La vida está llena de sorpresas. Cada minuto se genera alguna idea brillante que cambiará el orden actual de las cosas. A veces estas ideas se hacen virales y llegan a todos lados. Como la música.
Cuando surge una banda con un sonido refrescante y fuera del promedio, el mundo voltea a verlos con admiración. Los aman, los admiran, hasta que los agotan.
Pensando en eso no pudimos evitar hacer la comparación entre la viralización del Harlem Shake y la carrera de The Killers. Tienen más en común de lo que creen.
Factor Sorpresa
Hot Fuss fue el debut de The Killers en la escena musical. Tras su lanzamiento oficial, el disco fue recibido con las mejores críticas. La verdad es que nos llegó como una bocanada de aire fresco. La voz de Brandon Flowers hacía perfecto juego con los sintetizadores y la potente batería de la banda.
Significaron una gran sorpresa y se ganaron la atención de todos. Justo como el Harlem Shake, que en sus inicios parecía una idea ocurrente, muy original y, sobre todo, divertida. El factor sorpresa fue indispensable en el inicio de estos dos fenómenos. Crearon algo que jamás se había hecho en el momento y lugar indicados.
Atención mediática
Mr. Brightside y Somebody Told Me fueron tremendos éxitos comerciales. Con ellos, The Killers se ganaron miles de fans alrededor del mundo e iniciaron una carrera de giras mundiales que muchas bandas ‘consagradas’ envidiarían. Fueron portada en revistas importantes, constantemente veíamos sus rostros en MTV (cuando todavía se trataba de la música). Eran los niños consentidos de los medios, en gran parte por el físico de Brandon Flowers.
De la misma forma, el Harlem Shake se ganó la atención del mundo entero. A tal grado que algunas compañías decidieron usar ese formato tan sencillo para hacer publicidad de sus productos. Todos le entraron al juego, hasta Silvia Pinal, pues.
Imitación de la idea
Cuando algo se vuelve relevante a nivel mundial, todos quieren copiarse de esa idea para sacar provecho, o llamar la atención. Así pasó en YouTube y las Redes Sociales en plena fiebre del Harlem Shake. Todos hacían el suyo. Y la verdad es que empezó a perder el chiste. De sacarnos una carcajada, sólo lograba hacernos esbozar una sonrisa discreta.
Con The Killers pasó algo similar. Algunos medios llegaron a considerarlos “La Nueva Súper Banda” ya que eran capaces de llenar escenarios enormes y fueron invitados a ser los actos principales de algunos festivales de música. Esto provocó la búsqueda de ‘identidad sonora’ de toda banda y el señor Flowers decidió aventurarse como solista, lanzando un álbum que pasó sin pena ni gloria. Como cualquier versión del Harlem Shake posterior a las 2 semanas de popularidad del mismo.
Sobreexposición
La radio es un medio de difusión musical muy importante. Ahí, las bandas se hacen realmente grandes y es cuando la fama los agarra de sorpresa. Lo malo es cuando en este medio repiten la misma rola durante 15 veces en un mismo día. Así le pasó a los oriundos de Las Vegas.
Escuchábamos sus canciones en las estaciones de rock alternativo, en las poperas más fresonas y hasta les hicieron versiones electrónicas pa’ disfrutar en los mejores antrukis. Fue tanta la exposición que dejaron de ser emocionantes.
El Harlem Shake fue un recurso de ‘integración’ adoptado, incluso por Universidades, lo que le quitó toda la diversión en cuestión de segundos.
Más de lo mismo
Pasó la fiebre por el Harlem Shake (como a las 2 semanas) y todavía había intentos cada vez más elaborados y ‘súper irreverentes’ de la misma fórmula. Era lo mismo, pero más prendido, pues. Por momentos, hasta fue doloroso ver cómo moría aquel meme.
Battle Born parecía el regreso de los niños prodigio del rock. Brandon Flowers desistió en su carrera solista y se juntó con sus compas para grabar un nuevo disco. Todos pensamos que renovarían su sonido y, pues, resultó más de lo mismo: la misma fórmula, las mismas letras y el mismo Brandon Flowers de siempre, ahora sin bigote.