de cerca: el outsourcing.
Datos del Censo Económico 2014, el más reciente hasta la fecha, establecen que el promedio de personas contratadas bajo este esquema a nivel nacional es de 16.6%; sin embargo, la Ciudad de México ocupa el tercer sitio de todo el país con 22.2% de la participación total, superado únicamente por Quintana Roo, con 35.9%, y Baja California Sur. con 25.8%.
Aunque el outsourcing o subcontratación es un modelo legal que se aplica en México desde hace más de 10 años, el principal problema es el mal uso que se hace, ya que algunas empresas registran a sus empleados con un menor salario del que perciben.
Como consecuencia, explica el abogado laborista Miguel Jiménez, esto repercute al momento de solicitar un crédito hipotecario o de infonavit, ya que los préstamos se hacen con base en el esquema salarial.
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El sueño (guajiro) de comprar una casa
Ademas de tener que lidiar con las pensiones en la CDMX, adquirir una vivienda en la ciudad es una posibilidad cada vez más lejana para la mayoría de los chilangos, no solo por los precios de los inmuebles, sino también por los salarios y condiciones de compra.
De acuerdo con datos del portal inmobiliario Lamudi, siete de cada 10 chilangos no tienen los ingresos suficientes para comprar una propiedad en la CDMX.
Los precios de las viviendas en la capital del país van desde el millón de pesos, para el sector de interés social, hasta los 15 millones, para los inmuebles catalogados en el segmento premium.
“En promedio, partiendo también de que el mayor inventario del cual se está generando más oferta inmobiliaria es el segmento premium, un habitante de la ciudad necesita un ingreso mensual de entre 50 a 80 mil pesos para poder tener acceso a un crédito hipotecario”, detalla Daniel Narváez, director de mercadotecnia de Lamudi.
Si un chilango quisiera comprar una vivienda de un millón de pesos, el precio más bajo en la CDMX, a un plazo de 15 años y dando un enganche de 20%, es decir, de alrededor de 200 mil pesos, el monto de la mensualidad sería de entre 9,600 y 11,400 pesos, de acuerdo con el simulador de la Condusef.
Pero si tomamos en cuenta las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), realizada en el segundo trimestre de 2018, únicamente 7.7% de los trabajadores en la CDMX ganan más de 13,000 pesos, por lo que la opción de un crédito hipotecario es un sueño guajiro para más de 90% de los trabajadores.
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A los altos precios de las viviendas hay que sumarle que los requerimientos de construcción en la ciudad se han endurecido en los últimos años, así como el hecho de que las inmobiliarias prefieren optar por construir viviendas del sector premium, debido a que les otorga mayores ganancias, coinciden los especialistas consultados por Chilango.
“La vivienda en CDMX ha venido incrementando sus precios históricamente, mientras que la venta de vivienda ha venido a la baja; esto tiene que ver con que la aplicación de la normatividad es cada vez más estricta”, explica Leonardo González, analista del portal Propiedades.com.
Otro factor que ha modificado las tendencias en compra de inmuebles es el de las preferencias de los jóvenes chilangos, quienes optan por rentar viviendas en zonas cercanas a su lugar de trabajo, en lugar de comprar una vivienda de interés social en zonas conurbadas.
“A diferencia de hace 10 años, el mismo perfil de personas que antes optaba por comprar, ahora lo hace por rentar. Esto se suma también a las necesidades de movilidad de las nuevas generaciones y también el no querer tener responsabilidades a largo plazo, como puede ser el hecho de pagar un crédito hipotecario”, detalla Jordi Greenham, CEO de la plataforma Homie.
Datos de la consultora inmobiliaria Tinsa revelan que se vendieron 2,800 viviendas nuevas en la capital entre enero y marzo de este año, mientras que en el mismo periodo de 2018 fueron 4,020 inmuebles. Esto representa una disminución de 31% en la venta de este tipo de propiedades.
Según las estimaciones de los portales inmobiliarios, de seguir con esta tendencia, la vivienda en renta tendrá un auge importante en los próximos años, principalmente entre los jóvenes de 25 a 34 años, pues actualmente son quienes demandan más propiedades de este tipo.
“Es muy marcado que la principal variable que buscan (los jóvenes) es la ubicación, tratan de estar lo más cerca de sus lugares de trabajo; si bien, a las generaciones anteriores no les molestaba comprarse un coche y pasar una hora en el trayecto diario, ahora cada vez más se busca estar en el centro donde está sucediendo todo, tanto desde un punto de vista laboral como social”, explica Greenham.
Y tú, ¿ya sabes qué panorama te espera con las pensiones en la CDMX?