Por Nadia Sanders @sandersmx
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Hasta hace cinco meses, Dante desconocía qué es una pandemia y el riesgo que implica un nuevo coronavirus. El niño de 7 años comenzó a tener consciencia de la crisis sanitaria conforme supo que personas cercanas habían muerto a causa de la enfermedad.
Dante se enteró que uno de sus vecinos, que vive a dos casas de la suya, murió de covid-19. Luego supo que un miembro de la estudiantina de su tía falleció por la misma causa. Días después su tío sucumbió ante la enfermedad.
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Desde entonces, cada que Claudia, su mamá, debe salir de casa, el niño grita: “¡no salgas, te va a dar el coronavirus!”
Los gritos no han sido la única señal de los efectos que la pandemia ha tenido en el niño. Algunas noches, a la hora de acostarse, Dante llora y la única forma de calmarlo es sacarlo a pasear en coche —como dice la canción— hasta que se queda dormido.
El encierro también ha afectado el desempeño escolar de Dante. Claudia asegura que el pequeño se desespera con las clases a distancia, no se queda sentado o pierde la concentración fácilmente.
Parte de esto se debe a que fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Sin embargo, durante la pandemia, los niños no han podido socializar ni salir a jugar, entonces reciben todo lo que sucede y hay pocas herramientas para que los padres sepan cómo manejar la situación, explica la maestra Carmen Ramos Santana, fundadora y presidenta del Centro Mexicano de Salud Emocional. “Los padres no son docentes ni saben cómo sentar a sus hijos y ponerlos en disciplina”, dice.
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La especialista señala que los efectos de la pandemia en la educación se reflejarán principalmente en su proceso de aprendizaje, por lo que será necesario una readaptación social.
“(Los niños) Están viviendo con mucho miedo, incomodidad. Hay niños muy enojados. Hay niños que vivían un situación difícil en casa e ir a la escuela era un espacio seguro”, señala.
En ese contexto, la especialista considera que para aminorar los efectos de la pandemia en la educación las clases no deberían enfocarse en el aprendizaje, sino en la atención psicoemocional.
“El conocimiento se tiene que transformar porque son dos mundos que se están uniendo en el hogar. ‘Estoy con mi mamá y tenemos que hacer tarea y todo eso no tiene nada que ver con lo que estoy viviendo en mi espacio familiar’. Es momento de transformar estas enseñanzas y volverlas más colaborativas, que tengan que ver más con lo que los niños están recibiendo”, recomienda.
En el regreso a clases, los niños volverán con miedo. Por ello, es importante fomentar los valores de cuidar al otro, ya que uno de los retos será la forma de socializar. “No es que yo no te quiera abrazar. Es que te estoy cuidando. Estamos poniéndonos la mascarilla y guardando la sana distancia porque nos queremos cuidar. No porque somos enemigos”, dice la especialista.
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Efecto de la pandemia en la educación: ¿cuál es el plan de la SEP?
Durante el nuevo ciclo escolar, los maestros deberán ayudar a los niños a reconocer las emociones que les ha generado la pandemia, a través de ejercicios de respiración y dinámicas con sus familias, con el objetivo de generar pensamientos positivos
En julio pasado, la Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó una serie de guías de trabajo que se aplicarán a partir de este ciclo escolar.
De acuerdo con ese plan, durante la primera semana de clases se deberán “implementar actividades donde expresen cómo se sienten física y emocionalmente y cómo están sus familiares”. Así lo recomienda la SEP en la Guía de trabajo para educación preescolar, primaria y secundaria.
Esta medida es necesaria, expone la SEP, pues el “apoyo psicosocial puede atender las necesidades emocionales y físicas de la población, ayudándoles a aceptar, asumir y superar la situación”.
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En el caso de los alumnos más pequeños, la SEP propone el ejercicio “despacio como tortuguita, rápido como tigre”. “Invítenlos a respirar como una tortuga y posteriormente como tigre que corre. Repita dos o tres veces. Pregúnteles cuál creen que es la respiración que más calma les produce e invítelos a respirar siempre como una tortuga, lento y suave, para estar calmados y para calmarse cuando están nerviosos, asustados o tristes”.
Para Arcelia Martínez, coordinadora del Faro Educativo en el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, en la Universidad Iberoamericana, sí hay un tema socioemocional a observar, ya sea porque hay niños que perdieron a familiares por covid-19 o casos en los que la violencia se pudo haber exacerbado por el hacinamiento, el encierro y las condiciones de estrés.
“Todos estamos afectados socioemocionalmente por la pandemia, unos más que otros. El que tiene las condiciones económicas más resueltas y el empleo, seguro lo va a resolver mejor que el que no. Hay que atender lo socioemocional y hay que atender lo académico”, dijo.
En ese contexto, Dante extraña a su escuela, a su maestra y su mejor recuerdo es un árbol grande de granada que hay en el patio, pero sabe que para salir tendrá que usar careta y cubrebocas y enfrentar su miedo.