El Zoológico de los Coyotes y su nueva camada de lobos grises
Hace unos días festejamos que el lobo gris mexicano ganara la batalla contra la extinción. Pues una nueva camada de lobos grises nació en Coyoacán.
Por: Dulce Ahumada
Cuando apenas nos reponíamos de la noticia de que el canis lupus baileyi –lobo gris mexicano–, ganó la batalla contra la extinción ?, los cuidadores del Zoológico de los Coyotes revelan que apenas en abril nació una camada de lobos grises que amplían la familia.
«No sabemos cuándo nacieron con exactitud, fue entre el 14 y el 17 de abril», dice Felipe Flores Reyes cuidador del zoológico los Coyotes.
¡El lobo gris ? ya no está en peligro de extinción ?!
Flores Reyes, un joven de tamaño compacto y barba de chivo, asegura que cuando la hembra comienza a «incubar» se aísla en su cueva. Por eso, aunque los cuidadores están al pendiente, intentan no invadir mucho su espacio, ya que son animales sumamente protectores y se podrían sentir atacados.
Así que el cuidador del zoológico no se dio cuenta de lo que ocurría hasta dos meses después, el tiempo promedio de gestación de un lobo, cuando Pearl –la madre– salió de su escondite y notó que estaba mucho más esbelta: una nueva camada de lobos grises había nacido en el Zoológico.
Por estas mismas fechas, el año pasado, Pearl había gestado una camada de siete crías en el Zoológico de Guadalajara. En aquella ocasión se había apareado con Yoltic, un lobo nacido en la Ciudad de México. Esta vez, aunque existía la intención de hacer que Pearl se apareara con otro lobo, para beneficiar la diversidad genética, dio a luz a una camada de ocho lobos grises. Poco a poco, los zoológicos de la Ciudad de México están salvando a los lobos grises de la extinción.
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¿Por qué estuvo en peligro el lobo gris mexicano?
La historia del lobo feroz no fue solo un cuento. Como si en verdad hubiese sido el enemigo del hombre, desde los años 50 y hasta los 70 el lobo fue acusado de ser un animal agresivo y causante de la muerte de muchas personas y de su ganado. A consecuencia de ello, fue perseguido por ganaderos y cazadores hasta ponerlo en peligro de extinción.
«Fue estigmatizado en Europa, Canadá y Estados Unidos», cuenta Claudia Lewy, directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de la Ciudad de México.
En el mundo existe una gran variedad: ártico, himalaya, etíope, ibérico, negro, rojo, rojo canadiense, tibetano y el gris. Los mexicanos podemos presumir como «nuestro» al lobo gris, una especie protegida y que, después de un largo proceso de adaptación, es liberada en los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Zacatecas y Nuevo León; también en Estados Unidos, en los estados de Arizona y Nuevo México.
Los lobos grises lucen de alguna manera como un gran perro pastor alemán. Su pelaje, además de tener diferentes tonalidades de gris, combina otras como negro, rojo y blanco, de acuerdo con la doctora Claudia Lewy, esta especie es más esbelta que el resto. En la Ciudad de México existen ejemplares en los zoológicos de Aragón, Chapultepec y el de los Coyotes.
Los insectos en la ciudad son mucho más necesarios de lo que pensamos
De acuerdo con Lewy, cuando se empezó a poblar la zona norte de nuestro país los rancheros comenzaron a usar los campos para ganado. Sin embargo, cuando cabalgaban por las tierras, sus caballos solían romperse las patas debido a los agujeros que los perros de las praderas cavaban en toda esa zona. Para solucionar este problema, comenzaron a envenenarlos y, por consecuencia, también a los lobos, quienes se alimentaban de estos canes.
«El veneno tenía un efecto de biomagnetización, es decir, no solo envenenaba al perrito, sino a los animales que se alimentaban de él, sucesivamente se iban envenenado otras especies», cuenta.
La camada de lobos grises en el Zoológico de los Coyotes
«En el Zoológico de los Coyotes está la población más numerosa de lobos nacida bajo cuidado humano, son 17» asegura Lewy. Apenas el año pasado, 7 crías habían nacido producto de la unión entre Pearl y Yoltic y ahora se suma la nueva camada de lobos grises, con 8.
Su conservación no hubiese sido posible sin la ayuda de especialistas y ciudadanos agrupados en 55 instituciones multidisciplinarias, 38 de ellas pertenecientes a Estados Unidos y el resto, a México, que se encargaron de protegerlos y rehabilitarlos, pues, pese a lo que se piensa, estos animales son inofensivos.
«Algunos investigadores tuvieron la oportunidad de estudiarlos y se dieron cuenta de que no son agresivos, que están muy enfocados a vivir en sus núcleos familiares», dice la directora.
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Salvar al lobo gris mexicano de la extinción fue posible gracias a esta enorme coordinación internacional. En Estados Unidos comenzaron a proteger a esta especie, recuperaron algunos ejemplares e hicieron un programa de conservación bajo cuidado humano; se los llevaron a los zoológicos y es cuando invitan a autoridades de CDMX a participar.
«Nos mandan un lobo de otra institución de México o Estados Unidos y una hembra de otro lado, tienen sus crías y se quedan con los progenitores hasta completar su desarrollo», dice Lewy.
Una vez que cada camada de lobos grises completa su madurez, se decide quiénes son candidatos para integrarse al medio silvestre. Para ello se les debe dar un entrenamiento para que ellos mismos puedan habituarse a la libertad, puedan buscar su alimento y no depender del cuidado humano. Los animales que son liberados es zonas selváticas o boscosas son los que tienen más probabilidad de vida que los que se liberan en zonas áridas.
Para la conservación, es vital que muchas especies de animales, como el lobo, estén bajo el cuidado humano o en cautiverio, ya que de esa manera pueden llevar una dieta balanceada, con el cuidado de especialistas: «los animales en libertad son un sueño bonito, pero si estuvieran así ya los habrían matado», cuenta Claudia Lewy.
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«El proyecto de salvaguardar la vida de los lobos es muy ambicioso y me siento muy afortunado de colaborar», asegura Felipe Flores Reyes, cuidador del zoológico los Coyotes.
Cuenta que a los lobos hay que aprenderles más de lo que creemos, como el hecho de que formen sociedades tan unidas, que se cuidan entre sí. Asegura que él mismo ha creado lazos muy estrechos de amistad y de cariño con la jauría y con cada camada de lobos grises, «ellos me reconocen, siempre me acerco con mucho cuidado por lo mismo de que tanto el papá como los hermanos son muy protectores».