María Socorro y Enrique Parra han estado confinados 160 días, más de la tercera parte del año, en su casa. Desde el 20 de marzo pasado, la señora de 78 años y su esposo de 83 se despiertan, encienden la televisión y sólo se levantan para comer o ir al baño. No hacen más. Al igual que ellos, miles de adultos mayores en la pandemia han resentido los efectos de la crisis sanitaria.

15.4 millones de personas mayores de 60 años viven en México. De ese total, 1.7 millones viven solas. Ese grupo de la población es uno de los más vulnerables a covid-19, junto con las personas con enfermedades crónicas, como diabetes o hipertensión.

Las broncas de la tercera edad en la capital chilanga

Desde el inicio de la crisis sanitaria en México, al menos 36 mil 574 adultos mayores han muerto a causa de covid-19, de acuerdo con cifras oficiales.

Por esa razón, María y Enrique tienen miedo de salir de su casa, en la alcaldía Cuauhtémoc.

“Al principio tratábamos de hacer actividades distintas, ver películas o jugar algunos juegos de mesa, pero, conforme pasó el tiempo, dejó de ser divertido. Me siento como si estuviera en un asilo. No hemos salido ni a las tortillas”,dice María.

Al oriente de la ciudad, en la alcaldía Iztacalco, la señora Celia Leyva, de 82 años, está harta de no poder ni asomarse a la ventana para atender su negocio. “Desde marzo no he vendido. Los vecinos vienen a preguntar, pero mis hijos les dicen que no los puedo atender. Tengo diabetes e hipertensión. No quiero imaginar qué pasaría si me contagio”, expresa.

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Desde hace 67 años, Celia vive con su esposo, Hipólito Garrido, quien acaba de cumplir 84 años. Ambos han sufrido la pérdida de un hijo, una nieta y una sobrina durante la crisis sanitaria. Aún así, esa pareja sigue recibiendo visitas de sus familiares.

“Si no vinieran a visitarnos nuestros hijos y nietos sería más pesado el encierro. Cuando vienen, nos distraemos aunque sea unas horas, nos cuentan sus historias y evitamos hablar de la pandemia para no preocuparnos”, cuenta Hipólito.

Celia Leyva y su esposo, Hipólito Garrido, han sufrido la pérdida de tres familiares durante la pandemia.

Cuatro meses sin salir: historias de chilangos en aislamiento

Antonio Villegas vive una situación similar. “No solo el virus nos está matando, también el aburrimiento. Ya no hallo qué hacer”, confiesa el señor de 65 años, quien depende del apoyo de sus vecinos, quienes le llevan comida y productos de limpieza, para sobrevivir.

“Me dicen que me quede en casa para no exponerme, pero la verdad, prefiero morirme a seguir encerrado. La televisión ya me hartó. A veces ni siquiera me levanto de la cama, me duelen las rodillas, pero creo que me duele más el corazón de estar solo, de no poder trabajar y estar de mantenido. A mi edad, siento que podría hacer muchas cosas afuera”, agrega el señor Toño, como lo llaman sus vecinos.

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El geriatra Alonso Orozco Méndez considera que la soledad y el aislamiento que sufren los adultos mayores en la pandemia los hace propensos a trastornos mentales, principalmente a la ansiedad y la depresión.

“Aunque muchos adultos mayores han vivido casi toda su vida con sus parejas, el confinamiento los ha cambiado. Hay casos en los que se vuelven agresivos, con pensamientos negativos, creen que ya no vale la pena vivir. Ante la ausencia de sus familiares sienten que ya no los quieren o que son una carga”, explica el especialista.

Así empezó la pandemia en México

La psicóloga Adriana Martínez Montiel, especialista en conductas derivadas del aislamiento, señala que los adultos mayores en la pandemia han sido los más afectados, pues no tienen la mente ocupada en otras actividades.

“En la mayoría de los casos, su única preocupación son las actividades básicas: comer, dormir y hacer del baño. Con esto, inevitablemente, pierden la motivación por vivir. La realidad que perciben es distinta a la que percibimos los demás. Para ellos no hay nada nuevo, ya no se emocionan como cuando eran jóvenes”, aclara la experta.

Distracciones para los adultos mayores en la pandemia

Alonso Orozco y Adriana Martínez coinciden en que los familiares de los adultos mayores son quienes deben hacer un esfuerzo por evitar que caigan en depresión. De lo contrario, su sistema inmunológico se puede debilitar y contraer otras enfermedades.

Para esto, enlistaron una serie de recomendaciones:

  • Encontrar actividades que les apasionen y sean hábiles: jardinería, costura, baile, canto, tocar algún instrumento, dibujar, cocinar, etc.
  • Evitar que caigan en pánico por el exceso de noticias, ya que no saben lo que pasa afuera.
  • Mantener comunicación constante con ellos, para que no se preocupen por la salud de los demás y permanezcan tranquilos.
  • Enseñarles a usar dispositivos electrónicos con acceso a internet, para que puedan acceder a información de su agrado y se mantengan ocupados con: misas, eventos deportivos, series, etc.
  • Demostrarles más cariño e incluirlos en las dinámicas del hogar.

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