Luego del sismo del 19 de septiembre del año pasado, el sentimiento de unión y el nacionalismo emergió entre los ciudadanos. Sin duda, la catástrofe marcó un antes y un después, y las personas que se solidarizaron se convirtieron en los nuevos héroes emblemas del país.
¿Quiénes son estos nuevos héroes?
Frida
La perrita rescatista de la Unidad Canina de la Secretaría de la Marina sanó los corazones de un México herido.
Con sus característicos gogles y botitas especiales, las cuales fueron donadas al Museo del Calzado, Frida recorrió los escombros trayendo esperanza. Exploró los restos del Colegio Enrique Rébsamen, donde murieron 19 niños y 7 adultos, y viajó a Oaxaca donde ubicó el cuerpo de un policía en el Palacio Municipal de Juchitán.
#Frida toma descanso para continuar apoyando con todo a #FuerzaMéxico pic.twitter.com/XeL8OD9dGM @SEMAR_mx
— gob.mx (@gobmx) September 24, 2017
En murales, estampas, productos, redes sociales, amuletos y hasta en una estatua en Puebla, quedó inmortalizada la perra de raza labrador que representa a los binomios caninos.
De paso, también contribuyó a destacar la importancia de los derechos y respeto que deben tener todos los animales.
Rescatistas
A la Ciudad de México asistieron en las labores de rescate bomberos, policías, militares, marinos, elementos de Protección Civil, brigadistas y los renombrados Topos, así como rescatistas de países como Estados Unidos, Japón, Israel, España y Panamá.
A pesar de la lluvia, el cansancio, las manos lastimadas y la llegada de la noche, estos nuevos héroes no pararon hasta rescatar entre los escombros a sobrevivientes, a los restos de las víctimas fatales y a animales que quedaron atrapados.
Gracias a ellos, el puño alzado se volvió una luz entre el dolor de los edificios derrumbados.
Millennials
Las escuelas y oficinas de la capital y sus alrededores se quedaron vacías, cientos de jóvenes se movieron por las entidades afectadas para ayudar en las labores de rescate. Rompieron el mito y sorprendieron a toda la sociedad mexicana.
Entre las calles, llenos de polvo, en cadenas humanas pasando los donativos, comprando en farmacias y supermercados, o llenando cubetas con escombros, los millennials vivieron su primer terremoto dando un uso óptimo y eficaz a las redes sociales.
Demostraron que no son apáticos, ni egoístas, tampoco ajenos a la desgracia del otro.
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Voluntarios
Los nuevos héroes más importantes son anónimos. Miles de mexicanos dejaron unos días su profesión u oficio para convertirse en voluntarios y consiguieron levantar al país.
En las inmediaciones de las zonas afectadas dejaron de circular los automóviles para solo verse ríos de personas portando cascos naranjas y botas. Con picos, palas y las propias manos, los restos de la tragedia fueron retirados.
Unos abrieron las puertas de sus negocios, donde regalaron comida, agua, hasta su propia mercancía, ofrecieron un lugar donde sentarse y descansar, o usar sus instalaciones para ir al baño o cargar el celular. Otros llegaron con cajas de sándwiches, tortas y refrescos. Decenas de bicis repartieron café y pan dulce.
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En tanto, en los parques, los voluntarios recolectaron la ropa, comida y medicinas donadas, mientras que otros dieron de forma gratuita terapias psicológicas, masajes, contaban cuentos a los niños, o llevaron a sus perritos para repartir sonrisas y cariño.
Varios de los nuevos héroes fueron ciclistas y motociclistas, que organizaban caravanas para distribuir los víveres de los autos que llegaban repletos de ayuda.
La vida cotidiana se detuvo aquel 19 de septiembre para dar tiempo a que el héroe interno de los mexicanos saliera.