La #NuevaNormalidad significa traer medio rostro cubierto cuando salimos de casa. El uso de tapabocas puede ser un problema para que las personas con alguna discapacidad auditiva puedan comunicarse plenamente. Ante ello, un grupo de 15 monjas del Protomonasterio de Santa Clara, en la alcaldía Gustavo A. Madero, confeccionan cubrebocas transparentes.
Estos cubrebocas también están hechos de tela. La diferencia con los tradicionales es que los que elaboran las monjas tienen una mica transparente que permite ver la boca de quien lo usa. Esa simple característica hace posible que las personas con discapacidad auditiva puedan leer los labios y comunicarse de mejor manera.
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¿Cómo surgió la idea de hacer cubrebocas transparentes?
Hace un par de semanas, la semióloga Alejandra Otegui estaba platicando con una de sus amigas. Durante la charla, la amiga comentó que ha tenido dificultades para estar al pendiente de la emergencia sanitaria por covid-19.
“Tengo una amiga que tiene discapacidad auditiva y me dice ‘es que no nos enteramos de las cosas’. Fue entonces que surge la necesidad de crear estos cubrebocas transparentes. Con la mica, incluímos a las personas que tengan que leer labios; además permite que profesores y familiares puedan comunicarse con ellos sin la necesidad de quitarse el cubrebocas”, dice Alejandra, la encargada del proyecto, en entrevista con Chilango.
Cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), retomados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, señalan que en México hay más de 690 mil personas que viven con alguna deficiencia sensorial auditiva.
Tras pensar cómo modificar ese equipo de protección personal y llegar a la conclusión de que una mica transparente era la mejor opción, Alejandra, integrante del Observatorio de Seguridad Ciudadana, se puso en contacto con las monjas del Protomonasterio de Santa Clara. El acuerdo fue que las madres elaboren los tapabocas a cambio de una remuneración económica, ya que también han sido afectadas durante la pandemia.
Al detallar las características de los cubrebocas transparentes, Alejandra explica que la mica está hecha de PVC de cinco puntos, lo que evita porosidades, y va cosida a la tela. Esto permite que los tapabocas se puedan lavar y reutilizarse.
“Si la pandemia dura seis meses más y los cuidan bien tendrán cubrebocas para ese tiempo. Si los lavan con agua y jabón no habrá problema”, explica Alejandra, quien no recomienda el uso de alcohol a la mica, ya que ésta puede opacarse.
Hasta ahora, el plan es elaborar mil cubrebocas transparentes, de los cuales 700 se entregarán a la Fundación Amaoír. El resto se dará a personas que lo necesiten.
“Además de las personas que tienen discapacidad auditiva, hay muchas personas que me han pedido de estos tapabocas, porque sienten que hay más cercanía. Por ejemplo, gente que está en áreas de entrada a edificios, secretarias o personal de recursos humanos me dicen: ‘genero mucha más cercanía con la persona cuando ven que estoy hablando e interactuando con ellos’”.
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Este no es el único proyecto que Alejandra y el Observatorio tienen en marcha. Desde marzo se han dedicado a hacer cubrebocas de tela para regalarlos a hospitales, a policías, bomberos y a la gente que lo necesite en la calle.
Hasta el momento se han donado más de 50 mil cubrebocas tradicionales. Al igual que con las monjas, para la elaboración de los tapabocas tradicionales, se contrató a costureras.
¿Cómo apoyar este proyecto?
La elaboración de cubrebocas es posible gracias a las donaciones recibidas. Las aportaciones permiten comprar los materiales que se necesitan para este equipo de protección y el pago de las costureras que los elaboran.
Apoyar esta iniciativa es muy sencillo. Solo tienes que ingresar al grupo de Facebook llamado Masks of Hope Mx. Ahí te brindarán información sobre las donaciones.
Tras cuatro meses de trabajo desde que propuso la elaboración de cubrebocas tradicionales, Alejandra explica que está lista para ir por más. “Mientras la gente me siga apoyando y cada que tenga dinero, yo voy a seguir donando más. He donado cubrebocas a distintas fundaciones como Aquí nadie se rinde y ASAC (Ayúdame a sonreír ante el cáncer). Todo ha sido una obra preciosa que me ha dejado muchísimo; una gratificación profunda en el alma”, asegura.
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