Mochila y uniformes listos, pero ¿qué tan preparad@s están tus hij@s emocionalmente? Hablamos con especialistas, quienes nos dieron consejos para el regreso a clases presenciales en CDMX.
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“No quiero ir, ¡qué flojera!”, eso fue lo primero que Karla dijo cuando su mamá le explicó que volverá a clases presenciales el próximo 7 de junio.
Tras reflexionar unos minutos, comenzaron las preguntas: “¿cuándo voy a ir?”, “¿habrá recreo?”, “¿tengo que llevar cubrebocas?”
La incertidrumbre que manifestó la pequeña de 10 años, quien cursa quinto de primaria, es la misma que sienten miles de estudiantes, que regresarán a las aulas después de año y medio.
Aunque se trata de un regreso opcional —cada escuela podrá decidir si reanuda las actividades presenciales—, ese mes de clases puede ser una buena oportunidad para ayudar a los niños a transitar hacia la nueva normalidad, ayudarlos a resolver sus dudas y combatir sus miedos.
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Consejos para el regreso a clases presenciales: ¿qué se puede hacer?
Lo primero es preguntar a los menores cómo se sienten, qué les preocupa y cuáles son sus miedos, señala la psicóloga María Becerril, especialista en terapia infantil.
Posteriormente, la labor de papás y mamás será indagar cómo será el regreso a clases presenciales en la escuela de sus hijos.
“(Hay que) Explicarles (a los niños) que la escuela, ese espacio físico que dejaron hace un año, no puede ser el mismo, porque hay que cumplir con ciertos protocolos de sanidad. Van a tener que usar cubrebocas todo el tiempo, no van a poder jugar como antes.
“Gran parte de la tranquilidad con la que los niños se incorporen va a depender de la tranquilidad que los papás les generen al preguntarles, escucharlos y dialogar”, agrega la especialista.
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Entre los consejos para el regreso a clases presenciales en CDMX, los especialistas destacan la importancia de otras herramientas que puede usarse.
Una de esas herramientas es la resiliencia, es decir, la capacidad para adaptarse a situaciones adversas.
Desde que inició la pandemia, los pequeños han mostrado capacidad para adaptarse a diferentes circunstancias, como las clases en línea o quedarse en casa.
“Para promover la resiliencia, es importante recordar las experiencias del pasado, para que así los niños sepan que no es la primera vez que enfrentan al cambio”, explica Tania Gómez, neuropsicóloga clínica.
Otro punto importante es la paciencia. Así como los menores se adaptaron al primer escenario de manera paulatina, con el regreso a clases será igual.
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¿Qué hago si mi hijo tiene miedo de volver a la escuela?
Tania Gómez señala que en este regreso a clases es posible ver dos tipos de perfiles entre los estudiantes: los que son impulsivos y aventados para funcionar como antes y quienes son más resistentes y tienen más marcado el Síndrome de la Cabaña.
Si tu hijo teme volver a las aulas, lo más importante será escucharlo y respetarlo, así como darle acompañamiento.
Una forma de ayudarle a combatir su miedo es que, por ejemplo, uno de los padres acuda a la escuela y le grabe un video para mostrarle cómo será su espacio de trabajo o las nuevas rutinas.
También puede platicar con los maestros y negociar que si el alumno asiste y se siente incómodo, se pueda ir, propone Becerril.
Ojo, cuando este miedo no permita al alumno desarrollar sus actividades de manera habitual y se niegue a convivir con otros compañeros, posiblemente se tratará de una crisis de ansiedad o trauma.
Si este es el caso, será importante recurrir a la valoración de un experto, coinciden ambas especialistas.
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¿Y si de plano dice “no quiero ir”?
Tomar en cuenta la decisión de los niños respecto a si quieren volver o no a clases el próximo lunes 7 de junio es muy importante y válido. de lo contrario, esto “puede ser un detonante de muchas crisis”, explica especialista en terapia infantil.
Si el niño se siente inseguro, puede derivar en estrés y ansiedad. De ahí la importancia de escucharlo e identificar las razones para no ir.
En este escenario, uno de los consejos para el regreso a clases presenciales de la psicóloga es tomar este mes como transición para que los niños puedan asistir a la escuela paulatinamente.
La idea de esta sugerencia es que cuando inicie el siguiente ciclo escolar, los menores podrán regresar con más tranquilidad y menos incertidumbre.