¡Un salario de pelos! Esto gana un paseador de perros
Debido a la falta de formalidad y la variación en las horas de trabajo de cada uno, los paseadores de perros en la CDMX obtienen entre 7 y 12 mil al mes.
Por: Andrés Rangel Garrido
Cada vez más común encontrarse a paseadores de perros en la CDMX. En ocasiones llevan tantos lomitos que ni siquiera caben en la banqueta. En los últimos años, la industria del cuidado de las mascotas ha crecido considerablemente. De acuerdo con la firma internacional Euromonitor, en 2018 este mercado generó en el país mil 988 millones de dólares en ganancias, a diferencia de los mil 240 millones generados en 2012.
Se estima que en toda la República, hay cerca de 18 millones de mascotas, es decir, 7 de cada 10 hogares mexicanos tienen algún animal doméstico, y de estos, 89% son perros, de acuerdo con datos del Inegi. Por esta razón, México ocupa el segundo lugar de los países con más “amantes de mascotas” (pet lovers), solo por debajo de Argentina, según reportó –en febrero de 2019– la plataforma internacional GFK Pet Ownership 2016.
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Armando García es uno de los paseadores de perros en la CDMX. Durante los 18 años que lleva trabajando, ha visto cómo se ha incrementado la demanda de servicios similares al suyo en la Ciudad de México. Incluso, ahora hasta se pueden contratar paseadores desde las redes sociales y plataformas en línea.
También conocido como “Armando Perros”, ha llegado a pasear hasta 22 caninos al mismo tiempo. Trabaja de manera independiente, y poco a poco se ha ido ganando la confianza de sus clientes, quienes lo recomiendan entre sus propios familiares y amigos, tanto así que no tiene necesidad de publicitarse.
Desde entonces ha logrado prestigio por la calidad de su trabajo, a pesar de no haber estudiado algo relacionado. Sus conocimientos los fue adquiriendo con la práctica. “Empecé a hacerlo por hobby porque en mi casa no puedo tener perros. Y me fue bien. Ahora vivo de esto”, confiesa.
En contraste, Lucía Díaz lleva solo un año en este negocio, como paseadora y cuidadora en sus tiempos libres. Aunque no está entre sus planes vivir de esto, para ella representa un ingreso extra y le sirve para practicar los conocimientos adquiridos durante la licenciatura de Medicina Veterinaria, de la cual es recién egresada.
Mientras que Armando conviene directamente sus servicios frente a sus clientes, Lucía trabaja en una empresa particular, Cuida Mi Mascota, en la cual los interesados solicitan paseadores o cuidadores bajo una tarifa fija, dependiendo del horario y de la cantidad de paseos.
Tan solo en la capital se tienen contabilizados cerca de un millón 200 mil animales de compañía, es decir, uno por cada siete habitantes, estima Jorge Alfredo Ochoa Moreno, director general de Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México.
Por esta razón, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), por medio de la Agencia de Atención Animal (Agatan) y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (Paot), puso en marcha este año el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC).
Este programa tiene el objetivo de registrar los datos, no solo de las mascotas, sino también de los dueños, y otorgarles una clave única con la cual se pueda garantizar la protección de sus derechos, en tanto que sean víctimas de algún tipo de maltrato, accidente, robo o desaparición.
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Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que realizan las autoridades competentes y organizaciones civiles en defensa de los derechos animales, aún no existe algún reglamento o legislación que formalice el trabajo de los paseadores, cuidadores o adiestradores de perros, a pesar de ser mencionados en la Ley de Protección de Animales de la Ciudad de México, en su artículo 43:
“Los establecimientos, instalaciones y prestadores de servicios que manejen animales deberán estar autorizados para tal fin y deberán cumplir con esta Ley, su reglamento y las normas oficiales mexicanas aplicables, las normas ambientales y las demás disposiciones jurídicas aplicables”.
Ante esta informalidad laboral, Chilango se puso en contacto con personal de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo para saber si existe alguna propuesta de regular a los paseadores, y contestaron que “actualmente no se conoce ninguna iniciativa de ley o proyecto de normativa que regule, formalice o promueva la profesionalización de las personas que se dedican al cuidado y paseo de perros”.
