Miguel Hernández y su familia llevan a un nivel artístico la tradición de elaborar las calaveritas de azúcar y chocolate que comemos en Día de Muertos.
A lo largo de tres generaciones de artesanos, esta familia ha desarrollado más de 30 diseños de calaveritas. Don Miguel presumen que algunos incluso han llegado hasta el Museo Casa de México en España y a las pantallas de todo el mundo a través de la serie Diableros.
“La mitad de esos diseños son creados por mi papá desde los años 40. Después, la otra mitad la hemos hecho mi hijo y yo. Hemos creado calaveras de perritos, de conejos, de gatitos, porque también a los animalitos se les venera en Día de Muertos”, cuenta Miguel.
¿Qué significan las calaveritas de azúcar y chocolate?
Las calaveritas de azúcar y chocolate que comemos en Día de Muertos son una mezcla entre riqueza gastronómica, tradición y arte.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura, estas figuras sirven para recordar a nuestros difuntos. Su origen se remonta a épocas prehispánicas y son una especie de adaptación de la tradición de conservar cráneos de personas fallecidas:
“La muerte, para los antiguos mesoamericanos, era sólo la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel. En la práctica era común conservar cráneos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo. A la llegada y conquista de los españoles, los rituales que iban en contra de los preceptos de la religión católica fueron prohibidos y en muchos casos, ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, se sustituyeron por otros. Es el caso de estos deliciosos dulces en forma de cráneos que sirven para recordar a los muertos y el destino que todos compartiremos“.
En ese sentido, Miguel explica que su oficio, el de producir calaveritas de azúcar y chocolate, tiene un importante valor cultural:
“La calavera de azúcar y chocolate es ancestral. Nosotros la ofrendamos a las personas que se nos han adelantado. De esa manera sentimos que los recordamos y los ofrendamos. Esa es la importancia que tienen nuestros productos, porque en todos los hogares existe una persona que se nos adelantó y de esa manera recordamos y nunca se nos olvidan las personas que ya se fueron”.
¿Cómo se hacen las calaveritas de azúcar y chocolate?
Pero sin duda, lo que distingue el trabajo de Calazucho, la empresa familiar de Miguel, su esposa y sus hijos, es que llevan la producción de calaveritas y chocolate a un nivel artístico.
Baldomero Hernández, el padre de Miguel, se dedicaba a elaborar dulces tradicionales en Guerrero. Desde los años 40 comenzó su propio negocio. Miguel se involucró en el negocio familiar desde los cuatro años de edad y posteriormente hizo lo propio con sus hijos:
“Todos mis hermanos y yo, y luego también mis hijos, hacemos calaveras de azúcar y chocolate, y muchos de los diseños son de mi papá desde los años 40”, cuenta.
La preparación de las calaveritas de azúcar y chocolate es relativamente sencilla.
“Se utiliza azúcar refinada con agua. Se hierve a aproximadamente 100 grados y se vierte en un molde previamente realizado por nosotros mismos. En ese molde sale la figura de la calavera de azúcar […]. La calavera de chocolate se fabrica de la misma manera. En el mismo molde que fabricamos la de azúcar, vaciamos el chocolate derretido”.
Lo complejo; lo que convierte a este oficio en todo un arte, es la elaboración de los moldes que dan forma a las calaveritas. Miguel y familia diseñan sus propios moldes de barro, mismos que tienen que estar cortados en piezas para que sea posible desmoldar las calaveritas sin que se rompan.
De modo que estos moldes son como auténticos rompecabezas. Los más complejos tienen hasta 26 piezas. A través de ellos no solo fabrican calaveritas, sino todo tipo de figuras: ángeles, animales y más. También tienen todo tipo de tamaños: desde calaveritas que miden 2 centímetros hasta otras que miden 20 centímetros y contienen 3 kilos de azúcar.
¡Calaveritas todo el año!
Una particularidad de este negocio es que aquí no solo elaboran calaveritas de azúcar y chocolate para Día de Muertos,
“Fabricamos calaveras todo el año. Han tenido tanta aceptación que empezamos a fabricarlas desde enero o febrero. Como tenemos muchos modelos, se pueden utilizar en diferentes eventos”, asegura Miguel.
El artesano asegura que atienden pedidos desde una pieza hasta cientos de ellas. los pecios van desde los $5 hasta los $350 por pieza. Si quieres contactarlos, puedes escribir a su cuenta de Facebook .
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