La mejor fiesta psicodélica la tiene Tame Impala
Por: Colaborador
Era de esperarse que después de tres años desde su última visita a México, un disco y una serie de presentaciones alrededor del mundo, fuera la conjunción perfecta para que Tame Impala diera un concierto que dejó afónicos, divertidos y sumergidos en un éxtasis -literal- a todos los que acudimos al Palacio de los Deportes.
Clubz fue la agrupación encargada de abrir el escenario para la banda australiana, que pasadas de las 9 de la noche apareció entre unos visuales -como era de esperarse- llenos de distorsiones y colores.
Kevin Parker (vocalista de Tame) fue el último en aparecer, y luego de saludar a los miles de asistentes que después de escuchar “Nangs”, comenzaron a contemplar “Let It Happen” con todos sus sentidos las guitarras, bajo y voz que para sorpresa de muchos y a comparación de su show en el José Cuervo, en ningún momento se quebró.
Un baile desmedido, empujones que más que eso eran una ovación a todo lo que sucedía, a la espera que desde 2013 finalmente culminó.
“Mind Mischief”, “Why Won’t You Make up Your Mind?” y “Elephant”, y “The Less I Know The Better” fueron los puntos más altos en los que se escuchaban a todos cantar al unísono.
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Papelitos de colores fundidos entre las luces del escenario, sudor, nubes de mota, cerveza, coca-cola e incluso helados de sabor, fue un poco de la tanta diversidad que hubo allí.
Por otra parte Kevin se mostró intensamente emocionado y mucho más interactivo con el público -a diferencia de sus presentaciones pasadas-. Incluso en varias ocasiones habló en español y, a pesar de estar en drogas aseguró: “México, este es nuestro show más grande, ustedes acaban de romper nuestro récord”.
Una vez que el efecto de los alucinógenos estaba en su punto más alto, los australianos cerraron la primera parte del concierto con “Alter Ego”, una de sus canciones más representativas y añejas.
Las luces se apagaron, nadie podía parar de gritar “Tame Imapala”. Incluso los que estaban en gradas se ponían de pie expectantes a lo que estaría por venir.
¿Y qué fue lo que vino? Pues nada, excepto Kevin Parker en toda su gloria para hacer un solo de casi tres minutos. Cada acorde que tocaba hacía juego con los visuales, cada movimiento, cada distorsión. No hubo momento más cumbre que ese y cuando comenzó a sonar “It Is Not Meant To Be”.
Las “equivocaciones”, los malos carraspeos de las guitarras, todo, absolutamente todo sonaba perfectamente bien intencionado. Las personas cerraban sus ojos y estaba ahí, “Apocalypse Dreams”, una de las rolas más aclamadas en la noche.
Para cerrar el tan exitoso concierto que tuvieron estos australianos -que estaremos viendo el próximo octubre en SALA en el proyecto alterno de Nick Albrook y Jay Watson, POND-, eligieron “Feels Like We Only Go Backwards” y “New Person, Same Old Mistakes”, rolas más tranquilas pero igualmente ovacionadas.
“¡Fue perfecto! El mejor público que hemos tenido. Los amo a todos y gracias”, estas fueron las palabras con las que Kevin -que minutos antes se había cubierto con una bandera mexicana- cerró el concierto que muchos catalogaron como bonito, otros como increíble, otros como el mejor trip de su vida pero sobre todo, como la mejor fiesta psicodélica del año.