Gestión integral del agua

“El agua es un bien común y es necesario reconocer el agua para el ambiente y para las personas en un marco de derechos humanos y de derechos de los ecosistemas”, dice la investigadora Clara Tinoco, preocupada. No es…

“El agua es un bien común y es necesario reconocer el agua para el ambiente y para las personas en un marco de derechos humanos y de derechos de los ecosistemas”, dice la investigadora Clara Tinoco, preocupada. No es la única, el diagnóstico es claro: hay escasez de agua y es posible no contar con ella nunca más. Hasta ahora, la receta para paliar el malestar por deshidratación dice, es “consumir agua subterránea vía perforación de pozos cada vez más profundos, y bombear agua de otras cuencas cada vez más lejanas. Continuar el tratamiento si persisten las molestias”.

Para nadie es secreto que en la Ciudad de México vivimos muchas personas. La ONU-HÁBITAT contabilizó un crecimiento acelerado de la población, pasando de más de 14 millones de habitantes en 1980, a más de 21 millones en 2017. Eso solo quiere decir una cosa: hay cada vez más personas que requieren agua de buena calidad para subsistir.

Daniel Terán

Sin embargo, lograr abastecer a tantas personas a diario supone un reto permanente: ¿de dónde vamos a sacar tanta agua para tantas personas durante tantos años? La respuesta sería: de las lluvias, pero dado que hemos visto que no llueve como desearíamos y que esa lluvia no se está almacenando, lo que queda es gestionarla de forma responsable y equitativa.

Para lograrlo, todos los sectores de la población deben ser parte de la discusión en torno al agua. Las leyes, normas y otros instrumentos de gestión ambiental deben incorporar la participación ciudadana desde su diseño, implementación, monitoreo y fiscalización de acciones.

Por ejemplo, los programas hídricos regionales tienen un proceso de participación desde los consejos de cuenca, sin embargo, no todos los consejos están operando y la participación ciudadana es mínima”, explica Tinoco.

Crisanta Espinosa Aguilar

Por ello, recomienda que los gobiernos y las instituciones aseguren que exista información que sea accesible y transparente, así como la existencia de mecanismos de participación ciudadana que “no sean consultivos o simulados, sino que se den las condiciones para que la población esté informada y participe activamente, se asegure la representación en igualdad de condiciones, no sólo de sectores productivos con mayor poder económico o político”, expresó.

Como toda valoración médica, el chequeo periódico es importante, sobre todo en un ecosistema con tantos factores haciendo presión en él. Es por eso por lo que las y los especialistas insisten en revisar a profundidad toda la sintomatología de la falta de agua para proponer una gestión integral del recurso hídrico.

Crisanta Espinosa Aguilar

Las “molestias” persistirán porque:

  • Hay una reducción de lluvias.
  • El agua no cae ni se almacena de forma equitativa.
  • Cada vez hace más calor.
  • La urbanización interrumpe el ciclo del agua.

Bajo un contexto de varios tipos de estrés que se ejercen sobre el agua, en términos generales, la ciencia de la gestión hídrica recomienda:

  1. Crear discusiones sobre el uso del agua en las que participen varias comunidades de la sociedad. Por ejemplo, actualmente la ciencia solicita la colaboración de las comunidades cercanas a los cuerpos de agua para obtener datos como la calidad del agua.
  2. Priorizar el uso de agua potable en aquellas actividades que requieran esa calidad. El ejemplo nos lo da Daniela, que reutiliza el agua con la que lavó la ropa: la usa para trapear su casa o para las descargas del WC.
  3. Fortalecer los programas de saneamiento para que sean funcionales y ofrezcan agua de calidad. Esto se logra a través del correcto tratamiento de aguas residuales o contaminadas que, además de evitar enfermedades infecciosas en la población, nos permite usar esa agua en actividades de riego, por ejemplo.
  4. Proteger la infraestructura hídrica con vigilancia y mantenimiento permanente. Esto ayuda a reducir las pérdidas de agua en el trayecto, desde su extracción o traslado, hasta que se usa en los hogares. Además, se considera que una infraestructura en buenas condiciones permite que el agua tenga mejor calidad y que se distribuya de manera eficaz y equitativa, puesto que permitiría tener un mayor control de las zonas donde potencialmente hay que hacer reparaciones o mejoras.
  5. Mejorar los programas de captación de agua de lluvia. Los especialistas proponen que los inmuebles con grandes dimensiones como edificios y mercados puedan almacenar el agua de lluvia y utilizarla para lavar banquetas, locales y en las descargas del baño. También se debe fortalecer la cosecha de agua de lluvia en los hogares, lo que permitiría contar con una alternativa responsable del uso del agua.
  6. Equilibrar la cantidad de agua que se envía e implementar tarifas justas por el uso de agua, es decir, que el servicio de agua sea asequible para todas y todos. Para ello se deben tener en cuenta los aspectos sociales, económicos, ambientales y culturales de la sociedad.
  7. Garantizar que el agua tenga la calidad suficiente para no preocuparnos por la presencia de algún contaminante, que tenga la presión adecuada para que llegue la misma cantidad a todos los inmuebles sin importar la zona en la que se ubiquen.
  8. Transparentar la información relacionada con la cantidad y la calidad del agua que consumimos con explicaciones al alcance de la población en general y no solo entendibles para quienes se dedican a las ciencias del agua.
  9. Gestionar el crecimiento poblacional y de asentamientos humanos a través del ordenamiento territorial, es decir, que las políticas públicas garanticen un uso de suelo responsable y alejado de los intereses inmobiliarios.
  10. Contar con una visión interdisciplinaria que incluya la especialidad de varias ramas de la ciencia para comprender mejor el problema de la escasez de agua, y para contribuir con una gestión integral del agua.

Lee el reportaje completo aquí: Escasez de agua en la CDMX: salud urbana en riesgo

Crisanta Espinosa Aguilar

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