Los inicios de Édgar Mondragón en la música fueron como los de muchos otros. Tuvo una banda de rock. «Horrible, muy, muy fea», son las palabras que usa para referirse a ella. Y probablemente tenga razón. Pero lo que importa es que un día decidió concentrarse en la relación de la música con la tecnología y hoy se ha convertido en uno de los proyectos mexicanos electrónicos de vanguardia que más han entusiasmado a la crítica especializada.
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Lo atmosférico, los sampleos y un gusto exacerbado por el drone se hicieron presentes en sus primeras composiciones. Cuando se encontraba con alguna cosa en YouTube para samplear, la bajaba en la peor calidad posible. «Eso le daba una textura que me gustaba».
Empezó a hacer música para él, sin ningún plan de publicarla, hasta que luego de un rato experimentando, un amigo le hizo ver la luz y contribuyó a que su música llegara a nuestros oídos: «Esas cuatro canciones que hiciste podrían ser un EP, ¿por qué no las publicas?». Decidió hacerlo, firmando con su apellido.
Así nació Dada Mortem. Unía cuatro tracks detonados por la pérdida de su primo Mario, quien fue asesinado. Desde aquel momento descubrió que el EP era un formato que le gustaba para difundir sus materiales. «Vi que me hacía ser más creativo», asegura.
Antes de Presentimento, su álbum debut, Mondragón publicó siete EP entre 2012 y 2016, aparecidos en los catálogos de Abolipop/Suplex, WOS (We Only Share), Indian Gold Records y VAA (Varios Artistas), en cada uno de los cuáles exploró un concepto distinto. Tener todo un concepto pensado le ayuda a que la música salga más fácil: una idea lo conduce a un sample, a una línea de bajo, a un beat…
Así suele gestarse la música de Mondragón, esa especie de ambient del que de pronto brota una melodía o una estructura rítmica que parecen susurrarnos fragmentos de una historia, una que percibiremos con intensidad y que se diluirá como un sueño cuando el track haya terminado.
En cada EP hemos visto mutar a Mondragón, y a finales del 2015 mutó de nuevo para dejar de ser un proyecto personal y transformarse en una banda hecha y derecha. Hoy le acompañan dos antiguos compañeros de andanzas musicales: Érik López (guitarra) y Jimena Garfias (en los drum pads y la guitarra). A ellos se les sumó Luis López en la batería hace un año.
Para llevarlos al live, recompusieron los temas que Mondragón había escrito hasta entonces; el propósito: que tuvieran una dimensión extra. Así que si en internet sus temas nos han sonado más ambient, en vivo les escucharemos pisando los terrenos del shoe gaze con guitarras medio post-rock.
Su música es tranquila, basada predominantemente en texturas, llena de detalles, a tal grado que para Mondragón es fundamental escucharla con audífonos o con muy buen audio, como sucederá en Mercado Chilango 2017. Lo cierto es que en muchos momentos nos obligará a bailar con los ojos cerrados, entregados a la contemplación y el viaje interior. ¿Están listos?