¿Recuerdas cuando te disfrazabas para salir a las calles a recolectar montones de dulces? A cada uno nos tocó esta tradición de manera diferente, por eso te presentamos las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita.
Seguramente te preguntas de dónde viene esta costumbre, así que nos pusimos a investigar.
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“Pedir calaverita tiene en México un referente directo con la ofrenda (y la ofrenda es prehispánica).
“Hay quienes dicen que los niños pobres, a quienes no les alcanzaba para su ofrenda, pedían ayuda para ello y recibían lo que les dieran, básicamente fruta.”, contó a Chilango el escritor y cronista Jaime Valverde Arciniega.
La práctica de pedir calaverita se mantuvo durante la época colonial y en el México independiente.
De hecho, durante ese periodo se decía que algunos hacendados hacían dádivas o presentes a sus peones el 2 de noviembre para que visitaran a sus muertos.
“Así llegamos al presente, el advenedizo es el Halloween, tradición irlandesa que se quedó en Estados Unidos, de ahí vienen los disfraces de monstruos, etc.”, asegura Valverde.
De las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita fue emocionarnos por recibir caramelos; sin embargo, esto no formaba parte de la tradición original.
Se comenzó a regalar dulces cuando adoptamos la costumbre del Halloween, cuando se quedó en el olvido la entrega de fruta y los rezos.
35 cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita
Ahora que ya conoces más sobre esta tradición, es momento de recordar lo que nos pasó cuando salimos a pedir calaverita.
Toma en cuenta que debido a los cambios por los que ha atravesado esta tradición, es probable que algunas de ellas no te hayan pasado.
- Armaste tu caja para pedir calaverita.
“La calaverita en CDMX antiguamente se pedía haciendo una ranura a una caja de zapatos a la que se le hacían huecos como ojos, naríz y boca, y dentro se ponía una vela. Los niños iban de casa en casa y aceptaban lo que se les diera.”, cuenta Jaime Valverde.
- En lugar de caja, conseguiste en el mercado una calabaza para hacerle las ranuras y ponerle una vela.
- Te dieron dinero en lugar de dulces.
- En tus tiempos no se usaba disfraz.
- Te hicieron o compraron el disfraz que más querías.
- Tu y tus amig@s se las ingeniaban para conseguir más cosas.
“(Otros chicos y yo) Nos poníamos afuera de las tiendas que vendían alcohol y los borrachitos, espléndidos, nos daban monedas”, explica Valverde.
- Usaste bolsas del mandado para guardar tus dulces.
- Te comprabas las calabazas de plástico para echar todo lo recolectado.
- Tu mamá te dijo “Ándale, ahí están dando de los dulces buenos”.
- Otra de las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita fue preparar el disfraz con lo que encontrabas en casa.
- Le pagaste al pintacaritas para que te convirtiera en calavera (y te dejó como pandita).
- Otra de las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita fue caminar a otras comarcas, digo, colonias para conseguir más dulces.
- Si te pedían ir a la escuela con disfraz, aprovechabas para pedir calaverita a la salida #MenteDeTiburón.
- Te tocó alguna tienda en la que te dijeron “Uy, yo di la calaverita desde temprano”.
- O los que te aplicaron la de “Nosotros damos mañana” -.-.
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- Además, seguro te topaste con los lugares que cerraban temprano para no dar calaverita.
- Reciclabas los disfraces de tus herman@s.
- Te hiciste una máscara con cartón.
- Seguro fuiste catrina, catrín, vampiro, diablito, bruja o zombie.
- De las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita fue tener vecinos que se organizaban para darle dulces a todos los de la cuadra.
- En algunos lugares te daban lo que vendían, por ejemplo, fruta y hasta tacos.
- Se te deshizo el disfraz a mitad de la noche.
- En cada colonia había una casa o tienda que regalaba muchísimos dulces.
- Te ibas comiendo los dulces en el camino.
- Preparabas tu disfraz con mucho empeño para que luego te dijeran ¿De qué estás disfrazad@?
- Tu disfraz quedaba tan chido que te pedían fotos.
- Cuando se amontonaba la gente, tu gfa te cargaba para que te dieran dulces.
- Entre las cosas que nos pasaron cuando pedimos calevarita fue hacernos amig@s de niñ@s que nunca habíamos visto.
- Te dieron envolturas de dulces vacías.
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- Caminabas tanto que ya te sentías maratonista.
- En ocasiones no te emocionaba tanto recibir fruta.
- Al llegar a casa morías por comerte todos los dulces.
- Elegías los más chidos y los otros los intercambiabas/regalabas.
- Tu mamá te guardaba los dulces de la calaverita para ocuparlos en las piñatas en Navidad.
- Admítelo, aunque seas un adulto responsable te dan ganas de salir a pedir calaverita.
Estas son algunas de las cosas que nos pasaron cuando pedimos calaverita, ¿cuál más te pasó? Cuéntanos en nuestras redes sociales.