Después de semanas, meses, años de haber salido de su país de origen, de recorrer cientos, miles de kilómetros por tierra y en ocasiones por mar, se detienen frente a una puerta coronada por un escenario tropical pintado en un muro, tocan la puerta y son recibidas con un “Esta es tu Casa”, “Bienvenida”, “Que bueno que estás aquí”.
Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento para Mujeres y Familias Migrantes y Refugiadas (CAFEMIN) es una A.C. sin fines de lucro, fue fundada y es dirigida por la Congregación de las Hermanas Josefinas de la CDMX, la cual ofrece asilo, alimentación, orientación legal, educación, un programa de empoderamiento, atención médica y psicológica.
Las migraciones en CAFEMIN
Actualmente, CAFEMIN cuenta con una población de alrededor de 130 personas, la mayoría del género femenino, aunque igualmente admiten a las infancias que las acompañan y a menudo, a sus parejas. Su labor rebasa los confines del edificio: también ayudan a las aproximadamente 342 personas migrantes que viven en un campamento cercano.
Vienen de África, Sudamérica, Centroamérica, Europa, Asia, marcando con su llegada momentos clave de la historia de las migraciones: “Primero recibimos a personas haitianas, luego ucranianas, luego afganas, luego, venezolanas”, comenta Fátima Mazú Sifuentes, encargada del área de Gestiones y quien declara que la ayuda a otros se ha convertido para ella en una “misión de vida”.
Huyen para no perder la libertad, de la violencia, de la pobreza. México casi nunca es el destino final, pero algo pasa en el camino, por ejemplo, a Enelda Pacheco, le cancelaron su cita para tramitar refugio en Estados Unidos cuando Donald Trump tomó la presidencia: este es el caso de muchas de sus hoy compañeras.
“Un país se construye con migrantes”
Enelda nació en Colombia, pero vivió casi toda su vida en Venezuela, ahí tenía una tienda de ropa. Llegó hace cuatro meses a la CDMX: “Somos perseguidos políticos”, aclara. Tiene 66 años, está casada, con tres hijos y su pasatiempo favorito es leer.
“Mi experiencia aquí ha sido buena, aunque conozco poco, me da un poco de temor, pero acá me siento bien, relajada, mis horas libres me la paso en la cocina”, expresa. Enelda sabe preparar guisos de más de un país, incluso europeos, ya que trabajó en una cocina francesa en Caracas.
“Los tiempos de Dios son perfectos, él sabe para qué hace las cosas. En algún momento Dios le va a tocar el corazón y así como está sacando va a necesitar, porque un país se construye con migrantes…”, dice Enelda.
Volver a empezar
El personal administrativo explica que buscan no solo cubrir necesidades básicas, sino que, a través del arte, talleres de autoestima, de derechos humanos, a través de la convivencia diaria, las mujeres que reciben reescriban su vida. La Hermana María Magdalena Silva Rentería, actual directora de CAFEMIN explica para el canal de YouTube Igualdad de Género UNAM:
“…La discriminación por ser mujeres es fuerte, el caso más emblemático es el de las niñas y adolescentes que llegan solas… vienen al albergue con una violación sistémica de sus derechos, ellas sienten que no son nada…trabajamos en su empoderamiento, en hacerles saber que ellas valen por ser ellas mismas, con o sin novio, con o sin esposo”.
María de la Soledad Morales Ríos, Hermana Josefina, nos platica de una muchacha que cayó en depresión después de perder a su bebé recién nacido, pero que hoy logró cumplir sus anhelos: tener una pollería y volver a ser madre. “Para mí es un ejemplo de mujer resiliente”, “Muchas nos comunican que CAFEMIN fue una bendición”, “Estas historias son las que nos dan fuerza para seguir adelante”.
Yudi Stephany, tecnóloga industrial originaria de Colombia, a quien también le cancelaron su cita en E.U.A, comparte “A las personas migrantes: sepan que todo pasa por algo, Dios siempre tiene un propósito para uno, si se cierra una puerta se abren 10 ventanas” “Siempre se puede volver a empezar”.
El Origen de CAFEMIN
La Hermana Sol nos cuenta que hace 13 años su congregación, por cierto, la más antigua de la CDMX, decidió revisar su origen, la misión por la cual se crearon, reafirmando que esta era (y es) “cuidar la vida”, encomienda que ya llevaban a cabo en colegios y hospitales, sin embargo, algo les decía que había algo más que hacer y ese algo, resultó ser, la ayuda a migrantes.
Entonces la Hermana María Magdalena Silva Rentería, Miriam Bonilla, Celia Guadalupe Hernández Vázquez y Teresa de Jesús Orihuela Sarabia después de revisar y reescribir en varias ocasiones el proyecto, abrieron CAFEMIN con la ayuda de laicos formados en la espiritualidad josefina.
Años desafiantes
Entre 2019 y 2025, más de 16 millones de migrantes pasaron por México y en el 2023 se registró el mayor número de entradas regulares al país en la historia, con cerca de 44 millones, esto según datos de la Organización Internacional para las Migraciones.
En consecuencia, las instalaciones del albergue pasaron de hospedar de un centenar de personas, a cerca de 800. Corredores, salones, el comedor se convirtieron en dormitorios, sin embargo, la comida no faltó gracias a las donaciones y participación de la sociedad.
Educación en CAFEMIN
CAFEMIN alberga una escuela. Los grupos se separan por edades de 4 a 7 años, de 7 a 11 y adolescentes. Jazmín Silvia, psicóloga y maestra en este lugar expresa su preocupación por qué el alumnado desarrolle habilidades sociales “En clase aprenden a compartir, que todos somos seres humanos y que todos podemos ser amigos”, explica.
Donativos y voluntariado en CAFEMIN
Puedes donar artículos de limpieza, aseo personal, alimentos no perecederos, ropa interior nueva y material de mantenimiento en las instalaciones del albergue: Florencio Constantino 251, Vallejo, Gustavo A. Madero.
Conoce más detalles de qué y cómo donar comunicándote al teléfono 5548237099 o al correo gestionesydonaciones@cafemin.org. Si quieres ser voluntaria/o comunícate al 5538264476 o a voluntariadoserviciosocial@cafemin.org. También puedes ir a su feria intercultural este 23 de marzo.
Para quien piensa que las y los migrantes son una “amenaza”, la Hermana Sol invita a que permitan que les “compartan su vida, su dolor, sus esperanzas y se darán cuenta que es algo propio de todo ser humano”. “Recuerden que todos somos hermanos y de alguna forma, todos somos migrantes”.
