La historia empezó a escribirse en Texcoco, Estado de México, y continúa en Berlín, Alemania. Está formada de disciplina, amor por el arte y la danza, horas de entrenamiento, ensayos que duran meses y el miedo vencido a dejar el lugar de origen y emprender a solas un viaje que años después la mantiene en la cima.
Elisa Carrillo Cabrera es la mejor bailarina del mundo. En mayo de 2019 acudió al teatro Bolshói de Moscú para recibir el máximo galardón de esta disciplina en el mundo, el Benois de la Danse, por su papel protagónico en la obra Romeo y Julieta, que interpretó con el Ballet Estatal de Berlín, del que es primera bailarina desde 2011.
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Nadie en su familia se dedicaba a la danza, pero a los seis años ella entró a una academia en la Ciudad de México, de esas que hay en todas las colonias. Apenas cumplió los 8 hizo exámenes para la escuela de Iniciación Artística de Bellas Artes y después para la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, lo que le permitió presentarse por primera vez en el Palacio de Bellas Artes a los 9 años con el elenco del ballet Cascanueces.
Elisa destacó desde un principio. Sus esfuerzos fueron reconocidos con una beca para estudiar en Londres y dos años después con una invitación para formar parte del Stuttgart Ballet en Alemania, en el que permaneció ocho años y llegó a la posición de solista hasta que el Ballet Estatal de Berlín la llamó para integrarse a sus filas.
La primera bailarina sigue disfrutando del golpeteo que hacen las puntas cuando chocan contra la duela y la nota de piano que marca el tiempo antes de dar un salto o un giro. Después de años de carrera, cada día sigue levantándose temprano, hace calentamientos y practica como cuando niña, en la barra y frente al espejo.
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Elisa se ha hecho más consciente, sabe que las bailarinas siempre están en la búsqueda de la perfección, que es su esencia; sin embargo, también sabe que eso es inalcanzable porque los seres humanos somos falibles. Ahora se concentra en hacer sentir, en aprovechar la madurez, el aprendizaje, su vida como esposa y madre, para transmitir emociones más profundas en su danza e interpretar papeles que exigen mayor dramatismo. Es una artista más completa que disfruta las presentaciones, los aplausos y los “¡Viva México!” que le gritan desde el público siempre que un paisano la ve en escena.
Nunca ha descuidado lo que pasa en el país: a través de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera y el Festival Danzatlán promueve la apreciación de la danza entre el público mexicano, además de acercar coreógrafos, bailarines y especialistas de distintos países con jóvenes creadores y bailarines nacionales. Incluso cada año viene a México para la gala Elisa y amigos, en la que se presenta con importantes bailarines de todo el mundo. Su sueño lo ha dicho muchas veces– es que México esté dentro del mapa mundial de la danza.
ELISA CARRILLO
- Elisa nació en Texcoco en 1981 de madre chiapaneca y padre nayarita.
- A cada presentación la acompañan una Virgen de Guadalupe y amuletos que la motivan antes de salir al escenario.
- Sabe que no le quedan muchos años como bailarina y ya ha pensado en el retiro, pero está convencida de que no se alejará del mundo de la danza.