¡Noche de calor en la Ciudad…de México! Los Fabulosos Cadillacs cantaron para vos y para las 300 mil personas que asistieron a su histórico concierto en el Zócalo, con lo que rompieron el récord de asistencia, que tenía Grupo Firme.
La banda argentina puso a bailar, a cantar, a llorar y hasta silenció, aunque fuera por segundos, a la bandita chilanga con éxitos como Matador, Mal bicho, Vasos Vacíos y El satánico Dr. Cadillac.
El Zócalo se desbordó y para las ocho de la noche ya no cabía ni un alfiler en la plaza principal, por lo que mucha gente tuvo que quedarse en las calles aledañas para ver el concierto desde las pantallas que colocó el gobierno de la CDMX.
Aquí te dejamos un hilo, de principio a fin, de los MEJORES momentos del concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el Zócalo de la CDMX:
Fabulosos abren concierto con Manuel Santillán, El León
Poco antes de las ocho de la noche, un pequeño retumbar se sintió en el Zócalo de la CDMX. No fue unos de los microsismos de la capital del país, sino los brincos de lxs asistentes al concierto de Los Fabulosos Cadillacs.
Tras una larga espera, algunxs de más de ocho horas ante el bravo sol y una lluvia precoz, el conjunto argentino salió con firmeza al escenario del corazón de la Ciudad de México. No se guardaron nada e iniciaron su show con Manuel Santillán, El León, una de sus canciones más emblemáticas de su repertorio. El público explotó con un salto, como si lo hubiera ensayado antes.
Luego le siguieron Demasiada presión, El Muerto, Carmela, Estoy harto de verte con otros, El genio del dub y Calaveras y Diablitos, que desató el furor y un coro al unísono: “¡la vida es para vivirla meeeejooooor!”
Los Fabulosos Cadillacs llenan el Zócalo de la CDMX
A los pocos minutos de haber iniciado el concierto de Los Fabulosos Cadillacs, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, informó que el Zócalo estaba al 100% de su capacidad.
Sheinbaum recomendó a los asistentes que disfrutaran del concierto a través de las pantallas que se instalaron en las calles aledañas al primer cuadro de la capital.
“El Zócalo está al 100% de su capacidad. Recomendamos a los asistentes al concierto de Los Fabulosos Cadillacs que disfruten el concierto en las pantallas que hemos instalado en calles aledañas así como a través de @Capital21”, escribió la jefa de Gobierno en su cuenta de Twitter.
Vicentico entrega el corazón en el Zócalo
Sonaban los acordes de Calaveras y Diablitos cuando Vicentico dedicó unas palabras y entregó el corazón a los asistentes del Zócalo: “¡qué alegría tocar para ustedes esta noche!”, dijo el vocalista de Los Fabulosos Cadillacs.
“Gracias, los amo”, dijo Vicentico con la mirada fija a sus fans. “Qué inmensa, inconmesurable e indescriptible la felicidad de estar tocado esta noche para ustedes”, sentenció el vocalista.
“Recibimos esto con nuestro corazón, inolvidable, con todo nuestro corazón”, dijo el músico argetino al tiempo que se tocaba el pecho, desatando la euforia de sus fans. “Muchas gracias, gracias hermanas, hermanos”.
Después levantó los brazos cual director de orquesta y dirigió a lxs miles de asistentes para terminar coreando juntos Calaveras y diablitos. El golpe de la voz resonó por los pasillos del Palacio Nacional y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, hasta el cielo.
Los Fabulosos tocan Siguiendo la Luna y el Zócalo se pone a sus pies
A la hora del concierto, el líder de Los Fabulosos Cadillacs estiró la mano como queriendo alcanzar a la musa de la noche, intocable y altiva. Apuntando con su dedo, le cantó Siguiendo a la Luna: “Vamos, mi cariño, que todo está bien, esta noche cambiaré, te juro que cambiaré”.
La Luna salió de entre las nubes para presenciar su serenata. Como una enamorada, vio el concierto entero desde su balcón sin perder algún detalle de la fiesta del Zócalo de la CDMX.
“Esta verdad es sólo para nosotros hoy. Nadie que no haya estado aquí, en estos segundos, va a saber de esto”, agradeció Vicentico el gesto de Luna.
Y mientras cantaban, el cielo se iluminaba con las luces de los celulares que grababan el inolvidable momento.
Los Fabulosos y Vicentico logran “silenciar” el Zócalo… ¡y la piel se puso chinita!
¡Qué momentooooo! El Zócalo calló… aunque sólo fue por unos segundos, el poder del silencio invadió la plancha desbordada por miles de personas; la petición la hizo Vicentico, vocalista y fundador de Los Fabulosos Cadillacs, cuando ya llevaba rato sonando la poderosa canción Mal bicho.
Ante un Zócalo eufórico y desbordado, Vicentico pidió unos segundos de silencio para “buscar el poder de todos los espíritus de esta plaza, que nos dé fuerza”.
El músico argentino pidió apagar las luces de los celulares, “sólo por unos segundos; a partir de ahora hagamos un poquito de silencio y ya ustedes sólo van a sentir donde explotan los corazones y los espíritus”.
Y de esta forma terminaba los acordes de Mal bicho:
Yo no voy
a la guerra
a la violencia
a la injusticia
y a tu codicia
¡Digo no, digo no, digo no, digo no, digo no, digo no, digo nooo!
Poco a poco la noche se iba haciendo vieja, pero la voz del público no cedía con los éxitos de los sudamericanos que no fallaron al hacer vibrar la plancha con Carnaval toda la vida y Matador.
