Nuevamente la naturaleza tiembla ante el hombre. En el Estado de México se sustituirán 236 hectáreas del bosque de Jilotzingo por edificios debido a la construcción del complejo residencial Bosque Diamante.
En una investigación hecha por Mexicanos contra la Corrupción se denunció que el permiso para construir 20 mil viviendas fue otorgado en fast track a los empresarios Francisco Javier y Ricardo Funtanet Mange, cercanos a políticos del grupo Atlacomulco, un mes antes de que el ahora senador Eruviel Ávila dejara el cargo como Gobernador del Estado de México.
Aunque las 236 hectáreas verdes que desaparecerán representan la tercera sección del Bosque de Chapultepec, la zona sufrirá la deforestación de 186 mil 504 árboles de encino, cantidad que supera a los 158 mil 50 que cuenta el bosque citadino.
El bosque de Jilotzingo no solo representa una zona de captura del bióxido de carbono que produce la Ciudad de México y uno de los lugares donde el ajolote lucha aún por sobrevivir, también es alarmante porque con esta construcción tanto pobladores, como mexiquenses y chilangos nos quedaremos sin millones de litros de agua y sin un gran generador de oxígeno.
Interponen amparo
Los abogados del Despacho de Investigación y Litigio Estratégico (DILE), brazo jurídico de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), levantaron un amparo colectivo en el juzgado de distrito del Estado de México, del Consejo De la Judicatura Federal, para que las autoridades federales revisen y constaten que Bosque Diamante tiene diversas irregularidades.
El director de Litigio Estratégico de DILE, Gerardo Carrasco, indicó para el diario Reforma que el proyecto inmobiliario afecta los derechos humanos, de un medio ambiente sano, el derecho al desarrollo urbano controlado y el derecho al agua.
Con el amparo, en el que participaron pobladores del municipio de Jilotzingo, se espera que se determine la suspensión del complejo inmobiliario y que en una sentencia se señale si es o no constitucional el actuar de funcionarios que lo avalaron.
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La importancia del bosque de Jilotzingo
Para entender el impacto, el director de comunicación de la asociación Isla Urbana, Nabani Vera Tenorio, menciona que el acuífero del Valle de México es como “una cisterna bajo tierra gigante” de la que extraemos el 70 por ciento del agua en la CDMX y toda la área metropolitana, por lo que al estar pavimentada se quita la única zona de recarga del líquido.
“Es la única zona de recarga, es decir por la única zona donde le ingresa agua es por el llamado Bosque de Agua. A través de esta zona boscosa es la única zona donde le ingresa agua a la cisterna gigante del acuífero. Cada metro cuadrado que nosotros pavimentamos y que deja de ser bosque son aproximadamente entre 1,200 y 1,500 litros de agua que dejan de ingresar al año al acuífero”, dijo Vera en entrevista para Chilango.
Así, de acuerdo con los cálculos del especialista, serían aproximadamente 2 mil 832 millones de litros de agua que dejarían de ingresar al año, cuando según datos del Sacmex un capitalino gasta aproximadamente 131 mil 400 litros al año en una ciudad que tiene 8 millones 918 mil 653 habitantes en la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI.
“Tenemos que entender que en el mundo general y más en nuestra situación, cada metro cuadrado de bosque se traduce en agua, imaginémoslo en tinacos: cada metro cuadrado que tú le pones cemento es una tapa que le pones al tinaco por el cual ingresa el agua que vas a extraer. Es la cosa más absurda y yo diría un autosuicidio lento”, alerta Vera sobre la pérdida del bosque de Jilotzingo, donde el 82 por ciento del municipio es área natural protegida, además ahí se ubica el Parque Estatal Otomí-Mexica y la Reserva Ecológica Estatal Espíritu Santo.
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De acuerdo con la especialista en hidrogeología Alessia Kachadourian, consultada por Mexicanos contra la Corrupción, la pérdida de un bosque genera una serie de alteraciones en la dinámica ambiental perdiéndose servicios hidrológicos para los pueblos cercanos y la extensión regional.
Además de destacar la conexión que hay con la Ciudad de México, la experta menciona que no solo se trata de una amplia tala sino que un bosque se puede considerar una zona de recarga de agua dentro del ciclo hidrológico.
“Es un proyecto que se debería de evaluar, dentro de una planeación ambiental estratégica de lo que es la región centro del país, que incluye como principal generador de cambio a la Ciudad de México”, menciona.
En tanto, la asociación denuncia que para solicitar permiso de construcción, el complejo Bosque Diamante colocó en la Manifestación de Impacto Ambiental una lista de especies con nomenclatura antigua, cantidades reducidas de flora y fauna, y hasta especies que ni siquiera habitan en el bosque de Jilotzingo.
