¿Por qué no nos dará covid? Así se vive la pandemia en la calle
El Caracol lleva 27 años trabajando a favor de la población callejera en CDMX. Así es como han apoyado a esas personas durante la pandemia.
Por: Colaborador
A más de un año que inició la pandemia en México, no se reportan casos de covid-19 en la población callejera en CDMX. Durante este tiempo, El Caracol AC ha continuado con su trabajo en favor de estas personas.
Por: Luis Alberto García
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Enfundados en trajes rojos, cubrebocas negros y caretas transparentes, Alonso Barrios y Georgina Moreno se acercan tranquilamente a Alejandro, al “Pelón”, a Jorge Alberto y demás miembros de “la banda”.
Mientras la mayoría de gente camina a prisa y sin mirar a nadie cuando pasa por el parque “Las Conchitas”, Alonso y Georgina se mueven con calma y platican con las personas que viven en ese lugar del Centro Histórico.
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Charlan y se mueven en confianza porque conocen a “la banda” gracias a su labor en El Caracol AC, una organización que lleva 27 años trabajando con población callejera.
—¿Qué pasó?, ¿ya abrieron (las oficinas del Caracol)?, pregunta un joven de unos 30 años. Agrega que ya le hace falta bañarse y lavar su ropa.
—Todavía no, pero les traemos gel desinfectante y cubrebocas, ¿quieren?, responde Alonso.
Cuando apenas empiezan a repartir gel y cubrebocas, “el Pelón” llama a toda “la banda” para que se acerquen. Tienen que cambiar sus cubrebocas. Los que traen puestos ya tienen varios días de uso.
—¿Por qué no nos dará (covid-19) a nosotros?, ¿será que somos inmunes?, pregunta “el Pelón”.
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Alonso y Georgina no tienen una explicación. Solo reiteran los síntomas de la enfermedad para detectar si alguien de “la banda” los ha tenido.
—Yo tuve tos y calentura. Siento que ya me dio, pero no me pasó nada, dice Jorge Alberto García.
“Creo que si le hubiera dado a mis familiares que están en casa y estuvieran así como nosotros, ya se hubieran muerto, ¿será por esto?”, pregunta Jorge Alberto mientras le da un toque a la bacha de mota. Los demás ríen.
“El Pelón”, Jorge Alberto y otros, aseguran que no conocen a personas en situación de calle que se hayan contagiado de covid-19, virus que ha causado la muerte de al menos 38 mil 758 personas en CDMX, hasta el 25 de marzo pasado, según cifras oficiales.
Los dos jóvenes psicólogos de El Caracol AC no se atreven a dar teorías sobre por qué no saben de personas en situación de calle contagiadas de covid-19. En los meses que llevan trabajando desde en plena pandemia, ellos tampoco han detectado un caso.
Lo mismo señalan las autoridades. La Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO) de CDMX no ha reportado ni un caso de covid-19 entre las poblaciones callejeras.
“Nosotros siempre nos acercamos a cualquier persona en situación de calle y les ofrecemos los servicios en el albergue. La intención es que puedan estar en un espacio protegido y salvaguardar su salud y su vida, pero 75% de ellos no acepta”, dijo Almudena Ocejo a Animal Político.
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¿Cómo se vive la pandemia en la calle?
El #QuédateEnCasa no aplicó para esta población, que a partir del cierre de los albergues en el inicio de la pandemia tuvo que sortear la pandemia como pudo.
Los parques y plazas públicas, donde regularmente se instalan, se cerraron. Es el caso de “Las Conchitas”, en la que las cintas que indican “no pasar” son ignoradas por la veintena de personas en situación de calle que utilizan este lugar como base.
Aquí la “sana distancia” no existe. Las personas se reúnen en pequeños grupos, sentadas unas junto a otras, y hablan de frente, algunos con y otros sin cubrebocas.
El alcohol que reciben pone en evidencia que han pasado bastante tiempo sin lavarse las manos. Eso sí, algunos aplican el estornudo de etiqueta.
