¡No me fallen, sobrinos! No sean como estos gandallas del transporte público.

Si bien no existe un manual de buenos modales para andar en el micro, la combi, el Metrobús o en el Metro, hay reglas no escritas que podemos aplicar para generar, lo que viene siendo, una bonita convivencia.

50 cosas que (seguro) te han pasado en el transporte público

¿Eres uno de estos 10 gandallas del transporte público?

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Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro.

El que se avienta para ganar lugar

Estás hasta adelante del andén. Llega el tren vacío y ves el asiento libre. Piensa que es para ti. Abren la puerta y eres el primero en entrar. La victoria parece tuya. Hasta la Sonora Santanera lo sabe, lo sabe 🎺🎶.

De pronto, alguien te empuja o avienta su mochila al asiento para ganarlo. Se sienta y saca su celular o se duerme inmediatamente como si nada hubiera pasado. Ya solo te queda agarrarte del tubo para no caerte y evitar que el asunto termine peor.

En esta categoría también entran los gandallas del transporte público que se van al andén de descenso para subirse antes y apañar un asiento.

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Los que se hacen los dormidos

Sí, todos vamos cansados, pero es probable que alguien necesite el asiento más que los gandallas del transporte público. Puede ser una embarazada, una persona de la tercera edad, alguien que carga a un bebé o una persona con discapacidad.

Haz paro y cede el lugar. No finjas que vas bien dormido y menos si vas en el asiento reservado.

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Los que pagan con billetes grandes

Hay pasajeros que tratan de pagar con un “billete grande” (de 200 o 500 pesos) cuando viajan en la combi.

La idea es que el chofer les diga que no tiene cambio y les perdone el pasaje.

Sabemos que a veces es difícil conseguir morralla, pero aquí nos referimos a esos gandallas del transporte público que lo hacen a propósito.

Los que se meten en la fila

No es tu imaginación: la fila en la que estás sí se es cada vez más grande. No es un truco. Son aquellas personas que aprovechan cualquier distracción para meterse a la fila.

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Los que comen cosas olorosas

Nunca falta esa persona que en plena hora pico saca su lunch con huevito o su torta de milanesa con harta cebolla. ¡Lo peor es que nomás antojan y no invitan! 

“Sí entro”

El tren o camión del Metrobús ya van super llenos, pero hay pasajeros que están convencidos de que sí caben en esos cinco centímetros que sobran.

Cuando suena la alerta del cierre de puertas, ellos aguantan la respiración, meten la barriga y empujan a los demás usuarios con toda su fuerza. Al final, las puertas les hacen el paro y los meten a presión.

El problema es que muchas veces este tipo de gandallas del transporte público provoca retrasos en el servicio.

Aquí también entran esos pasajeros que están convencidosde que “no hay quinto malo”, incluso para la banca de la combi.

Ellos abordan y se sientan a la fuerza en la banca en la que ya hay 4 personas… dejándote hasta la orilla, haciendo malabares y agarrándote hasta con las uñas para no caerte.

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Los que van abrazados del tubo

La relación con tu ex qué, estos sí son inseparables.

Hay gandallas del transporte público que ocultan sus conductas viciosas abrazando cariñosamente el tubo.

Aunque les pidas permiso, ellos no ceden e impiden que te agarres y ahí va tu mano: aprisionada entre el tubo y la espalda o el abdomen (sudoroso o no) de tu compañero de transporte.

Los que se quedan en la puerta

No, queridos pasajeros, no basta con “hacerse flaquitos” para que las demás personas puedan subir o bajar.

Ahora sí que hay que aplicar el famoso: “recórrase en doble fila, por favor”, y el clásico “la bajada (en la mayoría de casos) es por la puerta de atrás”.

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Los que bloquean la escalera eléctrica

Justo cuando llevas más prisa que nunca, te encuentras con una persona que decidió ponerse en medio de las escaleras eléctricas a revisar plácidamente su celular.

No seas mala onda, si no tienes prisa, pégate a tu lado derecho y deja libre el paso para aquellos a quienes se les hizo tarde o tienen que llegar antes a su destino. Hoy por mí, mañana por ti.

El gandalla mayor

Foto: Moisés Pablo / Cuartoscuro.

¿Por qué no podemos tener nada bonito? Típico que cada que hay nuevos trenes, camiones o unidades en circulación… ¡Pum! Aparecen los manchados y rayan los asientos, las ventanas o alguna parte del interior del vehículo.

Claro. Es importante celebrar el romance entre María y Juan, pero no es necesario rayonear los asientos como si fuera la penca del maguey.

Tampoco está chido rayar los vidrios. Al final se trata de unidades de transporte público que brindan servicio para todos y que deberíamos tratar de mantener en las mejores condiciones para que podamos viajar más cómodos.

¿A cuántos de estos gandallas del transporte público te has topado? ¿Cuáles piensas que nos faltó nombrar? Te invitamos a contarnos qué otros usuarios gandallas conoces en nuestros perfiles en Twitter o en Facebook.

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