Y es que, los cuidadores, entrenadores o paseadores de perros en la CDMX ni siquiera están incluidos en el Reglamento de Trabajadores No Asalariados del Distrito Federal, el cual define en su artículo 2, que aquellas personas sin salario son esas que ofrecen “un servicio personal en forma accidental u ocasional mediante una remuneración sin que exista entre este trabajador y quien requiera de sus servicios, la relación obrero patronal que regula la Ley Federal del Trabajo”.
De acuerdo con el módulo de “trabajo” de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos del Hogar (ENIGH-2018), se identificaron solo a 73 personas que -dentro del Sistema Nacional de Clasificación de Ocupación- se encontraban en la categoría 5254 “Entrenadores de animales y ocupaciones relacionadas con el cuidado de mascotas”.
¿Cuánto ganan y cómo trabajan los paseadores de perros en la CDMX?
Un paseador independiente cobra entre 100 y 350 pesos por perro a la semana (entre 3 y 6 paseos), explica Armando García, conforme a su experiencia y la de otros colegas, y agrega que la demanda suele concentrarse en las alcaldías Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Benito Juárez. Estas demarcaciones coinciden con el mapa de PaseaPerros.com, en el que se muestran las zonas con más oferta de paseadores.
Armando ha llegado a ganar más de 7 mil pesos semanales. Trabaja entre 6 y 8 horas diarias, de lunes a domingo, principalmente en las colonias Hipódromo, Condesa y San Miguel Chapultepec, recorriendo más de 8 kilómetros al día. Regularmente pasea entre 14 y 18 perros.
En las plataformas de internet como CuidaMiMascota y PaseaPerros.com el precio por paseo va de los 60 a los 100 pesos. Aunque también se pueden contratar paquetes de hasta 20 paseos de una hora, a 1,520 pesos. De cada paseo, la empresa se queda el 40%, y el resto se lo queda el paseador.
Los clientes se inclinan por contratar paquetes, en lugar de pagar los paseos por separado. A Lucía le pagan 870 pesos por 10 paseos de una hora, es decir, a 87 el paseo. De modo que si pasea a al menos un perro al día durante todo un mes, obtiene 2 mil 610 pesos. Cifra que se multiplica por el número de perros, dependiendo de la disponibilidad del paseador.
“Tengo 3 clientes que me solicitan frecuentemente. Uno de ellos tiene 3 perros. No busco tener tantos clientes sino dedicarme a los pocos que tengo, darles un buen servicio”, comenta Lucía.
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Aunque no se tiene una cifra promedio de cuánto ganan los paseadores de perros en la CDMX, debido a la falta de formalidad y la variación en las horas de trabajo de cada uno, obtienen entre 7 y 12 mil al mes, según estimaciones hechas por ellos mismos, quienes adecuan sus tarifas conforme a la competencia.
El ingreso promedio mensual de un profesionista en la Ciudad de México es de 15 mil 650 pesos, de acuerdo con el Observatorio Laboral de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STyPS), basado en las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del segundo trimestre de 2019.
Como Eduardo Vázquez, quien se dedica a programar portales web de manera freelance, pero en sus ratos libres, para relajarse, ofrece sus servicios de paseador en Facebook. Como programador gana 10 mil pesos al mes, y como paseador gana 7 mil, pues atiende hasta 5 perros por noche.
Eduardo también tiene conocimientos de adiestramiento gracias a un curso que tomó hace años, por lo cual, también lo contratan a domicilio para entrenar a los perros. Actividad similar a la que realiza Lucía como cuidadora, solo que ella no adiestra y, en lugar de acudir al domicilio de los clientes, estos le llevan los perros a su casa y ella los cuida hasta por 10 días.
El servicio de cuidador o entrenador es más costoso que el de paseador. A Eduardo le pagan 500 pesos por una clase de 3 horas, una vez a la semana. Y a Lucía le pagan 210 la noche o las 24 horas, sin que gaste un solo peso en la comida del perro, pues ésta la ponen los dueños.
