Debido a sus bajos niveles de agua, el Sistema Cutzamala ha concentrado la atención y la preocupación de ciudadanos y autoridades de CDMX durante los años recientes. Sin embargo, esta no es ni la única ni la principal fuente de abastecimiento de agua en la capital del país.
De acuerdo con datos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) el Cutzamala aporta únicamente el 28% del agua potable en la capital. El resto proviene de otras fuentes: pozos y manantiales.
Pero ¿cuál es el estado de ‘salud’ de esos pozos y manantiales? Sobre el tema, Chilango consultó a Rafael Bernardo Carmona Paredes, coordinador general del Sacmex, quien explicó cuántos de los pozos con los que cuenta CDMX se encuentran en operación y cuántos están en reparación.
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¿Cuáles son las fuentes de abastecimiento de agua en CDMX?
“Tenemos dos tipos de fuentes de abastcimiento”, explicó en entrevista el Doctor Carmona:
“Las primeras las conocemos como fuentes superficiales. Es el agua que viene de presas. Y nuestro abastecimiento principal de fuentes superficiales son las presas del sistema Cutzamala. El Sistema Cutzamala tiene tres presas donde se almacena el agua, que son la Presa del Bosque, en Michoacán, la Presa de Valle de Bravo y la Presa Villa Victoria, en el camino de Toluca hacia Zitácuaro”.
Estas presas aportan únicamente el 28% del agua que se consume en la capital. Del resto, el 1% proviene de manantiales y el 72% de pozos operados por el Sacmex y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Generalmente la atención de ciudadanos y autoridades se concentra en el Sistema Cutzamala “porque la disponibilidad de agua en las presas tiene mayor variabilidad por condiciones climatológicas”, explica el director del Sacmex:
“A partir de 2019 hemos tenido reducción en las lluvias y eso ha afectado la disponilinidad de agua en las presas del sistema Cutzamala”, comenta.
Sin embargo, el porcentaje más importante de agua para CDMX lo aportan fuentes más ignoradas, pero más estables: los pozos.
¿Cuál es el estado de los pozos de agua de CDMX?
La ‘salud’ del Sistema Cutzamala es ampliamente conocida. Se encuentra a aproximadamente 38% de su capacidad. Esta situación ha obligado a reducir el suministro para asegurar el abasto a futuro. Apenas el pasado 10 de noviembre se anunció una reducción de caudal, que pasó de 12.2 metros cúbicos por segundo a 9.2 metros cúbicos por segundo.
En el caso de los pozos, el principal indicador de su estado es el porcentaje que se encuentra en operación y el que se encuentra en reparación.
“Tenemos pozos dentro de la Ciudad de México y fuera de la Ciudad de México. Fuera de la Ciudad principalmente los tenemos en el Sistema Lerma, que se comparte entre CDMX y Edomex, principalmente con los municipios de Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán”, explica el Doctor Carmona.
De acuerdo con datos del Sacmex, dentro de CDMX hay 478 pozos. De esa cantidad, 460 se encuentran en operación y los 18 restantes en operación. Mientras tanto, en el caso del Sistema Lerma existen 223 pozos, de los cuales cinco están fuera de operación. Esto equivale a 96.2% y 97.7% de los pozos en operación, respectivamente.
Sobre los pozos que se encuentran en reparación, el coordinador del Sacmex explicó que estos pueden caer en ese estatus por dos razones. La primera es el mantenimiento de los equipos de bombeo. “Los pozos requieren un equipo de bombeo porque el agua está en el subsuelo, a una profundidad del orden de los 150 metros”. Estos equipos pueden sufrir desgaste en el motor o en los forros aislantes de sus cables.
La segunda razón por la que un pozo puede salir de operación es el desgaste de la pared o la necesidad de limpiar su interior para permitir que el agua pase a la cámara de bombeo.
El mantenimiento de los pozos es vital, ya que no es posible construir nuevos:
“No podemos construir pozos adicionales a los que ya tenemos. Lo que sí podemos hacer es reponer aquellos que salen de operación por un deterioro físico asociado a su antigüedad”.
Mancha urbana ‘se come’ fuentes de abastecimiento
La situación de CDMX es una paradoja: está asentada sobre terreno lacustre, pero padece por el abastecimiento de agua. Este fenómeno se debe al crecimiento de la macha urbana, que impide la filtración de agua hacia el subsuelo.
“La zona con suelos de mayor capacidad de infiltración es la de los suelos que se formaron con actividad volcánica, en el sur de la ciudad. Pero nos hemos encargado de irlo tapando con el crecimiento urbano. Construimos casas y pavimentamos con calles. El suelo de conservación que debemos proteger para no reducir la infiltración se ha ido perdiendo porque la mancha urbana ha crecido”, comenta el Doctor Carmona”.
Otra paradoja es la de zonas que anteriormente surtían agua al resto de la ciudad y que ahora padecen por el abasto. Tal es el caso de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, que no reciben agua del Sistema Cutzamala:
“En lso años 20 del siglo pasado, hace 100 años, había manatiales en Xochimilco y Tláhuac. El agua era suficiente para hacer una conducción hacia el norte, hacia otras localidades del Valle de México […]. Pero ya Xochimilco no aporta agua a la zona centro de la ciudad. Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta se abastecen de agua de pozos. Ya no aportan agua hacia el norte, hacia la parte central de la ciudad”.
Depende de todos…
Ante esta situación, el Doctor Carmona enfatiza que “disponer de agua en los próximos años, en las próximas generaciones depende de todos, no nada más depende de la naturaleza”.
Por supuesto, parte de la responsabilidad recae en las autoridades. En ese sentido, en el caso del Sistema Cutzamala, el titular de Sacmex explica que la reducción del caudal es necesaria para garantizar en abasto en los próximos meses:
“Lo que hacemos es vigilar, hacer algunos cálculos y pronosticar cómo tendríamos la reducción de los niveles de agua en el sistema Cutzamala si seguimos extrayendo agua al mismo ritmo. Estamos en una situación en la que debemos vigilar la extracción del agua para que en los meses más secos (febrero-mayo) podamos tener una aportación ligeramente mayor de agua proveniente del Sistema Cutzamala”.
En la cancha de las autoridades también recae la responsabilidad de políticas públicas e iniciativas de ley. Desde septiembre el jefe de Gobierno, Martí Batres, presentó una iniciativa para que los sistema de cosecha de lluvia se instalen en nuevas construcciones, además de escuelas y edificios públicos:
“Se ha podido demostrar que con la cosecha de lluvia en promedio se obtienen hasta 42 garrafones de agua por mes por familia. Esto en principio es un ahorro económico muy importante para las familias, pero también es un programa que permite reducir la presión en el uso del agua potable”, explica.
Finalmente, también hay responsabilidad en la cancha de la ciudadanía a través de prácticas como la recolección del agua de la regadera, cerrar a la llave cuando se realiza el lavado de dientes o el uso de agua regenerada para actividades que no requieren agua potable.
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