Aprender tras las rejas: así salen adelante exreos en CDMX
Hecho en libertad es un proyecto de INSADE que ofrece talleres y genera estrategias de reinserción social y autonomía económica.
Por: Karla Almaraz
Tengo que aprender algo de esto. Tengo que aprender algo aquí. Germán no dejaba de pensar en eso. Minutos antes había escuchado la sentencia de 10 años de prisión que un juez dictó en su contra por robar un auto. Aunque asegura que era inocente, no pudo comprobarlo y estuvo seis años recluido.
Durante ese tiempo, Germán procuró mantenerse ocupado la mayor parte del tiempo. Aprendió a cortar cabello. Le enseñaron a confeccionar peluches. Organizaba torneos de futbol y frontón.
Mientras estaba en la cárcel, Germán tenía la meta de salir y poner una peluquería, pero sus planes cambiaron. Tras recuperar su libertad, conoció a gente del INSADE (Interculturalidad, Salud y Derechos), una asociación civil enfocada en generar estrategias de reinserción social. Ahí se enteró del proyecto Hecho en Libertad, del cual ahora es tallerista.
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Hecho en Libertad: aprender y prepararse
Este proyecto nació en un centro de internamiento en Tlaxcala hace casi 5 años. Ahí, los internos solicitaron apoyo para aprender algún oficio o que les validaran los conocimientos que adquirieron durante su tiempo en prisión. Después, los internos moldearon el programa.
“Inicialmente solo dábamos talleres de VIH y derechos sexuales. Se acercaron y nos dijeron ‘¿pueden enseñarnos a producir y a elaborar productos artesanales para venderlos y darle un ingreso a nuestras familias?’ Lo hicimos. Luego dijeron ‘ya voy a salir y me voy a enfrentar a esta situación, ¿hay algo que podamos hacer para validar mis conocimientos o para poner un negocio?’ Y así empezamos”, explica Daniel Serrano, director de INSADE.
Hecho en Libertad ofrece distintos talleres: auxiliar de cocina, serigrafía, panadería, elaboración de jabones y cremas con productos naturales y elaboración de bisutería con materiales reciclados. La capacitación dura un año.
👏🏼Nuestros beneficiarios culminaron su formación como auxiliares de cocina y aprendices de serigrafía.
— INSADE AC (@insade_ac) October 12, 2020
🙌🏼Ellos son canalizados por medio del programa “Impulso Laboral” del @ReinsercionSoc donde @insade_ac trabajamos con ellos durante 3 meses en pro de su #reinsercion. pic.twitter.com/LA8nqwKbtR
Mientras están en prisión, los internos pueden vender los productos que elaboran a través de sus familiares. Una vez que recuperan su libertad, pueden poner un negocio. También existe la posibilidad de que INSADE los ayude a encontrar un trabajo. Hasta ahora se ha beneficiado a más de 4 mil 500 personas.
Entre 5% y 10% de los beneficiarios de Hecho en Libertad se convierten en emprendedores. Incluso, hay registro de mujeres que salen de prisión, ponen su negocio y le dan trabajo a otras mujeres que acaban de salir.
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“También tenemos a jóvenes que salieron de centros de internamiento y están compartiendo su testimonio y tenemos gente que sale de la cárcel y se vuelve tallerista. Al convertirse en emprendedores demuestran que sí se puede y que las segundas oportunidades son posibles, cuando la gente pide ayuda y decide no volver a cometer un delito”, señala Daniel.
El verdadero reto está afuera
Aprender un oficio dentro de la prisión es un paso; sin embargo, el reto se encuentra afuera de la cárcel. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), retomados por la organización Reinserta, indican que más de la mitad de las personas que salen de prisión (51%) reincide en algún delito.
En el documento “En números” publicado en 2017, el INEGI señala que uno de los retos para lograr la reinserción social es el seguimiento y ayuda posterior a la liberación.
Aunque el objetivo es que tengan un sostén económico y creen sus propios negocios, Hecho en Libertad no solo se queda en la capacitación. Cada interno que sale de prisión realiza un plan de seguimiento de dos años, que incluye cursos, como el de autoestima o el de proyecto de vida. Además, se les apoya en las situaciones que enfrentarán tras su liberación.
“Hay muchas estrategias al interior para darles empleo. El verdadero reto viene afuera. ¿Con qué redes de apoyo se les va a vincular?, ¿dónde van a buscar empleo? Aquí hay dos problemas: se sigue pidiendo la carta de antecedentes no penales para un empleo y cuando salen tardan mucho en recuperar sus derechos político-electorales en el sentido de que les vuelvan a permitir tener su INE, documento importante para pedir empleo. Son obstáculos a los que se enfrentan”, detalla Daniel.
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Al terminar la capacitación, hay quien decide formar parte del programa para ayudar a otras personas que pasaron por la misma situación. Ese es el caso de Germán, quien después de acabar sus cursos decidió impartir un taller de serigrafía.
“Fue un buen jalón de greñas haber estado dentro. Yo me veo a futuro apoyando a chavos que, la verdad, muchas veces necesitan a alguien que crea en ellos”, explica Germán, quien también se desempeña como instructor deportivo, gracias a los cursos de promotor deportivo y activación física que tomó.
Actualmente, Hecho en Libertad se imparte principalmente en el penal de Santa Marta Acatitla y en centros de internamiento de la CDMX, Nuevo León, Estado de México, Tlaxcala y Yucatán.
En este mes comenzaron con el tercer periodo de capacitación. Aunque la pandemia ha detenido sus actividades, ellos han encontrado la manera de seguir adelante. Incluso, su plan para abrir una plataforma en línea de venta de productos el próximo año sigue en pie.
Con todas las medidas de prevención ante la pandemia por la COVID-19, en @insade_ac estamos muy contentos/as de retomar las actividades con nuestros/as beneficiarios/as. Yo feliz enseñando porqué y cómo aplicar de forma adecuada todas las medidas de prevención ☺️ pic.twitter.com/p5XxhMs4Mw
— Aldo Morales (4ÆM) (@Kill_V_Maim) August 12, 2020
“(Estos programas de reinserción social) son importantes, lo dicen los beneficiarios. Tener una red de apoyo o una familia ayuda muchísimo porque se sienten acompañados. No llegamos y los vemos con miedo. Ellos manifiestan que les gusta que los miremos como pares, como seres humanos, de hombro a hombro, no como poca cosa. El llamado es que si una persona que salió de la cárcel decide no volver a delinquir y pide ayuda, vale la pena hacerlo”, concluye Daniel.
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