Amagaron con irse, pero lxs asistentes tenían la fiesta inyectada en las venas. Comenzaron a gritar “otra, otra” y el vendaval de aplausos sólo pudo ser frenado con su regreso al escenario.
El cierre fue como el inicio: con firmeza. El fin de la noche fue para los fans de antaño con rolas como Mi novia se calló en un pozo ciego, Vasos vacíos o El Satánico Dr. Cadillac.
“¡Ciao, México!” Cierran fabuloso concierto en el Zócalo
Los Fabulosos Cadillacs cerraron su histórico concierto en la CDMX con gran energía y un Zócalo entregado bailando y coreando a todo pulmón.
La banda argentina decidió cerrar su presentación con la rola Yo no me sentaría en tu mesa, con la que pusieron a cantar a los miles de asistentes: “¡Más fuerte, México!”, pedía Flavio Cianciarulo, guitarrista de Los Fabulosos, y tras cantar “Por más que quieras tapar toda nuestra vos, nunca podrás callar esta canción”, retumbó en el corazón de la ciudad el famoso coro: “Ohhhh ohhh ohhh”.
Y tras bailar y cantar por hora y media, los argentinos se despidieron de la banda chilanga: “¡Ciao, gracias! México mágico. Esto fue el león del ritmo”.
Los Fabulosos Cadillacs rompen récord en el Zócalo
Al concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el Zócalo de la CDMX asistieron 300 mil personas, con lo que la ciudad rompe récord de asistencia, informó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
En su cuenta de Twitter, destacó que “volvimos a hacer historia” e informó que hubo saldo balnco tras el concierto de la banda argentina.
Miles de chilangxs esperaron horas para el concierto
Para el Centro Histórico de la Ciudad de México era un día normal de sábado. Las calles estaban a reventar y el tránsito de los coches era lento. Ni parecía que en el corazón de la CDMX, el Zócalo, iban a estar Los Fabulosos Cadillacs, una de las míticas bandas argentinas de todos los tiempos.
Ingresé por auto al concurrido primer cuadro del centro. El conductor que me llevó los pensó dos veces en llevarme al conocer la travesía que sería acercarse, por lo menos a la Torre Latino y eso que faltaban, para ese entonces, siete horas para que las trompetas comenzaran a sonar.
La conversación fue el concierto, las acciones del gobierno de la Ciudad de México y la “locura” de la gente para esperar largas horas en el sol para ver a sus ídolos. Eso sí, casi al final del viaje me dijo: “Ahí anótele que las calles se ponen pesadas por los carros”.
Faltaban todavía cinco horas para el concierto. Entre más me acercaba al Zócalo, más fila encontraba en los restaurantes, puestos o cualquiera que vendiera alimentos. Las preferencias eran por los tacos de pastor y la comida rápida.
Yo preferí unas albóndigas de algún lugar cerca de Juárez. Tras pagar, me dirigí a mi destino: la plancha del Zócalo. Conforme avanzaba, la conversación se tornaba por el show de las ocho de la noche.
¡Todavía llegas! El Zócalo es punto de encuentro para todas y todos, quienes se alistan para el concierto gratuito de Los Fabuloso Cadillacs (@lfcoficial)
— Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (@CulturaCiudadMx) June 3, 2023
Ven a escuchar la música de una de las agrupaciones más importantes del rock latino.
20 horas#EntradaLibre @GobCDMX… pic.twitter.com/slUQy4zyg8
Un Mal Bicho o el sol
En la plancha del Zócalo no había caras de felicidad. El sol claramente había hecho de las suyas y mermó los ánimos de lxs asistentes. Pero la voluntad seguía intacta para aguantar y escuchar los éxitos de la agrupación sudamericana.
Un hombre me contó que tenía desde las 12 del día, que venía de Querétaro y los acompañaba un convoy pequeño de unas cinco personas desde allá. Se iba a regresar el mismo día y esperaba que trajeran a Taylor Swift, por su niña.
El sol lo castigó. Estaba rojo, al igual que el último color de nuestra bandera. Uno de sus ojos tenía un derrame y el sudor lo hacía brillar con el ocaso de la tarde.
Otro más no aguantó. Le pidió a una policía que si se podía saltar para salir porque se sentía mal. En su cara se veía el malestar y ni la advertencia de que no podría regresar lo alivió.
Estaba desde la una de la tarde y apenas contestaba las preguntas de la oficial. El sol lo traicionó o, simplemente, fue un Mal Bicho que no lo dejó disfrutar de Los Fabulosos Cadillacs.
Los Fabulosos Cadillacs y su festival toda la vida
A dos horas del tan anhelado concierto del Zócalo de la CDMX, el ambiente comenzó a cambiar. La risa, que soca a todo los males, ya se escuchaba.
Las bromas fueron la cura para aguantar la larga espera y la bravura del inclemente sol. No faltó el “fuera, fuera” para cualquiera que se pasara de lanza, el reprobable grito homófobo heredado del fútbol, el chiflido chilango para quejarse por la espera y hasta el coro de algunas canciones para calmar el ansia como Vasos Vacíos.
Por su puesto se colaron algunas chelas y porritos, aunque la llamada de atención de las autoridades para que no trajeran esas sustancias. También el cigarro se hizo presente, a pesar de que desde hace más de un año está prohibido fumar en esta parte de la capital del país.
Al final de cuentas, como dirían Los Fabulosos Cadillacs, un “festival toda la vida”. “¡Ya nada más faltan dos horas, banda!”, gritaron unxs con entusiasmo.