Aunque a nadie le gusta vivir entre montones de desechos, distintos puntos, en las 16 alcaldías, se han convertido en basureros clandestinos en la CDMX, que ahora ya son parte del paisaje.
Todavía estaba la luz de la tarde, cuando un conductor descendió de su auto para sacar de la cajuela dos bolsas repletas de basura, que depositó junto a la pared del centro de guardado de carritos recolectores de El Rosario, lugar que varios vecinos del lugar ya utilizan como tiradero.
A pesar de que en la pared hay un letrero grande que indica que se prohíbe tirar basura y una placa con las sanciones respectivas por no cumplir la norma, este tiradero ya tiene tantos años en uso que los habitantes ya se acostumbraron a ver bolsas llenas de desechos recargadas unas sobre otras.
Las bolsas de basura que tiró el conductor quedaron justo debajo de otro mensaje en la pared de ese centro, localizado en la avenida Río Blanco, que dice: “Evita tirar basura en las calles. Es por el bien de todos”. Y en letras más pequeñas: “Art. 26 de la Ley de Cultura Cívica”.
Así empezó esa tarde a formarse uno de los basureros clandestinos en la CDMX, donde los restos de comida, aparatos que ya no sirven y más permanecen durante varias horas en el lugar hasta que a la mañana siguiente pasa un camión recolector.
Este tiradero clandestino recurrente es sólo uno de los mil 229 que se identifican en toda la capital del país. Del total de basureros clandestinos en la CDMX, 47 se localizan en la alcaldía Azcapotzalco, de acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) capitalina en su estudio Inventario de Residuos Sólidos.
En la pared del tiradero de El Rosario, de acuerdo con la información publicada por Notimex, la placa advierte que a quien se sorprenda arrojando basura en sitios públicos no autorizados y fomentando o creando basureros clandestinos en la CDMX se le sancionará con una “multa por el equivalente a 20 días de salario mínimo o con arresto de 13 a 24 horas”.
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Ahora, se prepara un reglamento en la Ciudad de México para que las personas sorprendidas tirando basura sean castigadas con trabajo comunitario, por ser una falta administrativa de acuerdo con la Ley de Cultura Cívica.
A pesar de que existen sanciones por los basureros clandestinos en la CDMX, la justificación de quienes tiran la basura en la calle es que trabajan todo el día o no están en su casa cuando pasa el camión recolector o cuando va el señor del carrito que se lleva los desperdicios por unas monedas.
En las paredes del lugar hay un mural que representa el mar azul de diferentes tonos y dentro una tortuga de varios metros que pareciera que nada hacia el basurero, también hay una mujer que se sumerge hacia el fondo con tubo de buceo y aletas, con la intención de recoger un envase de plástico, pero para la mañana siguiente el lugar ya es un tiradero con muchas bolsas abiertas por los pepenadores y los desperdicios esparcidos sobre la banqueta.
Cerca de la pintura, hay una demanda: Faltan 43 ¡Justicia!, y abajo cáscaras de sandía, de limones, de naranjas, envases de cremas, vasos de unicel, bolsas de plástico, cartones, madera y hasta sillones.
Tanta es la basura, que en la Ciudad de México, los habitantes y la población flotante generan al día 12 mil 998 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, con un promedio por persona de 1.37 kilos al día, de acuerdo con la Sedema.
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El problema es que los afectados, los vecinos se acostumbran a ver los basureros clandestinos en la CDMX y se vuelve normal a la vista, como parte de su medio ambiente, del deteriorado hábitat que sigue por años.
En los edificios cercanos del Rosario, apenas a 20 metros del basurero, existen otras dos imágenes pintadas que también llaman a la limpieza, a limpiar las heces de los perros que en la zona los dejan salir a la calle o los llevan a pasear y no recogen la suciedad.
En otra, Benito dice le dice a Don Gato que “los vecinos mantienen limpio este lugar”, y Don Gato feliz se asoma del bote de basura, pero el basurero se forma igual todos los días en El Rosario.
El problema de la basura se agrega a las heces de animales, a la proliferación de ratas y, ahora, a la invasión de cucarachas de color rojizo, de tres a cinco centímetros de tamaño, que salen de las alcantarillas para incrementar la contaminación de la zona.
Según el Banco Mundial, de no adoptar medidas urgentes que aminoren el incremento de generación de basura –como los basureros clandestinos– para 2050 los desechos sólidos crecerán 70 por ciento con respecto a los niveles de 2016, al pasar de dos mil 10 millones de toneladas a tres mil 400 millones de desperdicios.