Mientras en algunas zonas de CDMX la gentrificación desplaza tanto a habitantes como a negocios locales, hay una alcaldía donde prevalece la tenencia comunal de la tierra, se defienden los usos y costumbres y se privilegian los mercados públicos, tianguis y pequeños comercios. Se trata de Milpa Alta, donde no existe ninguna tienda Oxxo ni algún supermercado.
Según datos de la propia cadena, Oxxo cuenta con más de 20,000 sucursales en México y alrededor de otras 2,000 más en el extranjero. Además, en promedio inaugura dos nuevas tiendas al día.
Sin embargo, ninguna de ellas se encuentra en Milpa Alta, alcaldía que representa casi la quinta parte de la superficie de la capital del país.
“El Oxxo o algunas tiendas departamentales como el Zorro Abarrotero o Aurrerá han querido entrar aquí“, reconoce en entrevista el alcalde de la demarcación, Octavio Rivero. Pero si esto no ha ocurrido es porque las características de Milpa Alta la convierten en “otra ciudad dentro de la ciudad”.
Chilango platicó con el alcalde, con comerciantes y productores para conocer la perspectiva de esta comunidad que apuesta por su economía local, yendo contracorriente en una ciudad donde la tendencia es hacia el desplazamiento de lo nacional.

Suelo de conservación, tierras comunales y usos y costumbres en Milpa Alta
Quizá llamar “ciudad” a Milpa Alta no es del todo preciso. Aunque su territorio se encuentra dentro de la división política de la Ciudad de México, se trata de una alcaldía totalmente rural. El 100% de su territorio se considera suelo de conservación.
“En su mayoría, el uso de suelo en Milpa Alta es comunal y en otra parte es ejidal“, explica el alcalde. Y en efecto, de acuerdo con datos de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de CDMX, 24,000 de las 28,0375 hectáreas que componen la alcaldía son de tenencia comunal. Además, otras 1,789 hectáreas son de tierras ejidales.

Esto quiere decir que para la construcción de obras de impacto ambiental es necesario consultar a las comunidades. Y en Milpa Alta, conformada por 12 pueblos originarios, nunca se ha permitido la entrada de alguna cadena de supermercado ni de un Oxxo o tiendas de conveniencia similares. De acuerdo con el alcalde, Octavio Rivero, uno de los factores que explican esto son los usos y costumbres de las comunidades:
“Por usos y costumbres se ha generado también una conciencia de mucha conservación de la economía local. Nuestra economía se basa principalmente en los mercados públicos y en los tianguis, ahí tenemos nuestra mayor comercialización”, comenta el mandatario.

¿Por qué no hay ningún Oxxo en Milpa Alta?
Además del uso de suelo y los usos y costumbres, otro factor que explica el rechazo de las comunidades de Milpa Alta hacia modelos de negocio como el de las tiendas Oxxo o las de autoservicio es la importancia que tiene el pequeño comercio en la economía local.
Datos del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva de la Ciudad de México indican que el 61.3% de los 152,685 habitantes de Milpa Alta se considera población económicamente activa. El 55% de la población ocupada se dedica a la actividad comercial. De las 6,827 unidades económicas que existen en la demarcación, el 57% son pequeños comercios. Por eso, aquí la gente busca proteger sus negocios familiares frente a lo que considera como competencia desleal de las cadenas trasnacionales o de los grandes consorcios:
“Hay una herencia de mucho tiempo en que la alcaldía siempre ha apostado más al pequeño negocio, al pequeño productor, y no a otro tipo de invasiones comerciales. Lo vemos como invasión porque además hay ciertas cosas en las que los productores locales no pueden competir”, considera el alcalde.
En Milpa Alta muchas familias son productoras de nopal, de maíz, hortalizas y frutas. Otras tantas se dedican a los productos cárnicos, como a la barbacoa de borrego o a la producción de platillos tradicionales, como el mole.

