La calle de Madero en el Centro Histórico de CDMX tiene cinco siglos de historia que van desde la época colonial hasta nuestros días, pasando por la Revolución.
A lo largo de su historia esta calle ha tenido varios nombres. Y aunque el origen del nombre el actual con el que todos lo conocemos podría parecer obvio, en realidad esconde una historia de lealtad entre dos de los más grandes héroes de la historia de México.
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Una de las calles más antiguas de CDMX
La calle de Madero es la segunda más antigua de la historia de CDMX, solo por detrás de la calle de Tacuba. Se dice que fue el propio Hernán Cortés quien la mandó construir después de la conquista. Por ello, su trazado corresponde al diseño de las antiguas ciudades coloniales, cuyo trazado partía desde una plaza de armas (en este caso, el Zócalo) rodeado por una Catedral y por edificios de gobierno (Palacio Nacional).
Así, Madero conecta el Zócalo con el Eje Central Lázaro Cárdenas. Permite ir desde la plaza principal del país hacia otros sitios icónicos de la capital, como el Palacio de Bellas Artes y la Torre Latino.
Desde sus inicios fue la calle donde residían las familias más ricas de la ciudad. A ello se debe que a lo largo de la misma se encuentren palacios como la Casa de los Azulejos o el Palacio de Iturbide, entre otros.
Originalmente la calle recibió el nombre de San Francisco porque en ella se ubicaba un templo franciscano que todavía permanece en pie. Posteriormente pasó a ser conocida como Paseo de los Plateros, debido a que —en concordancia con el carácter opulento de la zona— allí se instalaban los vendedores de plata.
Historia del nombre de la calle de Madero
Actualmente el nombre de la calle es un homenaje a Francisco I. Madero, iniciador del movimiento de la Revolución Mexicana y presidente de 1911 a 1913.
El nombre de la calle obedece a la traición de Victoriano Huerta hacia Madero, pero sobre todo a la venganza emprendida por Francisco Villa.
Madero y Villa tuvieron una relación muy cercana. “Y si algo caracterizaba a Villa era su lealtad”, cuenta Karem Celso, encargada del área de Servicios Educativos del Museo Nacional de la Revolución.
Villa se unió a la revolución maderista convencido por el político Abraham González. El Centauro del Norte se volvió clave en e movimiento que derrocó a Porfirio Díaz. Pero una vez caído Díaz, Villa tuvo diferencias con otros caudillos, como Victoriano Huerta.
“Huerta sabía que Villa iba a ser un enemigo muy poderoso en su contra. Por eso en 1912 estuvo a nada de fusilarlo. Algunos dicen que lo acusó de sublevación; otros que de robar un simple caballo”.
Sin embargo, fue la intervención de Madero la que salvó la vida de Villa:
“Huerta estuvo a punto de matar a Villa, pero los hermanos Madero intervinieron para que solamente lo mandaran a Villa a una prisión aquí en la Ciudad de México”, cuenta la historiadora.
Villa estuvo preso en la cárcel de Tlatelolco en CDMX. Sin embargo, escapó en diciembre de 1912 y se refugió en Estados Unidos. Meses después, en enero de 1913, ocurrió la llamada Decena Trágica. Victoriano Huerta dio un golpe de Estado, asesinó al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez y se quedó con el poder.
“En Estados Unidos le llega a Villa la noticia de la muerte de Madero y decide aliarse a Carranza para buscar venganza. Villa fue leal a Madero y quería regresarle el favor de haberlo salvado”, explica Karem Celso.
Y e efecto, Carranza, Villa, Obregón y Madero consiguieron derrocar a Huerta un año después, en 1914.
Tras derrocar a Huerta, Villa dio varias muestras de su lealtad y agradecimiento hacia Madero. El Centauro del Norte incluso visitó la tumba de Madero y fue captado llorando frente a ella en una histórica fotografía.
Pero ese no fue el único gesto:
“El 8 de diciembre de 1914 Villa cambia el nombre de la calle de plateros por Madero. En el letrero, él había puesto Maderito, pero ya después se cambió. Villa decía que pobre de aquel que quitara el letrero”.
En el Museo Nacional de la Revolución se encuentra una fotografía del Archivo Casasola en la que se observa el histórico momento. Villa se encuentra en una escalera, cambiando el letrero para darle a la calle el nombre con el que la conocemos hoy en día.
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