Hoy, el crecimiento de la ciudad, la inseguridad y los cambios en la ley hacen impensable que un niño de 8 años salga solo a la calle, entre a un Oxxo y compre dos cervezas y una cajetilla de cigarros. Quizá habrá quien lo haga, pero estarían faltando a la ley, lo cual no sucedía tres décadas atrás. Por el Día del Niño, demos un recorrido por siete cosas que hacían los chilanguitos de antes que hoy ningún padre permitiría.
Jugar futbol en la calle
Los chilanguitos de antaño, antes de ir a la escuela de algún equipo (si es que había) o jugar en una liga infantil, practicaban el futbol en la calle, sí, sobre al arroyo vehicular en hora pico.
“¡Coche, coche!” era el grito de advertencia que se decía –sin parar de jugar– para detener unos segundos las acciones mientras pasaba el vehículo. ¿Te imaginas una escena de ésas alguna tarde de viernes en calles de colonias como Portales, Condesa, Del Valle o Lindavista (cuando las calles no tenían “plumas”)? Pues sí, se daban.
Jugar maquinitas
Un importante punto de convivencia en las colonias clasemedieras (hoy, ya son un poquito más, por así decirlo, “populares”) eran las tienditas, en donde ir a tomarse un refresco (los refrescos te los tenías que tomar en la tienda porque no había envases desechables) ya era pretexto de reunión.
Pero la mejor forma de convivencia llegó cuando en las tienditas empezaron a instalar “maquinitas”, que eran unos muebles “hechizos” que tenían una consola y un monitor que funcionaban cuando depositabas en su interior una moneda de 10 pesos (de las heptagonales para que el “sistema” las identificara más fácil).
Llegar solos a la escuela
En las colonias de la Ciudad de México era común ver a niños de 10 años caminando unas cuadras rumbo a la escuela y nadie se espantaba o pensaba que sus padres eran unos seres dignos de ser quemados en leña verde.
Llegar en coche a la escuela tampoco era algo común y era un lujo reservado más bien para los que vivían lejos, aunque tampoco era muy común asistir a una escuela lejana. Y ni pensar que existieran esos megaoperativos viales que hay en las escuelas actuales para el ascenso y descenso de estudiantes.
‘Tunear’ tu bicicleta
Andar en bicicleta no era un acto de estatus o de “preocupación por la conservación del planeta representada por tu enfrentamiento contra los malditos cochistas que contaminan y bloquean las calles”, sino una de las mayores diversiones de muchos chilanguitos que hoy son papás de Millennials hipsters.
Personalizar la bicicleta era una actividad básica porque otros niños o tus hermanos solían tener una igual o simplemente te querías diferenciar con una calcomanía (¿quién les decía ‘stickers’?); pero lo mejor era “tunearla” con un envase de Frutsi atorado en un punto estratégico (variaba según el modelo) para que, al contacto con los rayos, hiciera un sonido que –jurabas– era igualito al de una motocicleta. Y sí.
Carrera de Avalanchas
La Avalancha, esa tabla con ruedas que anunciaba Chabelo y que estaba equipada con un freno de mano el cual, al accionarlo, podías darte una buena machucada o raspada, era un verdadero vehículo de carreras para muchos.
Aunque en realidad siempre fue un juguete peligroso, nadie pensaba en ponerse un casco o unas rodilleras para jugar carreritas en alguna pendiente en la que también podían pasar coches. Hoy, todavía las venden en algunas tiendas, pero definitivamente ningún ‘padre decente’ permitiría que sus hijos las utilizaran tan irresponsablemente como ellos las usaron (o sea, sus chavos nunca se divertirán tanto como ellos).
Jugar en una “combi” en movimiento
Uno de los vehículos más populares hace varias décadas eran las “combis”. Antes de que un regente, por ahí de 1984, pensara que era buena idea usarlas como transporte público, era un vehículo muy usado, inclusive para labores de carga.
La “combi” que servía para carga se llamaba Panel, y su diferencia radicaba en que la parte de atrás estaba libre de asientos. Pues al interior de ellas podían viajar varios niños (¿cuántos te laten?, ¿10?) jugando y riendo libremente en una época en la que el cinturón de seguridad no era obligatorio y nadie sabía de la existencia de las sillitas de seguridad.
Hacer mandados
Cuando los niños tenían edad suficiente (o sea, unos 7 años), los papás les encargaban “los mandados”, que consistían en tareas básicas como ir a comprar un kilo de tortillas o dos cocas familiares a un par de cuadras de distancia. Los más grandecitos (como de 8) ya estaban capacitados para traerle a sus papás los cigarros o las cervezas.
Los cambios de esos mandados solían servir para comprar alguna golosina o, como vimos en un punto anterior, jugar maquinitas hasta que alguien te gritaba “apúrate, ahí viene tu mamá a buscarte” en un tiempo en el que todo aquel que salía a la calle quedaba incomunicado porque no había celulares.
¿Qué otras cosas hiciste tú que jamás harían los niños de ahora?