El nombre de Morat suena cada vez más en radios, medios impresos e internet. Su fama ha crecido tan rápido, que varios cantantes han buscado a la banda para hacer colaboraciones; por ejemplo, Paulina Rubio y Alejandro Fernández –quien conoció al grupo gracias a su hija–. «Nos parece muy bonito que nuestra música les llegue por recomendación», comenta Martín Vargas, uno de sus integrantes.
La banda colombiana, formada por Simón y Martín Vargas, Juan Pablo Isaza y Juan Pablo Villamil, se presenta el 19 y el 26 de octubre en el Auditorio Nacional. Ésta será la cuarta vez que se presenta en Ciudad de México –así de grande ha sido su éxito– y es la primera que tocará en el Coloso de Reforma. Platicamos con ellos.
La vida de Morat
El grupo se formalizó en 2015 pero todos se conocen desde pequeños, cuando iban a la primaria. Han crecido juntos, aunque cada uno tiene –o al menos trata– una vida independiente a la banda.
-¿Cómo compaginan su vida personal con la banda?
Juan Pablo Isaza: Cada uno empezó a estudiar una carrera diferente. Simón se fue a Historia, Villamil empezó a estudiar Ingeniería industrial junto con Música; Martín se fue a Medicina y yo empecé en Administración junto con Música. Nuestra idea en un comienzo —un poco ilusa— era compaginar Morat con nuestros estudios. Ahora que ha pasado el tiempo nos dimos cuenta de que es muy difícil, porque estar en la banda implica estar montados en un avión.
Actualmente tenemos la universidad en pausa. Tenemos la intención de volver a estudiar, eventualmente. Sin embargo, tenemos que aprovechar todas las oportunidades que nos llegan. Todos tenemos nuestros proyectos personales muy definidos. En mi caso y en el de Villa, estudiamos producción; Simón escribe todo el tiempo, tiene aspiraciones de publicar algo; Martín está haciendo una firma de diseño de ropa. Son sueños personales más fáciles de compaginar con Morat. Fue más complicado para nuestros papás la decisión que tomamos de pausar nuestros estudios. Contrario a lo que mucha gente piensa, estudiar para nosotros no es un plan B, es como una meta personal porque son cosas que también nos gustan.
-¿Cómo se ven en un futuro?
JPI: Sería muy triste si dijéramos que no vamos a continuar con Morat. Sin duda, queremos seguir hasta que nuestro cuerpo aguante y que las circunstancias nos lo permitan. Si las cosas siguen como hasta ahora, me parece un buen pronóstico.
El primer disco
Sobre el amor y sus efectos secundarios es el primer álbum de Morat. De acuerdo con Simón, «se grabó y se compuso desde hace cuatro años, entonces hay muchos cambios de estilo e incluso en las voces. Hace evidente una historia y un progreso». Este disco quiere que todos se identifiquen con al menos una canción.
-¿Cómo trabajan la composición de los temas?
Juan Pablo Villamil: La idea es que sea lo más natural posible. Lo cierto es que la composición es de lo que más disfrutamos, es parte fundamental de nuestro trabajo y estamos pensando constantemente en eso. Las canciones suelen nacer por ellas, se tienen por separado y después se terminan de concretar en una canción entre los cuatro. Cada una tiene procesos diferentes y surgen de maneras distintas.
-Están trabajando ya en un segundo disco, ¿qué tendrá de diferente?
Simón Vargas: La principal diferencia, en cuanto a la producción, es que hay muchos sonidos que son programados, que son hechos con sintetizadores. Es algo que los va a sorprender un montón.
¿A qué le atribuyen su éxito?
JPI: Principalmente, por las canciones y el trabajo. Tenemos la suerte de hacer lo que nos gusta y que les guste a otras personas. Somos muy honestos con nuestra música y que les guste a tanta gente es un privilegio. Detrás de eso viene un gran trabajo de promoción. Hemos sabido aprovechar las oportunidades, no paramos ni un segundo cuando hay trabajo.
Sobre su próximo concierto en CDMX
Si quieres ir a su concierto, apúrate a comprar las entradas –quedan pocas–. Los boletos van desde los $150 hasta los $1,300.
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