La empresa donde labora Lucía ofrece una “cobertura Premium”, un seguro para los paseadores y para los caninos, en caso de que llegara a suscitarse algún imprevisto o accidente. Este servicio no lo ofrecen otras plataformas ni los paseadores independientes.
Lucía solo atiende los perros de un cliente a la vez, ya sea durante una o dos horas, mediante el servicio Paseo Exprés, de la misma plataforma. Ella recoge a los caninos en sus hogares y al finalizar el paseo los devuelve. Una vez entregados, los dueños depositan el pago. El cliente puede elegir el número de paseos que requiere y por cuánto tiempo. Y es solo hasta finalizar estos paseos cuando recibe su paga.
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Para trabajar en esta empresa deben realizar un examen de conocimientos básicos: “Nosotros como paseadores debemos revisar que la correa no esté floja, que esté bien sujeta, que el collar esté bien asegurado, que tenga su plaquita de identificación, que el arnés esté en buenas condiciones, etcétera. Son varios filtros de seguridad para saber qué acciones tomaríamos en cada situación de peligro que se pudiera presentar”.
Haber estudiado veterinaria favorece mucho a Lucía, porque tiene más conocimientos que otros paseadores de perros en la CDMX, principalmente conocimientos médicos. Le gusta llevar premios para los perros, por eso siempre consulta con los dueños si los lomitos tienen alguna alergia. En cambio Armando nunca da premios, pues comenta que su conexión con los perros radica solo en el cariño y la atención que les presta.
¿Es necesario reglamentar este trabajo?
“Ahora no hay una reglamentación ex profeso que regule este rubro”, afirma el médico veterinario y zootecnista, Carlos Esquivel Lacroix, y agrega que “es importante hacerlo porque ha sido una actividad que, evidentemente, se ha convertido en algo muy frecuente”.
“En la ley se debería dejar claro ¿qué es un prestador de servicios? ¿qué tipo de servicios son los que se están otorgando? Y ¿cuál es la ejecución de este tipo de servicios? Siempre en aras de salvaguardar el bienestar de los animales en cuestión”, explica Carlos, también titular de la Agatan y activista por los derechos de los animales.
Desde el 28 de noviembre de 2008, la Ley de Protección de Animales de la Ciudad de México (entonces Distrito Federal), estableció en su artículo 12, fracción II, que las “demarcaciones territoriales”, ahora alcaldías, están obligadas a “Implementar y actualizar el registro de establecimientos comerciales, criadores y prestadores de servicios vinculados con el manejo, producción y venta de animales en el Distrito Federal”.
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Casi once años después, no hay un solo registro donde incluyan a los prestadores de servicios vinculados con el manejo de los perros, mejor conocidos como paseadores, cuidadores o adiestradores.
“El propietario está poniendo en las manos del paseador su confianza”, advierte Carlos Esquivel, y detalla que “se debería reglamentar la figura de paseador siempre en consideración de los derechos animales, y retomar los antecedentes que tenemos”. Como el caso del perro raza Husky asfixiado por un paseador en la Condesa, el pasado 16 de agosto de 2019.
“Debe tomarse en consideración qué cantidad de animales pueden salir a pasear juntos; segundo, cuáles son las características de estos animales para que salgan en conjunto y que eviten la tensión entre ellos o las personas; y tercero, las costumbres de respeto a las vías públicas o al mismo ambiente, porque son seres vivos y tienen necesidades físicas, y esto va a suceder durante el transcurso del paseo”, concluye Carlos Esquivel.
Asimismo, tanto Lucía como Armando y Eduardo invitan a quienes quieran ser paseadores a que tomen las medidas de seguridad necesarias para evitar sanciones o imprevistos, como traer, por ejemplo, bolsas de plástico o recogedores para levantar los desechos, botiquines con alcohol y gasas, correas o arneses extras, agua y premios que no les afecten a la hora de realizar el paseo (galletas, salchichas, croquetas, etcétera).
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