“Bisectriz. Hipotenusa. MX es mayor que XY, AX es perpendicular a AB”. Esas son algunas de las palabras que se escuchan mientras el pizarrón se llena de números y símbolos, que a simple vista lucen incomprensibles y parecen indescifrables. Quiénes están al frente no son científicos ni investigadores y mucho menos ingenieros. Son seis adolescentes cuya edad no supera los 17 años y que pusieron el nombre de la Ciudad de México en alto, al convertirse en campeones por segundo año consecutivo de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas, una hazaña que no se repetía desde 1991.
Tomás, Nuria y Ana Paula obtuvieron la medalla de oro en la competencia que se realizó en noviembre; Mirena y Ana se llevaron la plata, mientras que Leo, el más joven del grupo con solo 14 años, consiguió el bronce.
¿Se consideran genios? “!No!”, responden todos a una sola voz. Sin embargo, eso no les quita el mérito de haber sido seleccionados de entre más de 200 escuelas ni del hecho de que puedan resolver problemas matemáticos mucho más rápido que un investigador.
“Los conocimientos que tienen no son tan grandes, lo que tienen son unas habilidades impresionantes. Quienes ganan la medalla de oro en la Olimpiada tienen nivel de posgrado. El resto de participantes tiene nivel de finales de la licenciatura”, explica Isabel Hubard, investigadora del Instituto de Matemáticas de la UNAM, quien se encarga del entrenamiento de estos jóvenes.
Los conocimientos de los seis adolescentes van más allá de simples sumas y restas, pero, aseguran, tampoco son una especie de calculadora humana que pueda resolver operaciones sin parar. “Cuando le dices: ‘estoy en la Olimpiada de Matemáticas’ a una persona, inmediatamente te responden: ‘cuánto es 364 por 251’, y no es así”, comenta Tomás.
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Durante los entrenamientos, a los que asisten tres veces a la semana en el Instituto de Matemáticas, Tomás, Nuria, Ana Paula, Mirena, Ana y Leo aprenden geometría, combinatoria, teoría de números y algebra. Además, les brindan las herramientas para entender los problemas que tienen que resolver cuando se enfrentan en una competencia.
“Siento que he desarrollado un pensamiento crítico y creativo, necesarios para resolver los problemas, porque no es algo que apliques una fórmula y ya esté bien, tienes que utilizar cierto pensamiento abstracto para que puedas llegar a la solución”, dice Ana Paula, quien participará en tres competencias internacionales representando a México en 2019.
¿Cómo andamos en Matemáticas?
La Olimpiada Mexicana de Matemáticas se realiza desde 1987; no obstante, fue hasta el triunfo de 2017 que el equipo chilango rompió la mala racha de 27 años sin estar en lo más alto del pódium. Lo mejor del caso es que en este 2018 se repitió el éxito.
“El concurso en sí es muy aburrido”, confiesa Mirena, mientras algunos de sus compañeros concuerdan con ella entre risas. “Llegamos y nos sentamos 4 horas y media a resolver problemas”, dice la joven al describir cómo es la Olimpiada Mexicana de Matemáticas.
Lo que hay detrás de la justa es mucho más complejo, ya que el objetivo es que a través de las matemáticas los jóvenes desarrollen su razonamiento y la imaginación; además de alejar la idea de que esta ciencia es aburrida, mecanizada y que esté limitada a memorizar cifras, como tradicionalmente se enseña en las escuelas.
“Se dice mucho que uno de los problemas en México de la enseñanza de matemáticas son los profesores y puede ser que sea cierto, pero es de raíz. Creo que son los programas, la forma en la que están diseñados obliga a los profesores a enseñar matemáticas que sean mecanizadas”, explica Hubard.
El gusto de estos seis adolescentes por las matemáticas los convierte en garbanzos de a libra. Seis de cada 10 alumnos que cursan el último año de educación media superior en la CDMX apenas tienen la capacidad de resolver de manera deficiente o no comprende los problemas matemáticos, de acuerdo con los resultados de la prueba Planea de 2017
Leo, el más joven del grupo, platica que su interés por las matemáticas surgió desde que tenía 5 años. “Cuando iba en la primaria siempre terminaba rápido las operaciones, en quinto año me pidieron que participara en el examen de selección para las Olimpiadas y obtuve el mejor puntaje, por lo que comencé a venir a los entrenamientos”, detalla.
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Para algunos de estos jóvenes, las matemáticas son algo innato; sin embargo, todos coinciden en que los entrenamientos y su participación en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas les ha permitido desarrollar habilidades a niveles superiores al promedio.
Tomás cuenta que sus conocimientos matemáticos no solo los aplica al momento de competir, sino que son parte de su vida diaria, ya que además hace robótica, por lo que diseña varios de los algoritmos.
“Para las matemáticas tienes que tener un pensamiento lógico muy bueno, hay gente que dice que eso lo tienes desde que naces. En parte yo creo que el desarrollo temprano es súper importante”, comenta el estudiante de 16 años.
El próximo año, Ana Paula, Nuria, Tomás, Ana, Leo y Mirena representarán a México en distintas olimpiadas internacionales; no obstante, aún no tienen una idea clara de qué carrera van a estudiar y menos pueden hablar sobre lo que piensan hacer en 10 años, puesto que su único deseo por el momento es seguir aprendiendo.