Las raícesde la CDMX aún guardan muchos secretos y para muestra el hallazgo en el Templo Mayor, el cual podría acercar a los arqueólogos a las tumbas de los gobernantes del Imperio Azteca, cuya antigüedad se calcula en más de 500 años.
Durante las excavaciones más recientes, un grupo de arqueólogos encontró ofrendas tan antiguas, que el hallazgo en el Templo Mayor es calificado por los expertos como “el más tentador hasta el momento”, ya que podría ser el primer paso para descubrir la tumba de un emperador azteca de la dinastía Ahuízotl.
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Como parte de los trabajos del Proyecto Templo Mayor, los arqueólogos descubrieron un jaguar adornado y vestido como un guerrero, así como los restos del esqueleto de un niño, vestido igualmente a imagen de Huitzilopochtli y enterrado junto a varios cuchillos de pedernal, decorados con perlas y piedras preciosas.
De acuerdo con las investigaciones, tanto el jaguar como el niño fueron sacrificados, presuntamente por cardiectomía, es decir, les sacaron el corazón para cumplir con una ofrenda para el dios de la guerra.
Las ofrendas fueron depositadas por sacerdotes aztecas hace más de cinco siglos en una plataforma circular, en la que, según los primeros relatos históricos, se localizaba cerca del lugar de descanso de los reyes aztecas.
“Nunca hemos hallado eso y tenemos ahora una enorme expectativa. Suponemos que conforme vayamos profundizando vamos a seguir encontrando objetos muy ricos”, dijo el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto del Templo Mayor desde 1991, a la agencia de noticias Reuters.
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¿Qué más sabemos del hallazgo en el Templo Mayor?
La ofrenda del Jaguar se encontró en el interior de una caja rectangular de piedra, la cual ha despertado el interés de los expertos, puesto que en su interior también se han encontrado otros artefactos como una lanza y un disco de madera tallada, colocados en la espalda del felino. Ambos artefactos formaban parte del emblema de Huitzilopochtli, el dios de la Guerra y del Sol.
Los trabajos también permitieron el hallazgo de una capa de ofrendas acuáticas, la cual incluye variedad de conchas, estrellas de mar de color rojo y coral, las cuales podrían representar el inframundo acuático.
En el interio de otra caja de piedra se descubrieron 21 cuchillos de pedernal otro disco del dios de la Guerra pero hecho de nácar, así como lanzadores y otro escudo.
Junto con los restos del niño se hallaron un collar de cuentas de jade, un disco de madera y alas hechas con huesos de gavilán.
Este hallazgo en el Templo Mayor es el más reciente de una serie de trabajos que se realizan en el recinto ubicado en el Centro Histórico de la CDMX.
En 2017, los arqueólogos hallaron el esqueleto de un cachorro de lobo junto a 22 piezas de oro, elemento relativamente extraño en el Templo Mayor. En 205 ofrendas descubiertas junto al santuario en más de 40 años, los arqueólogos han hallado poco más de 600 gramos de este metal.
Las dos ofrendas recientemente descubiertas nuevas son sin duda las más espectaculares y su ubicación hace pensar a los especialistas en los reyes mexica, ya que, desde hace años, Eduardo Matos Moctezuma, pionero en las investigaciones del Templo Mayor, especula con que los restos de Ahuitzotl, predecesor de Moctezuma, el tlatoani que recibió a los españoles en 1519, estarían enterrados allí, indica El País.
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