Cuando era niña, Elvia Martínez Reséndiz soñaba con estudiar turismo, idiomas, hotelería o algo que le permitiera estar en contacto con la gente y viajar a muchos lugares; sin embargo, su situación económica le impidió continuar estudiando… hasta hace unos años. A sus 63 años de edad, está a punto de graduarse de CCH Sur y empezar la universidad con un enfoque diferente al de antaño.
La primera vez que tuvo la oportunidad de estudiar en dicha institución fue en 1982 cuando sus hermanos y ella se quedaron en la UNAM: ella en CCH Sur y ellos en la siempre codiciada Prepa 9. No obstante, la situación económica que enfrentaban no les permitió seguir con su preparación académica.
Sus hermanos fueron al plantel a recoger documentos y darse de baja, pero Elvia no, simplemente dejó el tema en el olvido y se dedicó a continuar trabajando en una empresa de construcción y otra de la rama automotriz, siempre teniendo en mente que no podría regresar a la escuela.
Fue hasta 2013 que, motivada por una de sus sobrinas, Elvia Martínez Reséndiz acudió al plantel para ver su situación académica, encontrándose con la sorpresa de que seguía activa y podía terminar su bachillerato de distintas maneras.
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“Ella es nuestra heroína”: Elvia Martínez Reséndiz en CCH Sur
Los sábados, Elvia tiene que estar fuera de la cama a las 4 de la madrugada en punto, pues sabe que el trayecto desde La Villa (zona donde está su casa) hasta el sur de la Ciudad de México no es nada corto.
Pese haber dormido cerca de dos horas, se levanta con ánimo, prepara su mochila, su lunch y se dirige en transporte público hasta CCH Sur. Una vez ahí es habitual que su trayecto rumbo al salón de clases se vea interrumpido brevemente por algunos alumnos, quienes se detienen a hablar con ella, a saludarla y hasta pedirle fotografías o una pequeña entrevista.
“Al inicio sí me costaba trabajo por la diferencia de edad. Decía ‘¿qué les digo? ¿y si no me aceptan? ¿de qué les puedo platicar?’ Pero finalmente logré interactuar con ellos, me integré a los equipos, buscamos información y demás. Hay mucha convivencia, mucho apoyo y solidaridad”, explica mientras recorremos las instalaciones del plantel y escuchamos a un maestro que, al darse cuenta de que Elvia ofrecía una entrevista, se detuvo y gritó desde el otro lado de la explanada: “ella es nuestra heroína, es la heroína de CCH Sur”.
Aunque no pudo cursar el bachillerato en el sistema escolarizado y solo va tres días a la semana al plantel, ella es una estudiante muy activa. Ha tomado opciones técnicas de recursos humanos, análisis clínicos, desarrollo infantil y urgencias médicas.
No obstante, no todo el camino ha sido fácil. “Matemáticas me causó dolores de cabeza y también un poco esto de la tecnología yo le tenía fobia, terror a la máquina. En una ocasión no pude inscribirme al semestre porque era por Internet y no sabía cómo dar de alta las materias”, detalla.
Afortunadamente sus sobrinos siempre estuvieron ahí para apoyarla, tanto en cuestiones tecnológicas como en matemáticas, materia que -confiesa- le causó más trabajo dominar.
“Yo pensé que no iba a llegar, a mitad de camino ya lo sentía muy pesado. Al inicio se me dificultaba la distancia, pero mírame, ya llegamos a la meta; regresando de vacaciones iniciaré mis trámites para la universidad”, afirma satisfecha, Elvia Martínez Reséndiz.
Tras concluir sus 36 materias obligatorias, la alegría y nostalgia la inundan. No quisiera irse pero sabe que es momento de llegar al siguiente escalón: estudiar medicina en la FES Iztacala. Pese a que desconoce si podrá ejercer, afirma que seguirá hasta donde pueda, ya sea en esta licenciatura o en la de Química.
“Esto ha sido una experiencia grandiosa, aprendes mucho de la comunidad, cada día aprendes algo. Veo a los jóvenes y de cierta forma los entiendo pero sí me gustaría que se enfocaran en lo que están haciendo, que persigan lo que les guste, que no trunquen sus estudios ni su vida y que siempre persigan sus sueños. Pero eso sí, hay tiempo para todo, que no quieran correr antes”, finaliza.
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