Chilango que se respeta, tiene al menos una anécdota digna de contarse durante sus viajes en cualquier transporte de la CDMX y si no nos crees, tienes que leer estas experiencias humillantes en el Metro.
Todo comenzó con un tuit del usuario @yaooisawannabe, quien no solo narró en Twitter su propia anécdota, sino que invitó a sus seguidores a compartir las suyas.
Los relatos van desde desmayarse en el vagón; quienes sufieron por ir con un pie, mano o cabeza atorado en la puerta, zapatos que salieron volando o que terminaron en las vías y hasta el típico de quedarse dormido y pasarse de estación.
Hasta este miércoles 13 de febrero la publicación lleva más de 200 respuestas y casi 150 compartidos. Aquí te compartimos algunas de las mejores historias.
Experiencias humillantes en el Metro
yo iba bien cansado y no alcancé a sentarme, así que me recargué en el tubo y me dormí. cuando frenó, me alcancé a detener, pero giré sobre el tubo y terminé sentado en las piernas de un señor que también se andaba durmiendo. lo espanté un buen ):
— sundae. (@tezcatlipocalli) 12 de febrero de 2019
La mía fue cuando no podía salir del vagón por la cantidad de gente y literal pedí ayuda y la gente me sacó en posición horizontal como concierto de rock y afuera dos personas me jalaron y me lastimaron mi bracito ?
— Maw (@MawSaldivar) 12 de febrero de 2019
Tuve un ataque de ansiedad en el Metrobus, me estaba desmayando por la falta de oxígeno, entre dos señores me bajaron cargando. pic.twitter.com/m1HfPslGe1
— ? ? ? ? ? ? (@DeusXavier) 12 de febrero de 2019
Una vez iba turbo dormida, me desperté para bajarme y en cuanto me paré una señora me aventó súper culero a mi asiento. Resulta que se estaban peleando a madrazos y me metí a la pelea sin querer.
— boowoo (@UnaBeetlebum) 12 de febrero de 2019
Me gustaba mucho usar sandalias y un día, cuando iba entrando a un vagón, mi chanclita se salió de mi pie, se cayó en el espacio qué hay entre el andén y el metro. Las puertas se cerrarón y ya nunca la volví a ver, jaja.
— Rashel (@thisisrashie) 12 de febrero de 2019
Una vez subió un vato que se acostó sobre una manta llena de vidrios cortados y a decir que no robaba, que por eso chambeando y que diéramos dinero. Yo me puse a llorar, nunca había visto eso porque provinciana y el señor no recibió mi dinero por ridícula.
— No soy de aquí (@CGyaneli) 12 de febrero de 2019
Iba en la línea 1 en el vagón de mujeres e iba súper lleno, después de un rato una señora dijo que de quién era una bolsa con comida, resulta que mi mochila se abrió, volteo y eran mis tamales que se salieron, solamente los agarre muerta de la pena.. también perdí ropa ese día
— L ?? (@lilianaaras97) 13 de febrero de 2019
Me fui en sentido contrario a la estación a la que quería llegar, me di cuenta 8 estaciones después, y allí voy de regreso, 8 + 4, lo peor que ya al llegar me pase 1 porque no me dejaron bajar. :c convertí un trayecto de 5 minutos en uno de 1:30h.
— Folch (@El_Gran_Momo) 13 de febrero de 2019
Tome el metro cuando abrió (5 am) me quede dormida y le di como 3 vueltas a toda la línea de ida y de regreso, me levante ya había sol y me puse a llorar
🙁— Danny de Lukas (@danludanny) 13 de febrero de 2019
Una vez iba parado en medio del vagón, recargado de los asientos y comía unas jícamas con chilito. Al final le hice el nudo a la bolsita para comerme el jugo y cuando lo abrí con los dientes, salió disparado a la camisa blanca del señor que venía frente a mí.
Me bajé en chinga.— Jerry Pop (@JerrySuperPop) 13 de febrero de 2019
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