Su situación económica, de por sí precaria, se ha visto golpeada. La baja en movilidad redujo su ingreso. “Es más difícil conseguir lo que necesitamos, llámese cualquier cosa: dinero, comida, droga, no importa la situación porque no hay trabajo”, dice Alejandro, quien sobrevive sacando y metiendo puestos en Tepito y recogiendo material reciclable.
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La falta de documentación no permite a esta población acceder a empleos formales.
Siete de cada 10 personas en situación de calle (70%) trabaja y se dedica principalmente el comercio (ambulantaje y en vía pública), trabajo manual y a espectáculos en vía pública, así como el reciclaje de PET o cartón, según el estudio Identidad legal y poblaciones callejeras: Diagnóstico Ciudad de México, realizado por la UNAM.
A ello se suma la discriminación. En contraste con las dos de cada 10 personas de la población general que refieren haber sido discriminados en CDMX, ocho de cada 10 integrantes de la población callejera capitalina denunciaron haber sido discriminados o agredidos por servidores públicos, principalmente policías, de acuerdo con el mismo estudio.
“No porque vivas en la calle significa que debes ser hampón, delincuente. No es indispensable”, aclara Alejandro.
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El Caracol, 27 años de labor
Hasta antes de la pandemia, esta organización tenía como objetivo sacar de 60 a 80 personas de las calles cada año, pero sus dinámicas y planes (como los nuestros) cambiaron.
Su labor ahora es evitar que las mil 200 personas que conforman la población callejera en CDMX, según datos del Inegi, se contagien del virus SARS-CoV-2.
Además trabajan para apoyar a personas que han dejado las calles y a quienes la pandemia arrojó a la calle para que el espacio público no se convierta en su hogar, explica Luis Enrique Hernández, director de El Caracol AC.
A la par, explica, mantienen la campaña para ayudarles a tramitar la credencial de elector, acta de nacimiento y CURP, pues “el gran problema es que no están afiliadas al Estado. Es como si no existieran”, lo que implica que les restringen derechos.
Esto a pesar de que solo una de cada 10 personas en situación de calle no cuenta con papeles, es decir, nunca fueron registrados, sólo la mitad tiene acta de nacimiento o CURP, y apenas tres de cada 10 tienen credencial de elector, según el mismo estudio de la UNAM.
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Un Caracol en la pandemia
Las personas que laboran en El Caracol AC crean espacios pedagógicos a través de juegos y dinámicas.
“Les decimos ‘vamos a ponernos una tarjeta roja donde más nos duela, una amarilla donde duele poco y verde donde no duele’. Llega un punto donde se ven en un espejo y se ven en rojo y empiezan a preguntar ‘¿por qué me duele aquí?’.
“La idea es que el educador los lleve a la reflexión de que el dolor está ligado al consumo de alguna sustancia en muchas ocasiones y ahí nos van a decir: ‘¿puedo ir al médico?’ ‘Sí, nosotros te llevamos’”, explica Luis Enrique Hernández.
Otra de las tareas de El Caracol es registrar y llevar a los adultos mayores a que les apliquen la vacuna contra covid-19.
Hasta ahora, esta organizaciónha librado la batalla a favor de las poblaciones callejeras sin apoyo gubernamental.
“Esta pandemia la libramos gracias a la ciudadanía. Para nosotros hubiera sido sencillo cerrar y decir ‘no podemos hacer nada’, pero no podíamos permanecer impávidos frente a algo tan grave, entonces tuvimos que movernos”, dice Luis Enrique.
Y sí, El Caracol sigue avanzando. En medio de la pandemia, han entregado tres mil kits sanitarios, recursos a 30 familias para que logren una vida independiente (7 de las cuales ya lo lograron), apoyo psicopedagógico y materiales educativos a 52 niños.
Además han realizado labores de acompañamiento a 68 personas con discapacidad y adultos mayores para reducir el riesgo de un contagio de covid-19.
Ahora que ya te contamos cómo la población callejera en CDMX ha vivido la pandemia, te invitamos a ver esta entrevista sobre seguridad vial.
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