“Si nosotros viéramos que la competencia es al tú por tú, sabemos que les ganamos, porque tenemos mejor producto”, asegura Rivero. No obstante, considera que las condiciones de competencia benefician a los grandes consorcios.
La alcaldía cuenta con casi 6,000 productores de nopal. Además, alrededor de 100 familias se dedican a la producción de mole, platillo tradicional que se vende en más de 30 restaurantes locales.
Varios agricultores también venden en algunos de los 10 mercados públicos con los que cuenta la demarcación y que dan sustento a alrededor de 1,500 familias. Y a ello se suman tianguistas, propietarios de pequeños comercios, etcétera. Es eso lo que las comunidades buscan proteger al oponerse a la entrada de tiendas Oxxo y supermercados.

Apuesta por la economía local
A partir de la experiencia de Milpa Alta, el alcalde Octavio Rivero asegura que “hay una gran oportunidad de desarrollo desde lo local“.
“Muchos no lo ven y apuestan por lo trasnacional o las grandes franquicias. Pero nosotros hemos tratado de cuidar este proceso económico desde abajo; se ha mantenido la vida económica de la alcaldía a pesar de que estamos alejados de esas franquicias”, agrega.

Sin embargo, esta apuesta por la economía local también tiene sus retos.
Para impulsar el consumo y atraer el turismo, los pueblos originarios de Milpa Alta realizan ferias donde promueven sus productos locales. Por ejemplo, en San Pedro Atocpan se lleva a cabo cada año la Feria Nacional del Mole. Además, en San Salvador Cuauhtenco se realiza la Feria de la Barbacoa. Y en Santa Ana Tlacotenco se organiza la Feria del Elote.

Por su parte, la alcaldía impulsa programas para la regularización de los comercios e iniciativas como “Mercado a todas horas”, invitando a los mercados públicos a ampliar sus horarios hasta las 10 de la noche para proporcionar una opción de consumo a aquellos habitantes que salen temprano a trabajar y regresan tarde a sus comunidades.
A su vez, los pequeños agricultores y comerciantes se capacitan para modernizar su producción. Por ejemplo, la señora Rosa es “temporalera”, como se conoce a quienes cosechan frutas o huertos de temporada en sus propios terrenos y acuden a vender al centro de Milpa Alta. En esta ocasión, vende cilantro, espinaca, verdolaga, apio, tomate, jitomate, perejil, ejote, chícharo y papa. También lleva duraznos, chabacanos, ciruelas y más frutas. Y en temporada de lluvias sube al monte a cortar hongos que también comercia a las afueras del mercado local.
Doña Rosa cuenta que aprovecha las oportunidades que el Gobierno de la Ciudad de México y la alcaldía ofrecen para capacitarse en alianza con algunas universidades.

“Últimamente fuimos a la UAM a tomar unos cursos de composta, de preparación de suelos y de PH del suelo. Antes estuvimos en Chapingo. Ahí fueron cursos sobre árboles frutales, hongos setas y medicina natural para las plantas. También nos invitaron de Corena para aprender sobre la reforestación de los árboles. El curso fue gratuito. Estuvimos allá 15 días y aprendimos demasiado”, recuerda.
Estos conocimientos y saberes también se transmiten en la comunidad y de generación en generación para preservar la herencia de estas actividades tradicionales.
“Yo me he dado a esa tarea de enseñarle a mi familia y a algunas personas en grupo a producir y a cultivar porque es el sustento familiar”, comenta Rosa. “Así se va haciendo una conexión con la familia: vamos al campo a desyerbar, a sembrar y a fertilizar”.