El especialista en restauración ecológica Víctor Ávila-Akerberg, investigador del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México, indicó en la investigación que por lo menos se tenían que incluir 150 especies pero hay omisiones de especies en flora y fauna.
“En aves debería haber unas 100, no seis; mamíferos, por los menos, unas 25 especies, con varias en categoría de riesgo. No hay mención de anfibios ni reptiles, del gato montés, el armadillo, mapache, comadreja, especies de murciélagos, ardillas, cacomixtle y musaraña… Si esa es toda la información que presentaron, realmente es una burla”, afirmó Ávila-Akerberg.
En tanto, el director de comunicación de la asociación Isla Urbana indicó a Chilango que el problema no solo es la construcción y la corrupción sino que la deforestación representa daños irreversibles donde cada metro que se le quita al bosque es un metro “que es muy difícil volverlo a convertir en lo que era, una zona de absorción”.
Sin embargo, la tala de terrenos forestales para erigir Bosque Diamante ya empezó a discreción, según Mexicanos contra la Corrupción, quienes indican que sobre el camino Espíritu Santo-Chiluca una línea de árboles oculta los derribos que avanzan bosque adentro.
Además, la pérdida del Bosque de Jilotzingo va a acrecentar la brecha de desigualdad, ya que en el municipio más del 80 por ciento de la población vive en alta marginación.
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“Claramente esta gente va a pasar a vivir afuera de la barda del complejo residencial de lujo, que lo único que van a hacer es elevar sus costos, que acaben vendiendo sus terrenos o acaben trabajando en servicios del complejo, cuando en realidad el bosque tendría que ser una fuente de empleo. Esta gente es la que mejor lo conoce”, dijo Vera.
Otras de las problemáticas a resolver será el abastecimiento de las necesidades de agua tanto de los habitantes como de los nuevos inquilinos, además de asegurar el uso adecuado de las aguas residuales.
“En una zona boscosa lo peor que puedes hacer es que toda el agua que vas a liberar, pues generalmente se manda a fosas sépticas porque hasta ahí no van a construir drenaje; entonces se acaba trasminando y termina contaminando el propio acuífero, misma agua que luego vas a sacar, y que vas a consumir, y vas a beber”, apuntó Nabani Vera.
¿Cómo se obtuvieron los permisos para Bosque Diamante?
Las autoridades del Estado de México dieron luz verde al cambio de densidad para los predios donde se pretende construir Bosque Diamante. Según la investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad la autoridad municipal concluyó que el dictamen de impacto regional —obligatorio en desarrollos de más de 60 viviendas, según establece los Programas Municipales de Desarrollo Urbano (PMDU)— “para este caso no se requiere”.
Aunque desde 2011, el PMDU establece que sólo 18 hectáreas más del municipio son susceptibles de ser urbanizadas, este complejo inmobiliario abarcará 236 hectáreas y tendrá 100 viviendas por hectárea, cuando el tope son 20.
Así, según el texto, en enero de 2017 el presidente municipal de Jilotzingo, Erick Javier Olivares Chávez, y su Dirección de Desarrollo Urbano de forma autónoma emitieron la opinión favorable para Bosque Diamante, pese a que el Código Administrativo del Estado de México establece que debe emitirla la Comisión de Planeación para el Desarrollo Municipal. “En los siguientes siete meses, la empresa de los hermanos Funtanet obtuvo los permisos federales necesarios”, acusa la asociación.
¿Y la Semarnat?
La construcción del complejo residencial también se debe gracias a una modificación al uso de terrenos forestales que autorizó la propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En octubre de 2016, la Secretaría, que en ese entonces tenía como titular a Rafael Pacchiano, autorizó el proyecto sin determinar el número de árboles que se podían derribar del bosque de Jilotzingo.
Para diciembre, se autorizó el proyecto de los hermanos Funtanet Mange sin restricciones y con la tala de 186 mil 504 árboles de 13 especies diferentes a cambio de pagar una compensación económica de 21 millones 947 mil 77 pesos, cuando el valor estimado es de 10 mil 200 millones de pesos.
“Ahora no es la gente rompiendo la ley, es el propio Gobierno acelerando los procesos de adjudicación, en 7 meses cambiaron el uso de suelo a través de la Semarnat lo que te habla del tráfico de influencias y hasta si lo ves en temas económicos la cantidad que tuvieron que pagar los empresarios Funtanet es casi 22 millones por algo que vale 10 mil millones de pesos, a todas luces es un drama”, dijo Nabani Vera.
Isla Urbana también alertó que de seguir el proyecto, se abre la puerta a que se continúe expandiendo la mancha urbana debido a que el Bosque de Jilotzingo está amenazado por tres ciudades: por Toluca, la Ciudad de México y Cuernavaca, por lo que “está acorralado y no ha habido forma de detenerlo aunque el gobierno ha declarado zonas de conservación”.
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