Pese a movilizar gente a más de 40 metros de altura, el Cablebús presume ser uno de los sistemas de transporte más seguros de CDMX.
Sin embargo, trasladar usuarios a esa altura no deja de ser todo un reto, sobre todo si se considera que es necesario enfrentar situaciones como sismos, tormentas o posibles fallas en el suministro eléctrico.
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De acuerdo con datos del propio Cablebús, en lo que va de 2023, la Línea 1, que va de Indios Verdes a Cuautepec y Tlalpexco, se ha detenido en tres ocasiones. Por su parte, la Línea 2 (Constitución de 1917 a Santa Marta) no se ha detenido ninguna ocasión debido a fallas eléctricas.
Pero ¿qué implica la operación de las cabinas en términos de protocolos de seguridad? ¿Qué deben hacer las personas usuarias en caso de fenómenos naturales o fallas eléctricas que puedan afectar el servicio? ¿Cómo se realiza el mantenimiento del servicio?
Sobre estos temas, Chilango consultó a Martín López Delgado, Director General Del Servicio de Transportes Eléctricos. Esto es lo que nos dijo:
Sismos, vientos, lluvias y tormentas eléctricas: protocolos de seguridad en el Cablebús
“Tenemos protocolos para todos los eventos de gran impacto”, comenta en entrevista Martín López Delgado.
Al respecto, asegura que el Cablebús está diseñado para poder operar en situaciones climáticas complejas, como lluvias y fuertes vientos.
“Por un tema de lluvia se continúa de forma normal, porque no tenemos ningún tema que ponga en riesgo la operación. Y en el caso de los vientos lo que hacemos es bajar la velocidad de operación a 2 o 3 metros sobre segundo. Pero todo esto va a depender del viento que se registre. Solo paríamos si el viento supera los 70 kilómetros por hora, aunque afortunadamente en la Ciudad de México no hemos tenido vientos de esa magnitud”.
Caso distinto es el de las tormentas eléctricas o los sismos, que son prácticamente los únicos eventos naturales que obligan a la interrupción del servicio.
“Lo que más nos afecta son las tormentas eléctricas. Cuando tenemos tormentas eléctricas a una aproximación de 2 kilómetros, se detiene el sistema por seguridad y se reanuda cuando pasa la tormenta o se aleja. Y cuando sucede un sismo, lo primero que se hace es bajar la velocidad de las líneas y detener el sistema para esperar a que pase el sismo. Una vez que pasa el sismo se procede a la revisión de las instalaciones: escaleras eléctricas, elevadores, etc”.
Los protocolos de seguridad indican que en caso de que el sismo no haya tenido impacto en las instalaciones, el servicio puede reanudarse con normalidad.
Por el contrario, en caso de que el sismo hubiese producido alguna afectación, el sistema reanudaría operaciones a una velocidad de seguridad de entre 1 y 2 metros por segundo solo para llevar a los usuarios que se encuentren a bordo de una cabina hasta la siguiente estación. Una vez allí, se llevaría a cabo el desalojo de las instalaciones.
Si algún usuario se encuentra en una estación de Cablebús al momento de un sismo, el protocolo indica que se debe realizar un repliegue hacia zonas seguras. Mientras que quienes perciban el movimiento telúrico a bordo de una cabina, deberán mantener la calma. El sistema se detendrá mientras se realiza la revisión de las instalaciones. Las cabinas son seguras y cuentan con puertas que cierran herméticamente, así como ventilación y botones de pánico que permiten comunicarse con el centro de control.
¿A qué se deben las fallas en el Cablebús?
No obstante, el Cablebús sí puede llegar a detenerse por problemas técnicos, como ya llegó a ocurrir tres veces durante 2023. “Las causas por las cuales se ha detenido el servicio se han debido a fallas en el suministro de energía eléctrica“, explica Martín López Delgado. “Al generar variaciones de voltaje, estas fallas han impactado en algunos componentes electrónicos. Entonces lo que se hace es que se para el sistema”, añade.
El proceso es complejo y tardado. Cuando la línea se detiene por una falla eléctrica, entran en operación generadores auxiliares. Estos ponen en funcionamiento el sistema únicamente para llevar a la próxima estación a quienes se encuentren a bordo de una cabina cuando se produce la falla. Una vez en la estación, se pide a los pasajeros que desciendan mientras se realiza la revisión.
Por lo general, la revisión implica la localización del componente dañado del sistema, su sustitución y la realización de una vuelta de prueba:
“Se procede al cambio del componente y una vez que se logra esto se pone nuevamente la línea en funcionamiento con una operación de prueba para que tengamos la seguridad de que la falla está corregida. Esta prueba consiste en que el sistema da una vuelta completa. Cuando comprobamos que el sistema dio esta vuelta de seguridad sin que suceda alguna situación anómala nuevamente se reabre el servicio para los usuarios”.
Lo que pasa mientras duermes: así es el mantenimiento del teleférico chilango
A diferencia de otros transportes, el Cablebús de CDMX cierra sus puertas a las 23:00 horas y no a la media noche. Esto se debe a una particularidad: funciona como un todo, no como un sistema conformado por unidades independientes de vehículos o trenes. Y esto conlleva también varios retos en materia de operación y mantenimiento.
“El horario obedece a una cuestión técnica. Una vez que se cierran las puertas, que es a las 11 de la noche, todavía la línea continúa operando. El sistema tiene que dar toda una vuelta completa porque tenemos que suponer que el usuario que entró al final podría ir hasta la última estación”.
Así, aunque el Cablebús cierre a las 23:00 horas, el sistema continúa operando casi hasta las 0:00 horas.
Por otro lado, hay que considerar que para que el sistema pueda empezar a dar servicio a las 5:00 horas, que es horario de apertura, debe estar funcionando desde una hora antes:
“Al siguiente día el sistema se echa a a dar desde las 4 de la mañana. Tenemos que echarlo a andar antes para que dé una vuelta completa y asegurarnos de que ya esté en condiciones”.
El Director del Servicio de Transportes Eléctricos de CDMX explica que esto limita el tiempo de mantenimiento del Cablebús:
“La gente de mantenimiento solo tiene cuatro horas para atender todos los temas de los edificios, el sistema electromecánico, las torres, el cable, elevadores, embragues, las puertas de acceso a la estación, etc. Es por ello que también necesitamos una revisión anual”.
Durante sus revisiones anuales, cada línea del Cablebús para durante dos semanas mientras el sistema recibe mantenimiento. Así se garantizan las condiciones de seguridad en este medio de transporte que, aunque tiene menos de tres años de antigüedad, poco a poco se convierte en uno de los más usados por los capitalinos. De acuerdo con cifras oficiales, tan solo en su primer año la Línea 2 del Cablebús transportó a 22 millones de personas usuarias.
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