No todo es color de rosa
En opinión del alcalde, las características de Milpa Alta hacen que la demarcación se encuentre relativamente aislada del resto de la Ciudad de México:
“Estamos muy aparte, muy separados de la realidad de lo que es la ciudad. Pero eso ha tenido otros beneficios. Entre ellos está el cuidar nuestras zonas rurales y forestales, y otra cosa que se cuida mucho son los usos y costumbres”, comenta.
En efecto, debido a que la alcaldía es productora agrícola, algunos alimentos son más baratos. Por ejemplo, el kilo de tortilla ronda los $16 y un ciento de nopal se vende en $25.
No obstante, regular el comercio local en una demarcación donde lo que proliferan no son las tiendas Oxxo sino los tianguis y los asentamientos informales también es todo un reto. La ocupación del espacio público por parte de productores también es un punto de tensión entre las autoridades y la población:
“Ahorita estamos en operativos de recuperación del espacio público. Porque no todo lo relacionado con el comercio local es bonito. Gran parte del comercio local es informal. Muchos piensan que pueden ponerse a vender donde sea y como sea. Entonces, estamos batallando mucho con esta parte de estar ordenando la vía pública”, explica el alcalde.
El comercio local está tan presente en Milpa Alta que la alcaldía establece zonas de anuencia para que temporaleras como Rosa puedan vender los productos que cosechan en la época.

Lo anterior implica una negociación constante con las y los productores:
“Tenemos que buscar el orden, la organización, ponernos de acuerdo con los sectores productivos agrarios y ver que sí sean productores los que van a vender en el centro de acopio”, comenta Rivero.
Por otro lado, las mismas reglas del juego que no han permitido el establecimiento de tiendas Oxxo ni supermercados limitan también la presencia de otro tipo de establecimientos, como los cines o los teatros. Sin embargo, Milpa Alta tienen sus propias expresiones culturales:
“Aquí no tenemos cines. Tampoco tenemos cantinas, bares, centros de convenciones o teatros. Pero sí tenemos otras cosas: nuestras ferias tradicionales, nuestra organización comunitaria, la cultura que se va a las plazas públicas a los pueblos”.
Conocer otra ciudad dentro de la ciudad
Por todo lo anterior, el alcalde Octavio Rivero considera que Milpa Alta se puede considerar “otra ciudad dentro de la ciudad”. En primer lugar, por su situación geográfica:
“Nosotros cuando salimos decimos ‘Vamos a México’. Decir que vamos a México es referirnos al centro de la ciudad”, explica.
De acuerdo con la plataforma Data México, en Milpa Alta el 14% de la población invierte más de 2 horas para trasladarse a su trabajo ‘en la ciudad’. Esto es considerablemente más alto que el promedio nacional, donde únicamente el 2.4% de la población invierte tanto tiempo en sus traslados. Además, el 17.6% invierte entre una y dos horas en el transporte para llegar al trabajo, dato que duplica el promedio nacional. Sumados estos dos porcentajes, resulta que casi una tercera parte de la población de Milpa Alta invierte una hora en trasladarse a su empleo, ello sin considerar el tiempo que se invierte para regresar a casa.
Por ello, el alcalde reconoce: “Por eso en muchas ocasiones también la ciudad nos ve como lejanos a ellos”.
La situación de la movilidad en Milpa Alta busca mejorarse a través de una nueva línea de Cablebús que conectaría a la alcaldía con la estación de Metro más cercana: Tláhuac, de la Línea 12, que se ubica a 18 kilómetros.
En segundo lugar, otro factor que distingue a Milpa Alta del resto de la Ciudad de México es su cultura. Aquí radican 12 comunidades consideradas como pueblos originarios que salvaguardan sus usos y costumbres. Además, aquí suena más el náhuatl que el inglés. Se trata de la demarcación con más hablantes de lenguas indígenas, con más de 4,240.
“Tenemos nuestra propia organización comunitaria, nuestra propia cosmovisión”, explica el alcalde. “Sin embargo, formamos parte de lo mismo”, dice al invitar a las y los capitalinos a conocer la demarcación.
Porque en efecto, en Milpa Alta no hay ningún Oxxo ni un supermercado. Pero hay mole, barbacoa, tortilla hecha a mano, platillos preparados con ingredientes frescos, pulque, ecoturismo y más.