Así fue como la banda Gorillaz surgió de una TV de plasma
El cocreador de la banda de personajes de animación, Jamie Hewlett, tiene una monumental historia con Damon Albarn, también líder de Blur.
Por: Jesús Pacheco
Hace un par de meses, cuando se supo que Gorillaz encabezaba la alineación del Vive Latino 2018, todos nos emocionamos y fue curiosa la manera en que confirmamos que no se trataba de una broma ni de uno de los ya célebres carteles falsos, sino que la noticia había sido dada a conocer en las pantallas de televisión del Metro. Curiosa manera, pero congruente, porque en la televisión se halla el origen de la banda, según cuenta Jamie Hewlett, cocreador.
En su biografía, que la editorial alemana Taschen puso a circular a finales de 2017 y que pronto agotó su tiraje para hacer necesaria una segunda edición, el dibujante y artífice de Gorillaz –junto a Damon Albarn– narra que, allá a finales de los 90, vivían juntos en un departamento de Westbourne Grove, en Londres, cuando Albarn llegó una tarde con una televisión de plasma.
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«Era una de esas enormes en las que podías ver 10 canales al mismo tiempo, y justo era lo que hacíamos echados en un sillón de piel enorme», confiesa Hewlett en el libro de gran formato (25 x 31.7 centímetros) y 424 páginas, de esos que requieren su propia mesa para vivir en la sala de nuestra casa.
En aquellos días, Albarn y Hewlett pasaron horas y horas viendo televisión, sobre todo montones de programas en MTV, que los dejaban con un sentimiento intenso de frustración porque lo que veían les daba la idea de estar presenciando cierta decadencia en la cultura pop.
No eran tanto los videos los que les dejaban esa sensación, sino las bandas. «Eran muy artificiales y poco genuinas, se les notaba que estaban fingiendo», cuenta Hewlett. «Como si para ser una mercancía vendible, tuvieras que adoptar un personaje, algo que no está mal, pero daba la impresión de que nadie podía hacerlo bien. Los Monkees fueron una banda prefabricada, pero eran brillantes. Si es prefabricado, ¿por qué la gente no puede hacerlo correctamente».
Con esa pregunta en mente, Albarn y Hewlett se pusieron a trabajar. Albarn creó prácticamente un nuevo género musical, una especie de pop para el nuevo siglo, a partir del encontronazo de múltiples ritmos: desde country y reggae hasta dub y rock psicodélico.
La inspiración de Jamie Hewlett
Jamie Hewlett se encargó de diseñar a los integrantes de la banda, cuatro entrañables personajes que tenían poderosas personalidades: 2D, líder del grupo y tecladista al que parece valerle gorro absolutamente todo, aunque con la mecha suficientemente corta como para entrar en conflicto todo el tiempo con Murdoc, un despectivo bajista que podía adivinarse como una pésima compañía para Noodle, esa niña de 10 años que se encargaba de tocar las guitarras, o hasta para Russel Hobbs, el gigantesco y con gesto medio bobalicón baterista, pero que en realidad tiene un superpoder: canalizar el alma de raperos muertos de un canon hip hopero imaginario.
Aquella banda maravillosa se sentía salida del cómic ochentero con que Jamie Hewlett saltó a la fama: Tank Girl, cocreado con Alan Martin y que protagonizaba una heroína anarquista y contracultural, rapada, grosera y capaz de involucrarse en episodios violentos y sexuales sin el menor remordimiento, según fuera necesario.
Quienes nos «atrevimos» a atestiguar la visita de Gorillaz a la Ciudad de México allá por 2002, presenciamos el concierto de una de las bandas más emocionantes que han sido creadas, una que poco a poco ha ido dejando atrás los dibujos, para continuar la creación de un corpus de obra musical en el que siguen presentes el hip hop y una vasta cultura musical.
La monografía del trabajo de Jamie Hewlett, que incluye más de 400 bocetos, tiras cómicas y piezas para galería, nos hará conocer de cerca el proceso de creación del cuarteto animado y apreciarlo como la hoja atemporal y permanentemente fresca de esa rama frondosa de cultura pop que ha venido cultivando Damon Albarn las últimas tres décadas.